Hubo un tiempo en el que Estados Unidos quiso comprar la isla más grande del planeta como quien acude al mercado a comprar fruta. Fue en la década de los 40, a las puertas de la Guerra Fría y como un pilar importante en la estrategia militar con la que hacer frente a la Unión Soviética. Dinamarca se negó, aunque sí aprobó la construcción de bases aéreas.
Durante tres décadas, los gobernantes daneses han estado ocultando el oscuro secreto de esas bases. Y esto es algo que ha vuelto a cobrar importancia tras un hallazgo de la NASA y la reciente reelección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos. Y es que el magnate volvió a tener la idea de comprar Groenlandia, aunque por razones geopolíticas bien distintas y que tienen mucho que ver con la tecnología y hacer frente a China en su guerra comercial.
Una "ciudad bajo el hielo" que ha vuelto a verse 60 años después
A finales de los años 40 y en pleno inicio de la Guerra Fría de Estados Unidos con la Unión Soviética, Dinamarca recibió una jugosa oferta: Estados Unidos quería comprar Groenlandia por 100 millones de dólares. Una cifra que podría parecernos ridícula para semejante compra, pero que hoy día equivaldría a más de mil millones de dólares.
Los daneses rechazaron aquel generoso cheque, aunque en virtud de mostrar agradecimiento a Estados Unidos por su papel en la Segunda Guerra Mundial. Así que decidieron hacerles un regalo en forma de permiso. Un permiso con el que Estados Unidos podría construir una base aérea en parte del terreno groenlandés.
Dado aquel contexto de la Guerra Fría, a Estados Unidos se le hicieron los ojos chiribitas al poder construir en un enclave estratégico en cuanto a distancia con el terreno soviético. Y de ahí surgieron dos proyectos: la base aérea "Thule" y una ciudad bajo el hielo llamada "Camp Century". Ambas empezaron a construirse en 1959.
La ciudad bajo el hielo estaba a unos 240 kilómetros y fue construida en apenas un año. Se trataba de una mega construcción de más de veinte túneles con tres kilómetros de largo. En ella se incluyeron diferentes estancias como cocinas, dormitorios, hospitales e incluso áreas recreativas. Hasta idearon un sistema de calefacción para soportar las gélidas temperaturas de -60ºC.
La clave estaba también en la resistencia a ataques nucleares. Sin embargo, la inestabilidad del hielo jugaba en contra de semejante infraestructura y el Camp Century acabaría quedando como un recuerdo. Fue en 1967 cuando Estados Unidos se vio obligada a abandonar el proyecto por no lograr sostenerlo.
Pasaron casi 60 años y aquella ciudad bajo el hielo quedó precisamente enterrada en hielo y nieve, a más de 30 metros de profundidad. Hasta ahora, ya que la NASA encontró recientemente restos de este Camp Century. En concreto una serie de estructuras que jamás habían podido ser vistas con semejante claridad.
Un lugar lleno de oscuros (y fríos) secretos
La base aérea de Thule, que sigue existiendo rebautizada como Base Espacial Pituffik, era en su día un enclave perfecto para una guerra, dado que era capaz de acoger a 200 personas y contaba con innovadores sistemas para conseguir agua potable, así como para soportar las frías temperaturas. Y sobre todo destacaba por resistir a ataques con armas nucleares.
¿Cuál fue entonces el problema? Que Estados Unidos y Dinamarca mintieron. En primer lugar, Estados Unidos firmó documentos a los daneses en los que garantizaban no llevar armas nucleares a Groenlandia. Sin embargo, en 1997 se revelaron unos documentos desclasificados de los estadounidenses en los que se demostraba que en la década de los 60 habían estado volando con armas nucleares por el territorio.
Se reveló también tiempo después lo que se bautizó como Proyecto Iceworm y que mostraba como el objetivo de Estados Unidos era crear un almacén gigante para armas nucleares muy diferente a lo que fue la base aérea de Thule. Ahí se describía un proyecto de construcción bajo el hielo con la idea de crear diferentes silos en los que ocultar centenares de misiles nucleares, incluyendo 60 centros de control de lanzamiento.
Lo más polémico de este asunto no era que Estados Unidos engañase a Dinamarca, sino que los propios gobernantes daneses lo sabían y estuvieron 30 años ocultándoselo a la población. Fue calificado como una vergüenza nacional y hasta se le dio un nombre al escándalo, el 'Thule-Gate'.
Hacer frente a China, el argumento de compra para el siglo XXI
Más allá del espacio que aún habita Estados Unidos en lo que un día fue la base aérea de Thule, el país sigue teniendo cierto interés en comprar la isla de Groenlandia al completo. Esas eran al menos las intenciones del nuevamente elegido presidente Donald Trump, quien ya en su anterior legislatura se interesó por ella.
Más allá del elemento estratégico de cara a una posible guerra, los intereses de Trump en aquella tierra helada radican en un elemento indispensable de nuestros tiempos con el que hacer frente a otro tipo de guerras y enemigos: la comercial con China.
Groenlandia es uno de los territorios con mayor número de minerales raros, así como níquel, cobalto, titanio u oro. Todos ellos son indispensables como materia prima para la tecnología, dado que se utilizan para la construcción del hardware de prácticamente cualquier dispositivo. Desde las baterías hasta las placas de circuitos.
Explotar esas minas no es sencillo por las mismas razones por las que en su día se acabó con la idea del Camp Century: el hielo. Sin embargo, esto no quita la posibilidad de que Estados Unidos pudiese convertirse en una potencia en la exportación de minerales raros y necesarios para la tecnología, asestando así un golpe a China y otros países productores, dando así unas mayores facilidades a Apple y otras compañías estadounidenses de cara a la innovación.
Eso sí, aquella idea de Trump surgió en 2019 y ya por entonces Dinamarca rechazó la idea tildándola de disparate. Lo que sí logró fue el conocido como Proyecto Tabrezz y que le brinda una licencia a Estados Unidos para iniciar la creación y explotación de minas en la isla. No obstante, aún no se ha iniciado nada debido, entre otros factores, a la oposición de los habitantes de Groenlandia.
Vía | Xataka
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