La historia es así: una de las figuras más importantes de la Apple de los 80 vende un montón de equipos antiguos. Los equipos acaban en un almacén y van cambiando de manos. Como es habitual, decide venderlos para hacer limpieza y algo de caja. Se meten en un contenedor y que sea lo que Dios quiera. Pero justo antes de pasar por China para su posterior destrucción y reciclaje, el último propietario se plantea la jugada: "oye, esto podría tener algo de valor extra".
Y tanto. Uno de los equipos, la joya de la corona, un Apple Lisa impoluto y perfectamente operativo, ha supuesto uno de esos pelotazos únicos en la vida: la subasta ha sido cerrada por 65.000 dólares. 65.000 dólares que iban a terminar convertidos en un bloque de basura electrónica para su posterior almacenaje.
Encontró la aguja en el pajar
"Nuestro consignador reconoció que estos eran demasiado valiosos e históricos para ser destruidos, por lo que los compró en el depósito de chatarra". Estas son declaraciones de Bobby Livingston, vicepresidente ejecutivo de RR Auction, la auditoría responsable de la subasta. De chatarra nada. Y es que, al parecer, este conjunto de equipos perteneció anteriormente a Delbert Yocam.
Del fue uno de los pioneros de la compañía. Trabajó como ejecutivo para Apple durante la década de los 80 y fue, de hecho, el responsable que dirigió al equipo de Apple II. Más tarde se convertiría en el primer director de operaciones (COO) de la marca, focalizado en los mercados orientales y latinoamericanos. En 1989, tras diez años al cargo, dejó la empresa para buscar fortuna en otra histórica, Tektronix.
Pero como fue el caso de aquel iPhone original vendido por 63.000 dólares, el que guarda, halla. Ya lo confirma el dicho. Según se ha informado, entre los artículos encontrados también hay otros equipos de la época que se subastarán en otro lote. Pero desafortunadamente no se ha podido salvar todo. Varias unidades de disco, monitores y teclados ya han sido destruidos. Eso sí, nada como este Lisa embalado y como nuevo:
Este Lisa se encuentra en excelentes condiciones estéticas, sin arañazos o manchas notables en la caja, conserva su color gris cremoso original. A diferencia de la mayoría de los ejemplos, no se ha amarilleado. Dada la naturaleza histórica de la computadora, RR Auction no la ha restaurado a un estado plenamente operativo; un informe detallado de la condición redactado por Tim Colegrove, de The BYTE Shop (Boston, MA), describe los rudimentos de mantenimiento necesarios para devolverlo a su plena operatividad. La CPU, la placa analógica, el CRT, el teclado, el mouse y una placa RAM funcionaron correctamente durante las pruebas. Cualquier Apple Lisa 1 con sus unidades originales 'Twiggy' es extremadamente deseable; tener un ejemplo tan atractivo, conectado al poder simbólico en la historia de Apple Computer, es algo realmente extraordinario.
El primer Apple Lisa fue un fracaso comercial —10.000 unidades antes de su descontinuación—. Demasiado caro, demasiado ostentoso. Pero aquella era la idea germinal de lo que vendría después, los PowerMac e iMacs que integraban pantalla, teclado y ratón, lectora de discos y torre de procesamiento, dentro de un mismo dispositivo. El Lisa 2, de hecho, no fue otra cosa que el primer Macintosh. Y el Macintosh XL, antes de llamarse así, fue denominado Lisa 2/10.
Lisa representaba todas las ideas de la "marca Apple": armonía en las formas, funcionalidad y operatividad, simplificación y potencia. Durante años, Steve Jobs sostuvo que Apple Lisa era el acrónimo "Local Integrated Systems Architecture". Pasarían años hasta que el biógrafo oficial de Jobs, Walter Isaacson, confirmara lo evidente: aquel fragmento histórico de la informática hacía clara alusión a su primogénita, a la hija con la cual mantuvo una relación cuanto menos complicada. La hija que le inspiró, con permiso del iPhone, su mayor aportación a la humanidad.
Imagen de portada | Evan Demicoli
Una versión más antigua de este artículo fue originalmente publicada el 16/03/2023.
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