La retirada de la app de mapas en Hong Kong de la App Store, así como la del medio Quartz y el periódico The New York Times un par de años antes, unido a la "desaparición" de la bandera taiwanesa del teclado de emoji de iOS son los últimos sucesos de una historia compleja. Todo ello supone un nuevo capítulo que revela la complicada relación de Apple con China.
Se trata de un tema polémico del que muchos ven un doble rasero en la defensa de las libertades que la compañía ha abanderado en los últimos años en otros países. China es, por supuesto, una región de gran importancia para el negocio de la manzana mordida. Lo cual complica todo este asunto.
China y Apple, dos grandes socios unidos por el iPhone (y demás productos)
Primero de todo, debemos encuadrar el debate para conocer el contexto. Como es evidente, Apple hace negocio en China al igual que en otros muchos países del mundo. Sin embargo, su relevancia es muy importante. En la tabla inferior podemos ver diferentes variables de su negocio en el país en los últimos 7 trimestres reportados:
- Los ingresos totales lo sitúan en un tercer puesto, por detrás de EEUU y Europa.
- El crecimiento año a año ha sido de dos dígitos hasta el último trimestre de 2018, cuando la compañía anunció una caída importante de ingresos.
- En conjunto, China supone un 17-20% de los ingresos totales de la empresa.
Como vemos, China es un país muy importante en las cuentas de Apple. Aunque en los últimos trimestres esa influencia y fuerte crecimiento del pasado se ha detenido y ha retrocedido, lo cierto es que sigue siendo un pilar de su negocio indiscutible.
Pero la relación de Apple con China va más allá. Además de ser un mercado muy grande, es el país donde se ubican gran número de sus proveedores. Entre ellos, se encuentran ensambladores como Foxconn, responsables de construir productos tan importantes como el iPhone. Al mismo tiempo, cientos de miles de empleados chinos dependen de que esas fábricas sigan estando ubicadas en el país. Es decir, que el impacto económico de Apple en China es muy grande, no solo directo sino también a través de terceras empresas que trabajan en su cadena de suministros.
Aquí también entra en juego la guerra comercial entre EEUU y China, que lejos de acabarse continúa recrudeciéndose. Eso sí, para Apple la solución pasa por llevarse la producción destinada al mercado estadounidense a otros países asiáticos. Algo que ya está llevando a cabo. De modo que tenemos una relación de negocios muy importante para ambos actores, donde tanto Apple como China se benefician.
Apple y la defensa de los derechos humanos
Vista de manera rápida la interrelación entre ambos protagonistas, toca repasar la defensa que hace Apple de los derechos humanos y las libertades básicas. Tim Cook ha puesto esta temática en el centro de su legado como CEO de Apple, algo que queda reflejado en la biografía publicada por Leander Kahney sobre el ejecutivo. En el libro puede verse cómo Cook se enfrenta de manera directa a los diferentes retos relacionados con los derechos y libertades en los últimos años:
- Poniendo el cuidado del planeta por delante a la hora de abastecerse de energía limpia. En la última keynote, la compañía afirmó que el nuevo iPad 7 y el Apple Watch Series 5 cuentan con aluminio 100% reciclado.
- Perfeccionando la utilización del outsourcing en China al mismo tiempo que estableció auditorías y mejoras en las condiciones laborales de los trabajadores, llevándolo a las cotas más altas de la industria.
- Enfrentándose (y ganando) al FBI cuando la agencia buscaba forzar a la compañía a escribir un software que hiciera vulnerable al iPhone, con tal de obtener acceso a datos en un caso de terrorismo. Más recientemente, Apple ha activado una nueva manera para las apps con la que iniciar sesión en sus dispositivos de manera privada y segura con "Continúa con Apple".
- Abogando por la defensa de los derechos civiles de minorías, empujando la diversidad en el empleo y defendiendo los programas de inmigración en el país.
Estos cuatro puntos son esenciales en ese, digamos "activismo", de Apple con respecto a la sociedad. Y este es uno de los principales argumentos de por qué Apple se doblega ante situaciones como las de Hong Kong mientras que lucha en otras partes del mundo con uñas y dientes. Pero hay un detalle muy importante en ellos y es que Cook (y Apple) se han enfocado especialmente en los dos últimos puntos en relación con su país de origen, EEUU.
A nadie se le escapa que China es un país autoritario donde sus ciudadanos carecen de derechos esenciales. La libertad de asociación, religiosa, de expresión y política, entre otras, están restringidas según Human Rights Watch. ¿Por qué Apple sigue haciendo negocios en un país que controla y restringe a sus ciudadanos de esta manera? ¿Acaso no deberían plantarse ante las exigencias del estado chino con respecto a Hong Kong?
Ante esta situación, cabe plantearse dos escenarios.
Escenario A: abandonar el país y a sus clientes
Siguiendo a rajatabla su defensa de los derechos y libertades civiles, Apple debería negarse a aplicar cualquier petición por parte de gobiernos autoritarios (y no autoritarios) que impactase a los ciudadanos en este sentido. En un inevitable enfrentamiento con las autoridades, la única salida posible es el cese de operaciones en el país.
Dejar China no supondría solo la pérdida de miles de millones de dólares. Cientos de miles de puestos de trabajo se perderían. Cerrarían o se trasladarían decenas de proveedores. Miles de desarrolladores se verían perjudicados. Millones de usuarios quedarían abandonados a su suerte con unos dispositivos sin soporte de hardware, software ni servicios.
Sin duda, en este escenario todos los involucrados salen perdiendo: gobierno chino, proveedores, desarrolladores de apps, usuarios y, por supuesto, Apple. Y lo que es más importante, la capacidad de poder influir positivamente en el país.
Escenario B: mantenerse e intentar influir de forma positiva
Iniciar negocios en un país trae implícito el acatamiento de su marco legal. Si quieres jugar, debes respetar las normas de ahora y las que vengan en el futuro. Aunque en algunos países se pueda tener cierto margen para desafiar a las autoridades e incluso ganar apoyo social, al final las empresas como Apple deben respetar las leyes. Ya sea en EEUU o en China.
Eso sí, cumplir con la ley no significa que se esté de acuerdo con ella. Apple puede continuar ejerciendo una influencia positiva en China a pesar de no poder defender todos sus ideales al mismo nivel que EEUU. Estar presente en el país le garantiza poder influir en ciertos aspectos, por pequeños que sean.
Entre ellos está la mejora de las condiciones laborales de los trabajadores chinos hace años, que requirieron una extensa labor por parte de Apple en el gobierno chino. Más recientemente, la presencia del cifrado en las comunicaciones de todos los dispositivos de Apple. O el proyecto mediante el cual la compañía está creando tres parques eólicos de gran capacidad para abastecer a sus proveedores con energía limpia, anunciado hace unas semanas. Estas no son áreas menores.
Mantener presencia en el país garantiza que Apple pueda interactuar con las autoridades para informarles de las consecuencias a la hora de legislar en temas de, por ejemplo, cifrado o seguridad de dispositivos. Apple no tendría derecho a defender los intereses de sus usuarios en este u otros temas si ni siquiera está presente en China.
China y el caso del iPhone del terrorista de San Bernardino
La pregunta que muchos se hacen es si Apple está haciendo lo correcto. ¿Está la compañía actuando con un doble rasero para proteger su negocio? ¿Por qué no se defiende con el mismo ímpetu como ocurrió con el terrorista de San Bernardino? ¿Acaso esto no es una muestra de que su defensa de los derechos es solo de cara a la galería?
Aquí debemos tener en cuenta que China y EEUU no son iguales. No solo en términos de derechos humanos, sino también en la separación de poderes, administración de justicia e instituciones públicas. Tomando como ejemplo el caso del iPhone del terrorista de San Bernardino hace unos años, la polémica actual con China no tiene nada que ver.
Apple pudo luchar en los juzgados la petición del FBI. Tim Cook aumentó la presión sobre sus argumentos con entrevistas, instando a políticos a intervenir para legislar adecuadamente y recabando apoyos de la sociedad civil. Si el desenlace hubiera sido distinto y se hubieran agotado todos los recursos posibles, la compañía no hubiera tenido más remedio que cumplir con la ley. En China no existe esa flexibilidad para desafiar a los poderes públicos.
Hacer negocios en China es un desafío al que no solo se enfrenta Apple sino también otras empresas que operan ahí como Nike o Starbucks. Un ejemplo también muy reciente es el de la NBA, que se ha visto envuelta en una polémica sobre un tweet de un ejecutivo donde apoyaba la libertad en Hong Kong. Lo cual ha sentado muy mal en el país y ha complicado sus negocios ahí.
Al final, todas las empresas que quieran operar en China o en cualquier otro país deben amoldarse a las leyes locales. Es cierto que el negocio es una parte importante, pero también implica poder ejercer una influencia positiva en estas sociedades en diferentes materias. No todo es blanco o negro.
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