En las últimas semanas, las acciones de Apple han estado soportando un bombardeo constante. Atrás ha quedado el récord de capitalización bursátil alcanzado en febrero o los históricos 700.000 millones de valoración de noviembre. Durante la pasada conferencia de accionistas, Apple presentó de nuevo unos resultados históricos batiendo sus propias previsiones y a pesar de ello, su acción cayó 60.000 millones de dólares de golpe y en unas horas.
En apariencia, esto no es lo que se espera cuando la mayor compañía del mundo consigue aumentar sus beneficios un 38% o vender un 35% más de dispositivos como el iPhone en un mercado que amenaza con saturarse. Especialmente cuando se trata de una empresa que amasa el 92% de los beneficios del mercado vendiendo tan sólo un 20% de los mismos.
Apple y AAPL, dos hermanas gemelas
A simple vista, puede parecer que los chicos de Wall Street han perdido la cabeza. Sufren de una esquizofrenia que les lleva a penalizar a quien gana muchísimo y a premiar a los que se encuentran frente a grandes desafíos, como Google y su reciente re-branding alrededor de Alphabet o la propia Samsung y su desaceleración.
En vez de entrar a explicar la caída de las acciones y correr el riesgo de perdernos por la jungla de las especulaciones y las teorías, creo que en este debate es más útil hacer una distinción. Alrededor de Apple o de cualquier compañía que cotiza en bolsa, hay dos entidades diferentes: Apple la compañía y AAPL la acción.
Aunque en apariencia son lo mismo, en realidad son seres diferentes con vida propia. En ocasiones parece que van de la mano, como cuando a finales del año pasado y comienzos de este Apple rompía todos los récords de ventas con el iPhone 6. Durante esos meses, AAPL iba de la mano y Wall Street parecía en paz consigo mismo. Champán para todos.
Pero como ya sabemos, AAPL alcanzó su techo en los 133 dólares (931 dólares antes de su split) y comenzó su lento (o acelerado) declive hasta los actuales 105 dólares. Mientras tanto, Apple seguía indiferente a su hermana gemela y batía aún más récords de ventas con el iPhone, su principal motor generador de ingresos.
Es importante tener en cuenta que ambas entidades son independientes una de la otra. A Apple no le importa lo que le ocurra a AAPL, al menos hasta que descienda a un determinado nivel que ponga a tiro una adquisición por parte de un competidor. Tim Cook tiene mucho margen de maniobra antes de que esto suceda y para ello ha creado el programa de recompra de acciones así como de reparto de dividendos.
El juego de Wall Street
Wall Street es una institución que para muchos es opaca. Casos como el de Apple y AAPL aumenta aún más esa sensación de perplejidad ante algo que no tiene sentido en apariencia. No lo tiene para los que observamos desde fuera su juego. Pero en realidad tiene todo el sentido del mundo.
A Wall Street le encantan las buenas historias. Es lo único que les importa. Podemos llamarlo expectativas o utilizar otra palabra, pero creo que "historia" se ajusta mejor. Las compañías cotizadas organizan "fiestas" en honor de Wall Street cada trimestre para actualizar la suya.
Es fácil olvidarse de cuando AAPL perdió un 45% de su valor en apenas unos meses entre 2012 y 2013. Fue una época en la que la narrativa de la cuota de mercado, potenciado por un crecimiento descomunal y bien merecido de Samsung, marcaba la agenda. Cuando el dominio de Samsung se desinfló al mismo ritmo que sus beneficios, otra narrativa se hizo camino gracias al iPhone 6. Esta vez fue positiva para AAPL.
Pero ahora estamos de nuevo ante la separación de Apple y AAPL. ¿Qué ha cambiado a ojos de Wall Street? La respuesta está en un cambio en la historia que cuenta la compañía:
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El iPhone sigue comandando el grueso de ingresos y beneficios de Apple, con un crecimiento que sigue acelerándose.
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Pero en Wall Street, por las razones que sean (saturación del mercado, dudas alrededor del iPhone 6S, etc.), temen que ese crecimiento espectacular haya finalizado y esté a punto de bajar su velocidad.
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El iPad es una decepción para ellos, pues pensaban (pensábamos) que sería más grande que el iPhone a juzgar por su increíble crecimiento inicial. Algo que ahora sabemos es absurdo. No hay otro producto de la talla del iPhone ni lo habrá en el medio plazo.
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El Mac sigue batiendo récords gracias a su desafío a las convenciones pero lo hace en un mercado en coma clínico.
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A nadie le importa ya los iPod, por mucho que se renueven.
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Y por último está el Apple Watch, del que no sabemos cómo está funcionando por deseo expreso de Apple. A Wall Street no le gustan las lagunas en sus cifras.
Lo cierto es que Wall Street a veces se comporta como un animal asustado. Algo que en el caso de AAPL se exagera mucho. Para lo bueno y para lo malo. Es una acción muy temperamental. La narrativa entorno a AAPL de estos momentos es "no estoy seguro, voy a recoger beneficios ahora por si acaso". Y probablemente la narrativa se mantenga en los próximos meses.
En Applesfera | ¿Por qué es importante que Apple haya roto el récord de capitalización bursátil?
Imágenes | Images Money y Sam valadi.
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