Si ya hemos dicho en muchas ocasiones que no podemos juzgar un iPhone por sus especificaciones, también es verdad que la mejor manera de formarse una opinión completa de una generación de teléfonos es utilizándolos en el día a día. Ahora, tras algo más de un mes disfrutando del iPhone 14 Pro puedo decir, sin ningún género de dudas, que es mucho más de lo que me esperaba inicialmente.
Una generación que, sobre el papel, podría parecer una continuación de los iPhone 13 Pro, pero que tiene una serie de cambios que marcan una diferencia muy sustancial. Cambios que van mucho más allá de una mayor velocidad o de unas cámaras mejores. Cambios que afectan directamente a la forma de utilizar el iPhone y que hacen de esta generación una muy interesante desde casi todos los puntos de vista.
Más de lo mismo, pero bastante mejor
Por una parte podemos hablar de las mejoras que ya damos por hechas, aunque sin restarles el mérito que se merecen. Año a año Apple mantiene o aumenta la autonomía, por ejemplo, sin importar lo mucho más potentes que sea ese teléfono. También aumenta la potencia, es cierto que el cambio en el A16 Bionic respecto al A15 Bionic es moderado, pero también es verdad que en aplicaciones con una carga gráfica importante la diferencia se nota.
En eficiencia es también donde notamos un cambio sustancial, pues gracias al chip A16 la batería de esta generación dura unas dos horas más respecto a la anterior. Una autonomía, conviene recordar, que incluye el funcionamiento de la pantalla siempre encendida y un uso cada vez más frecuente de las redes 5G.
Hasta aquí, con multitud de otros pequeños detalles como puede ser el Bluetooth 5.3, estamos ante lo que podríamos llamar una evolución lineal de la tecnología. Es a partir de aquí cuando las cosas se ponen interesantes. Y lo hacen tanto en la parte frontal como con unas impresionantes cámaras traseras.
Pantalla siempre encendida: adiós a la fricción de las interacciones fugaces
Empecemos por lo más evidente. La pantalla de los iPhone 14 Pro siempre está encendida. Es cierto que se apaga en momentos puntuales, como cuando llevamos el iPhone en el bolsillo o bolso, pero para nosotros, esta está siempre lista y dispuesta a mostrarnos la información.
La utilidad de esta función depende mucho del uso que demos cada uno de nosotros al teléfono, pero yo, como alguien que lo tiene siempre a la vista en la mesa de trabajo, valoro mucho. Un solo vistazo me permite ver si tengo notificaciones, la hora o información en forma de widgets.
Es verdad que como feliz propietario de un Apple Watch Ultra y su pantalla siempre encendida, mi costumbre es consultar en el reloj información como el tiempo, los anillos de actividad u otros detalles, pero no tener más que mover la vista para consultarla en el iPhone es realmente cómodo. Si nos ponemos en la piel de alguien que no dispone de un Apple Watch la diferencia es directamente abismal.
No he notado ningún impacto en la batería por tener la pantalla del iPhone siempre encendida. He hecho las pruebas, sin la pantalla siempre encendida la batería llega al final del día con entre un 1 y un 2% más de batería. Una diferencia totalmente irrisoria que se traduce en apenas unos minutos de uso del iPhone en según qué circunstancias y que a cambio nos permite una interacción mucho más directa con nuestro teléfono.
Dynamic Island: la columna vertebral de nuestra forma de utilizar la tecnología hoy en día
La otra gran diferencia de esta generación —permitidme que me refiera a ella como la mayor diferencia— es la Dynamic Island. Cuando vi esta tecnología en la presentación de los iPhone 14 Pro me sonreí con el orgullo de ver a Apple yendo años luz más allá de lo que indicaban los rumores. Con una solución que nadie veía a venir ni podía imaginar.
Todos dábamos por hecho que un notch es algo que hay que esconder, un espacio perdido, pero que no podemos quitar. En un arrebato de genialidad Apple ha convertido este espacio no solo en una seña de identidad, sino en un cambio que marca un antes y un después en el uso de nuestro teléfono.
Igual que los iPone han evolucionado también lo hace el uso que hacemos nosotros de ellos. Al principio quizá los usábamos para navegar por internet o para leer un libro, pero ahora los usamos para pagar en el supermercado mientras estamos escuchando un podcast y hablando por iMessage al mismo tiempo. Nuestro uso simultaneo de diferentes servicios y funciones es enorme y justo aquí encaja la Dynamic Island.
Sin entrar en la estética, que ya dejo a gusto de cada uno de nosotros, la posibilidad de ver las tareas en segundo plano de nuestro iPhone mientras hacemos otras cosas es un cambio fundamental. Podemos controlar la reproducción con un solo toque, podemos ver las indicaciones de la ruta de Mapas, podemos ver el proceso de la transferencia por AirDrop, cuanto queda para el temporizador que tenemos en marcha o si vamos bien de tiempo para coger el Uber que hemos pedido.
La Dynamic Island nos permite tener un hilo conductor de qué estamos haciendo independientemente de dónde lo estemos haciendo. Una referencia que responde a la tarea, no a la ubicación y que realmente facilita que pensemos de una forma bastante distinta a la hora de utilizar nuestro iPhone. Un gran punto a favor para los iPhone 14 Pro y que a muchos nos gustaría ver llegar a otros dispositivos de Apple.
Nuevas cámaras y modo acción: verlo para creerlo (y aún cuesta)
En lo que a cámaras se refiere, cierto es que el nuevo sensor de 48 MP es muy atractivo, pero la verdad es que la gran mayor parte del tiempo lo usaremos en modo de 12 MP. Sí es verdad que, en un momento dado, saber que podemos recortar y reencuadrar una toma sin apenas comprometer la calidad es de gran valor. Sin embargo, lo que es de más valor para mí en esta generación es el modo acción.
Evitemos confusiones. El modo acción no es solo para grabar cómo corremos por la montaña o para las tomas de una película de acción, es para todo. Personalmente he dejado de grabar vídeo si no es con el modo acción activado. Ya hablemos de una simple toma mientras andamos por la calle o de un vídeo para ver la panorámica de dónde nos encontramos, el modo acción cambia totalmente el resultado.
Lo que antes solo era posible con un estabilizador, y no de un tamaño pequeño particularmente, ahora lo podemos conseguir pulsando un simple botón. No importa si estamos grabando como un familiar o amigo apaga las velas de su pastel de cumpleaños o cómo aterriza un avión en la pista desde la terminal, la estabilización está ahí y se aprecia, y mucho, cuando vemos el vídeo tras grabarlo.
Como hemos empezado diciendo, no es mediante las especificaciones que podemos saber cómo es un iPhone. Sobre el papel podría parecer algo más que un iPhone 13 Pro, en la mano tiene varios puntos que cambian por completo la experiencia. Un iPhone realmente interesante casi independientemente de lo que vayamos a hacer con él. Un iPhone donde Apple se ha lucido en muchos aspectos y nos muestra como lo mucho que puede dar de sí cuando el hardware y el software hacen, juntos, lo que mejor saben hacer.
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