Todos conocéis la historia del iPhone: una historia de un producto esperado años antes de su propio lanzamiento, quizás incluso antes de su propia concepción como prototipo. Durante meses, fue un icono: una representación convertida en un rumor que no llegaba nunca pero que jamás se alejaba del todo.
Y fue así como empezamos a conocerlo: la esperanza de una promesa sobre un nuevo Newton, destinado a convertirse en lo que su predecesor nunca consiguió. Y no lo hizo porque no era el momento, ni el lugar... quizás ni siquiera fuera el producto, pero desde luego era LA idea.
El tiempo pasó. La compañía casi muere después de una década de fracasos, y Steve Jobs decidió matar al Newton, aunque guardó su concepto en uno de los cajones de su despacho. Y un día abrió ese cajón, y empezó la creación de un producto que ramificaría Apple y le quitará el apellido de "Computer" para siempre.
Muchas veces identificamos a las leyendas cuando ya han pasado, cuando han hecho historia: pero de vez en cuando, y como el propio Jobs dice, llega al mercado un producto para revolucionarlo. No es perfecto, pero se separa de los demás y abre una nueva dirección, la que seguirán todos en un futuro.
El iPhone es uno de esos productos. Las posibilidades que ha abierto han cambiado la concepción de lo que conocemos como teléfono móvil, al menos para aquellos que no necesitan simplemente un teléfono móvil.
Vivir con un iPhone es cambiar de hábitos: como suele ocurrir con las revoluciones. No todas las revoluciones son buenas, porque su mismo concepto implica un cambio progresivo, una evolución que parte de un origen básico que se amplía en el tiempo.
Y sí, tiene muchas cosas que mejorar aún. Todos sabemos que las primeras versiones de los productos son complicadas, pero hay ciertos errores que no tienen ni explicación ni excusa...
El Bluetooth es probablemente la parte más absurda del iPhone. Totalmente capada y sin prácticamente ninguna de las funcionalidades que hacen interesante dicha tecnología. No se pueden compartir archivos ni siquiera entre iPhones, ni utilizar auriculares estereo Bluetooth (tan sólo los manos libres), ni enlazarse con nuestro Mac para poder conectarnos a Internet mediante el GPRS/EDGE del teléfono.
Sin dichos servicios, esta característica no tiene sentido y su presencia en el dispositivo pasa a ser meramente anecdótica. Esperemos que cuando en Febrero se libere el kit de desarrollo sea posible aumentar la funcionalidad Bluetooth.
Otro caso son los mensajes multimedia (MMS). La gente que lo usa frecuentemente desde luego que lo echará de menos, pero lo realmente preocupante es que lo echen de menos la gente que no los usaba. Una tecnología que no hubiera costado adaptar en un dispositivo tan sofisticado puede dar la falsa sensación de que "faltan cosas" en él.
Al igual que en el caso de los MMS, el vídeo era una funcionalidad que se daba por implementada en un dispositivo tan avanzado. Sea por los motivos que sean, se ha obviado su presencia en el iPhone... y no es por falta de potencia. ¿Quizás no le vieron utilidad? Eso es una cosa que los usuarios deben juzgar, en una característica que es la base de la mayoría del parqué de móviles del mercado. ¿Quizás no terminaron de desarrollar la funcionalidad? El tiempo lo dirá.
Hay aspectos, sin embargo que se pueden entender, como por ejemplo que el aparato no disponga de una opción para pasar todos nuestros contactos de la SIM a la memoria del teléfono. Es lógico, ya que "en principio" se vende con un contrato y una tarjeta completamente nueva, que posteriormente tras la activación se sincronizará con nuestro Mac para transferir nuestros contactos... pero se echa en falta una opción así.
Y pequeños detalles: imposibilidad de enviar un SMS a varios destinatarios, no se puede hacer búsqueda entre los contactos introduciendo su nombre por teclado (aunque desde el Installer.app hay una aplicación que hace exactamente eso)... todas estas cosas se solucionarán, posiblemente, en próximas actualizaciones de software de Apple o incluso en aquellas desarrolladas en el prometido kit de desarrollo (que como he dicho, ya está pasando).... Y con el kit de desarrollo, las posibilidades son increibles y le dan un cambio de 180º a un dispositivo que será abierto a cualquier programador: como tenía que haber sido desde el principio.
Vivir con un iPhone es no querer volver atrás. Pueden faltar más o menos cosas, pero es realmente una evolución en el campo de la tecnología móvil: dá la sensación de llevar un Mac en el bolsillo.
La interfaz es sencillamente mágica, y el multitouch todavía tiene infinitas posibilidades por descubrir que todavía tienen que llegar. La navegación es perfecta, ágil, intuitiva: es un dispositivo del que no puedes apartar la vista y por el que muchos llevamos tiempo esperando comprarnos algo similar a una PDA.
Y esto no ha hecho más que empezar. Lo que Apple está vendiendo hoy no es el iPhone, es un aviso: la revolución ha comenzado, y sólo es cuestión de tiempo de que sea perfecto. Tiempo que otros marcas no han sabido aprovechar creando más de lo mismo, y estancando un mercado que hacía años que no se movía.
Por supuesto, todo ésto es mi opinión personal, después de usarlo a diario durante varias semanas. Quizás no tenga (aún) todas las funcionalidades que tienen otros móviles. Quizás eso no nos importe a algunos, y primemos la calidad general del dispositivo y la usabilidad por encima de lo grande que sea la cámara que integra, o de disponer de la posibilidad de grabar vídeos a resoluciones raquíticas...
Vivir con un iPhone es, en definitiva, vivir 5 años en el futuro de la telefonía móvil. Y me encanta hacerlo hoy.
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