Ahora que muchos disfrutan de sus vacaciones, afortunado tú si eres uno de ellos, tenemos otro "timing"de vida. El sol, la arena, el calor, el mar... Muchos son los riesgos que pueden afectar a nuestro iPhone. Pueden amenazar su integridad o pueden molestarnos en el día a día.
El iPhone, como cualquier otro dispositivo electrónico necesita que tengas cuidado con él. Hoy vamos a ver algunos pequeños trucos por si tienes percances típicos de esta época estival. El primero y más importante de todos en estos días es el calor extremo.
A mi personalmente, el iPhone ha llegado a darme una alerta de calor en su pantalla una noche de agosto en Madrid, con más de 30 grados de temperatura. El terminal es complicado de sujetar debido al calor que desprende y su pantalla nos avisa de que hace demasiada temperatura para funcionar.
Lo mejor ante estos casos, si es de día, es intentar mantenerlo alejado de la luz directa y tenerlo en un sitio lo más fresco posible (no, la nevera no es una buena idea). También es conveniente desactivarle notificaciones push y también cerrar aplicaciones, todo lo necesario para que el iPhone use lo menos posible el procesador y la batería.
Como último recurso está el apagar el teléfono cuando sabemos que no lo vamos a necesitar. Si estás en una zona especialmente calurosa en verano, es una buena opción el apagar nuestro iPhone todas las noches para evitar que el terminal se caliente cuando no es necesario.
Sol, calor, agua, condensación... Malos consejeros
Otro "peligro" para nuestro iPhone son los "fenómenos" motivados por la meteorología de esta época. El sol y el calor nos pueden provocar condensaciones dentro de nuestro iPhone. Podemos notar por ejemplo, que las fotos nos salen borrosas. Puede darse el caso que el cristal que protege el sensor de la cámara se haya formado una pequeña condensación.
Siempre intentaremos quitar dicha condensación con una pequeña gamuza (la propia de las gafas de sol puede ser una buena idea). Hacerlo con la mano puede empeorar las cosas, ya que podemos añadirle también el sudor de nuestra propia mano. Como caso extremo se puede formar una capa de sudor y condensación en el cristal, para lo cual tendremos que tener especial cuidado para quitarla y no rallar el mismo.
Si vamos a ir a la playa, nuestro iPhone puede acabar con arena en todas sus esquinas y en el hueco de los botones. Ante esto la mejor opción es prevenir. Antes de ir a la playa, podemos envolver nuestro iPhone con un par de capas de "film" alimentario. Nos permitirá seguir utilizándolo y evitaremos la arena.
No olvidéis quitárselo en cuanto salgáis de la playa, es mejor así. En verano, conseguir ver correctamente la pantalla de nuestro iPhone se convierte en un auténtico suplicio. Pero existen protectores de pantalla que reflejan los rayos UV y que permiten ver un poco mejor la pantalla.
La peor afición... Nuestro iPhone aprende submarinismo
Si por mala pata, nuestro iPhone acaba sumergido en agua, el primer paso importante, después de sacarlo del agua es apagarlo rápidamente. El segundo paso es sacar la SIM de nuestro terminal. Y cómo no, secarlo con una toalla de algodón a ser posible.
Después de esto, es probable que el terminal encienda sin más, pero yo aconsejaría que no os arriesgarais a males mayores. Déjalo apagado, busca un bote y llénalo de arroz crudo. Inserta vuestro iPhone en él y comprueba que quede bien cubierto de arroz.
Va a tener que estar ahí unos cuantos días, solo para asegurarte de que el arroz absorbe todo el agua. Tendremos que tener paciencia, porque encender el terminal sin estar seco del todo por dentro puede suponer un iPhone irreparable.
Ahora, con estos simples consejos y con mucho cuidado... Solo me resta desearte que disfrutes del verano.
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