La cuenta atrás para el evento más esperado de Apple en los últimos años ya ha comenzado, y por si no tuviésemos suficiente con la lluvia torrencial de rumores sobre lo que los chicos de Cupertino van a desvelarnos, ahora también nos llegan algunas de las bravuconadas que el mismísimo Jonathan Ive está soltando "fuera de micro" entre sus colegas.
Nos lo cuenta Nick Bilton desde el New York Times, uno de los primeros periodistas en mencionar el prácticamente mitológico iWatch allá por 2011 cuando reveló que un pequeño equipo de la compañía estaba "conceptualizando e incluso prototipando algunos dispositivos wearables". El año pasado aseguró que Apple estaba "experimentando con dispositivos de pulsera con pantalla curva", y ahora, así es como nos tienta...
Si bien no tenemos demasiada idea sobre el aspecto que tendrá el codiciado iWatch, sí que he sido capaz de sacarle un pequeño detalle a la gente de Apple que está trabajando en el wearable.
De acuerdo con un diseñador que trabaja en la compañía, Jonathan Ive, el jefe de diseño de Apple, en un alarde de hasta qué punto cree que va a molar el iWatch, dijo alegremente que Suiza va a estar en problemas... aunque eligió un término mucho más contundente que "problemas" para expresar lo que piensa sobre la difícil situación por la que la nación relojera va a pasar cuando salga el reloj de la manzana.
La pieza del New York Times, dedicada a cómo las compañías tecnológicas han fracasado hasta el momento en su intento de crear wearables que resulten atractivos para el 99% restante de la población en lugar de un reducido número de early adopters, continua señalando la realidad ineludible de que todo el mundo está expectante por ver si Apple será capaz de volver a hacer su magia.
Si alguien puede cambiar la percepción de los elementos wearables y lo feos que nos parecen, ese es definitivamente Apple. El iPod convirtió los en aquel entonces geeks reproductores de MP3 en un accesorio de moda, el iPhone hizo de los smartphones un símbolo de estatus, y el iPad tomó la bandera de las tabletas, durante mucho tiempo el gadget más nerd de todos, y las hizo los accesorios más codiciados y sexis.
Bilton se ceba con los smartwatches actuales afirmando que deberíamos de dejar de llamarlos "tecnología wearable" y empezar a utilizar un nombre mucho más adecuado: "tecnología fea". Yo comparto su opinión en gran medida, si bien puntualizaría que también hay excepciones ahí fuera como el Moto 360 (aún así, algo aparatoso visto en la muñeca).
Pronto comprobaremos si Ive y su equipo han logrado lo imposible o si al final el iWatch se desinfla ante las expectativas. Pero eso sí, mientras tanto, lo único que tienen claro los suizos son los 21 millones de dólares que Apple terminó pagando a su compañía de ferrocarriles por utilizar el diseño de los relojes Mondaine en la app Reloj de iOS 6.
Vía | The New York Times
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