He aquí uno de esos datos curiosos que ejemplifican bien cómo han cambiado las tendencias a lo largo de los años. Mientras que hace unos años era el modo más usado para consumir canciones, las descargas digitales de música han dado tan pocos ingresos a día de hoy que incluso los de las residuales compras de formatos físicos han quedado por encima.
Es decir: aquellos que compran vinilos y CD para escuchar sus canciones están dando más ingresos que aquellos que compran sus canciones desde la iTunes Store digitalmente. Sólo ha hecho falta que el mercado de formatos físicos suba un 12% interanualmente para que esto ocurra. Esa subida, por cierto, puede deberse a fenómenos como el de Japón donde los CD aún representan una parte importante del mercado musical.
El streaming es el futuro indiscutible
Quien se queda con una gran parte de los ingresos totales del mercado musical son las suscripciones a los servicios de streaming. Es indiscutible: servicios como Apple Music y Spotify engloban ya más del 75% de todos los ingresos globales. El mundo se mueve hacia las suscripciones musicales, con un crecimiento del 33% interanual sin contar aquellos servicios "parciales" como Amazon Music que aporta un catálogo limitado a suscriptores de otros servicios.
Las descargas digitales de álbumes y canciones individuales en tiendas como la iTunes Store sólo representan un 11% de los ingresos, con un descenso del 26% interanual. Poco más hay que decir: vamos hacia un mundo en el que ese tipo de descargas digitales también pueden convertirse en un vestigio junto a los formatos físicos mientras el streaming musical se convierte en el modelo hegemónico para todos. Y de momento, en ese modelo, Spotify sigue siendo el rey mientras Apple Music sigue subiendo detrás suyo.
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