A mediados de los años noventa, Apple se encontraba en una situación precaria. La cuota de mercado del Mac no paraba de disminuir y los desarrolladores de software comenzaban a trabajar para otras plataformas. El entonces CEO de Apple, Michael Spindler, decidió llevar a cabo una acción desesperada: licenciar el sistema operativo de los Mac a otros fabricantes.
Fue el comienzo de lo que hace unas semanas llamábamos las Guerras Clon, un conflicto que estuvo a punto de acabar con Apple. Ese artículo me llevó a pensar sobre dos escenarios hipotéticos muy interesantes: ¿qué pasaría si Apple comenzara a licenciar iOS a otros fabricantes? ¿Y si en vez de eso, Apple comenzara a fabricar un smartphone con Android? ¿Qué elegiría yo como usuario?
Un smartphone con iOS como sistema operativo
Es evidente que ninguna de estas opciones son reales. El principal atractivo de los productos de Apple es esa combinación tan íntima entre hardware, software y servicios. La unión entre los tres proporcionan diferenciación a sus productos, dando distintas razones a cada usuario para adquirirlos.
Imaginemos por unos instantes que Apple decidiera licenciar iOS a otros fabricantes de smartphones. No como lo hace Google con Android sino al modo de Microsoft. Eligiendo socios y obligándoles a cumplir unos mínimos en términos de hardware para que el sistema operativo se moviera con soltura.
A los pocos meses y tal como ocurrió con el Mac en diciembre de 1994, veríamos cómo empiezan a surgir alternativas al iPhone. Su principal atractivo, con seguridad, sería un precio muy reducido en comparación con el iPhone. Tal como dijo el CEO de Power Computing, uno de los fabricantes de clones de Mac dijo:
Vamos a estrujar hasta el último centavo [de nuestras máquinas] - Steve Kahng.
Mediante estos fabricantes, una mayoría mucho más amplia de usuarios podrían disfrutar de todo el poder de iOS en la palma de sus manos. Pero entonces, ¿quién adquiriría un teléfono con iOS fabricado por Apple? ¿Qué porcentaje de los usuarios que los compran ahora pasarían a un terminal de un tercero?
El iPhone dejaría de diferenciarse porque su sistema operativo ya no sería exclusivo de un único terminal. Apple, como empresa, sufriría un golpe muy severo a sus finanzas del que no podría recuperarse. Se repetiría la historia de las Guerras Clon del Mac, pero esta vez con el iPhone.
Un iPhone con Android como sistema operativo
Ahora, es el momento de pensar en el caso contrario. Imaginemos que Apple anuncia un iPhone con Android como sistema operativo. Con todos los servicios y apps que tiene en iOS, adaptados al sistema de Google: la suite iWork, Safari, Mapas, Apple Music, Notas, iMessage, Apple Pay, Calendario y Mail.
Aquí cabría preguntarse si un dispositivo así sería compatible con el resto de productos de la manzana. Al no controlar desde arriba su concepción el sistema operativo, es muy probable que el Apple TV, Apple Watch, iPad y Mac no se llevaran tan bien como lo hacen en la actualidad.
El desarrollo del sistema operativo de este hipotético terminal estaría ligado al destino que quisiera darle Google. La compañía de Mountain View lanzaría su versión de Android a finales de año y Apple tendría que tomarla, ir a sus laboratorios de pruebas y adaptarla a su dispositivo. De modo que estaría atada de pies y manos para dirigir el destino de este producto. Google tendría (y tiene) todo el poder para decidir qué hacer con su plataforma.
Apple pasaría a formar parte del millar de fabricantes que lanzan terminales con Android cada año. No solo tendría que competir con ellos sino también con su propio iPhone con iOS. Desde el punto de vista económico, este movimiento también diluiría el valor de iOS al perder la exclusividad en una única plataforma. Aunque el resultado probablemente no sería tan grave como licenciar iOS a terceros.
¿Qué opción elegirías?
Conociendo ambas alternativas y si tuviera que elegir entre una de ellas porque la opción de iPhone + iOS no estuviera disponible, mi decisión como usuario sería clara: un terminal genérico con iOS como sistema operativo. De esta manera, podría aprovechar la tecnología que utilizan otros fabricantes en su hardware y que Apple, por la razón que sea, no ha adoptado aún.
La resistencia al agua que tienen terminales como los Galaxy o Xperia, las pantallas OLED de Samsung y las cámaras que montan algunos fabricantes. Más RAM. Más batería. Diagonales diferentes a las 4, 4,7 y 5,5 pulgadas. Menos marco de pantalla. Y sin perder ni un ápice de las ventajas de iOS, su seguridad, su familiaridad, la potencia de su App Store o su integración perfecta con el resto de dispositivos de la manzana. Todo el paquete por un precio más asequible.
Este entretenido ejercicio me ha hecho ver qué es lo que más valoro de un iPhone: su software. El hardware es el elemento que complementa y da vida a iOS (que no es poco), pero para mí está en un segundo lugar. Y vosotros, ¿con cuál os quedaríais?
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