Aquel dispositivo codificado K48 era - posiblemente - unos de las ideas más locas que tuvo Apple jamás. Estamos en los años previos al iPhone, y durante aquellas primeras reuniones de ideas, todo lo que se esbozaba en aquellos esquemas era un absoluto sinsentido. Mientras la competencia se empeñaba en miniaturizar portátiles empaquetándolos con pantallas táctiles de baja calidad, ellos empezaban de cero. Y los consumidores ya estaban hartos de los experimentos: las tabletas de la época sólo eran portátiles sin teclado y con el mismo software - que además iba peor y era más difícil de controlar.
La idea para aquel K48 no era en convertir en estrella el dispositivo. Lo importante era el contenido, y eso era lo que había que vender. ¿Qué se podía hacer mejor que en los ordenadores de escritorio? ¿Cómo estábamos cambiando como consumidores de tecnología, pero aún anclados en productos creados hace más de 20 años? De repente Internet lo cambió todo, pero la revolución debía salir de la pantalla y el teclado, y tenía estar en cualquier parte.
Ni siquiera tenían un teléfono en el mercado y ya iban a por algo mayor: por eso, el iPhone pareció mejor idea. Era más convenible: coger aquella tecnología del K48 y hacerla a una escala lo suficientemente pequeña para poder aprender las posibilidades, pero con tantas posibilidades como para soñar con un producto aún mayor. En 2007 el iPhone lo cambió todo, y Apple tenía preparado algo para ampliar aún más el ecosistema móvil: aplicaciones desarrolladas desde cero para un contenido que necesitaba liberarse. Las tabletas quizás no serían tan populares como los móviles, pero sin duda, podrían ser el ordenador del futuro. Lo llamaron iPad.
El iPad
Al contrario de lo que pasó con el iPhone y los teléfonos inteligentes, el iPad apareció en uno de los peores momentos para las tabletas: quienes dominaban el mercado eran productos sin interés en una familia de dispositivos que sólo llamaban la atención de sibaritas - e incluso ellos consideraban estos productos como satélites de los grandes puntales del mundo digital, los ordenadores.
El concepto del tablet de Apple buscaba minimizar la tecnología, quitar del foco la tecnología para centrarse en lo que se puede hacer y explorar con ella. El iPad se convirtió entonces en una nueva ventana al mundo digital y un nuevo enfoque a uno de las grandes revoluciones de la primera década del siglo XXI: las aplicaciones y sus tiendas. Aquella idea de facilitar no sólo la búsqueda y la compra del software, sino también el escaparate a los desarrolladores para hacerlo, llevó a un cambio en el modelo de distribución y repercusión social de la que el iPad supo sacar partido.
Teníamos entonces tres importantes cambios con este nuevo enfoque por parte de Apple: un producto creado desde el lado opuesto al que lo estaba haciendo la competencia, diseñado como una idea basada en la movilidad y no derivada del escritorio, una ventana a los contenidos digitales y una vía de acceso a las aplicaciones nativas que potenciaban la creatividad de este nuevo tipo de dispositivo - intuitivo y potente.
Apple supo además concretar cada uno de los pilares que sostenían su creación: calidad en la construcción y materiales, un diseño funcional y familiar - sobre todo después del lanzamiento del iPhone, y un sistema operativo que ya tenía recorrido entre los usuarios y los desarrolladores. Durante estos últimos siete años, la compañía ha explorado las posibilidades de (casi podríamos decirlo) una categoría propia que define al tablet por excelencia, el iPad: modelos mini, otros más ligeros, la evolución a la pantalla Retina y el salto a la generación Pro que vivimos el año pasado. Después de toda esta amplitud de vibraciones en el concepto, parece que llega la hora de la madurez como idea: un iPad y un iPad Pro. Igual que tenemos un MacBook y un MacBook Pro, y quizás en los próximos meses la gama de sobremesa siga la misma estela con los iMac y iMac Pro.
En este caso, la compañía ha moldeado el concepto que da forma al iPad en si: un producto ligero y compacto, potente, con calidad en construcción y materiales y - un punto muy importante, así como la gran novedad - lo ha hecho más asequible. El punto de entrada de este modelo es de 399€, convirtiéndose en una de las características más interesantes para todos aquellos que buscan un nuevo tablet. Si a ello le unimos el ecosistema de accesorios, software y la imbatible tienda de apps con software diseñado específicamente para él, sin duda podría convertirse en uno de los modelos con más éxito desde su lanzamiento en 2010.
Diseño
La reducción al básico concepto del iPad, también concentra en el dispositivo la forma, diseño y todo lo familiar que desde el lanzamiento del modelo original se ha convertido en icónico dentro de la familia. Un modelo que en formas exteriores es prácticamente idéntico al iPad Air 2 - que podríamos considerar como su predecesor - aunque imperceptiblemente más grueso que él, y está construido con los mismos materiales. A simple vista, y con la pantalla apagada, costaría diferenciar entre ambos modelos. El peso en su versión con compatibilidad para tarjetas SIM es de 478 g, muy ligero y continúa siendo comodísimo en la mano.
Quizás la concesión más importante de este nuevo iPad sea la pérdida de la pantalla laminada que tan buena idea nos pareció en el iPad Air 2. Se trata de la combinación en una única capa que contiene el cristal, el sensor táctil y la pantalla. También se mejoraba la resistencia ante los reflejos y la definición y claridad de color. En este iPad no contamos con ello, aunque la pantalla Retina sigue contando con la calidad acostumbrada: una resolución de 2048 x 1736 píxeles y una profundidad de puntos por pulgada de 264. La cubierta oleófuga anti huellas sí que continúa apareciendo en este nuevo modelo, y se convierte en algo transversal entre toda la familia del producto.
Los dimensiones son exactamente idénticas tanto con los anteriores iPad Air como el ultimísimo iPad Pro de 9,7”: de momento Apple no ha cambiado la relación de aspecto ni ha reducido los marcos de la pantalla, quizás esperando el cambio de diseño del iPhone previsto para esta año, que podría llegar en la siguiente generación - como mínimo el año que viene. Los colores de este nuevo modelo se quedan en los ya básicos Plata, Gris Espacial y Oro, y podemos comprarlo en dos capacidades, 32GB y 128GB. Ambas son una buena idea y no creo que 32Gb de almacenamiento sea un mal punto de entrada para un modelo que busca ser esencialmente básico, sobre todo viviendo en la era de los servicios en streaming. Tanto el precio como la capacidad de entrada redondean el concepto de “iPad” que Apple quiere poner encima de la mesa.
El uso en el día a día es cómodo, en peso, tamaño y funcionalidad: no hay nada que echemos en falta de él para esto - teniendo en cuenta que no es un modelo Pro - ni tampoco nada que nos sobre. El mensaje que nos trae desde Cupertino es convertir esta nueva versión en un contenedor de la tienda de aplicaciones y servicios de la compañía, y ser una ventana más del ecosistema de Apple y de las capacidades de consulta y creación de contenidos que podemos disfrutar con él. Es sin duda una buena orientación, donde el dispositivo deja de ser lo importante, ganando peso lo que podemos hacer con él y todo lo que nos ofrece iOS y su integración con el resto de sistemas operativos y accesorios.
Potencia
El corazón del nuevo iPad es el ya conocido chip A9, el mismo que integraban los iPhone 6s, y un procesador más que suficiente para las tareas de las que se encarga la tableta. Si algo podemos decir de estos dispositivos de la compañía de Cupertino, es que están diseñados y pensados para contar con la potencia necesaria para mover todas las aplicaciones y usos para lo que están diseñados. En un modelo como éste, que quiere redondear el concepto del producto, tanto el sistema operativo como las aplicaciones funcionan tal y como se esperan: con soltura, rapidez de respuesta y fluidez.
Uno de los aspectos importantes es la eficiencia energética. Apple ya tiene experiencia con el rendimiento con este procesador y iOS 10 además exprime la batería del nuevo modelo. De las 10 horas teóricas que Apple promete técnicamente, en mis pruebas me ha durado incluso algo más, por lo que es un gran punto a favor en un dispositivo orientado esencialmente hacia el mundo de la movilidad.
Si lo comparamos con su predecesor, este iPad es incluso más rápido que el iPad Air 2 - que recordemos, contaba con el chip A8X - aunque la optimización del sistema operativo y el tipo de aplicaciones para el que está diseñado este dispositivo tampoco hará que notemos la diferencia porque el cambio de arquitectura no es tan radical entre estas generaciones (como por ejemplo, podría serlo con el A10X).
La decisión: ¿compro un iPad o un iPad Pro?
Si tenemos que renovar o comprar nuestro primer iPad, una de las posibles preguntas serían: ¿me decido por un iPad o un iPad Pro? Evidentemente, el iPad Pro es el más potente que tiene Apple en el mercado - y me concentro en el modelo de 9,7”, que es el más próximo a este iPad. Pero si tuviéramos que decidir por los usos que vamos a emplear, diríamos que los nuevos iPad están pensados para un uso más de ocio: navegar, aplicaciones, películas, creación básica de contenidos… El modelo Pro debería ser objeto de compra si se quiere dibujar con él, o utilizar una herramienta de más precisión como el Pencil en aplicaciones y documentos.
En el modelo Pro además contamos con la mejor pantalla - en mi opinión - que Apple ha sacado al mercado hasta ahora: la pantalla True Tone, que adapta la tonalidad de los colores al ambiente, utiliza el espacio cromático P3 y cuenta con laminación integral. Esto es útil si nos tenemos que pasar muchas horas al día leyendo documentos o trabajando con él, pero no especialmente interesante si lo vamos a utilizar para el ocio porque para ello la pantalla del iPad sigue siendo fantástica.
En autonomía, para ambos modelos, nos encontramos en la misma situación: alrededor de 10 horas de autonomía que se cumplen en el uso cotidiano. En el Pro contamos con el procesador A9X, pero la diferencia de potencia con respecto al A9 sólo es significativa si vamos a utilizar apps con alta carga de rendimiento gráfico, a nivel de potencia “bruta” de procesador estaremos en puntos muy similares.
A nivel de sonido, este iPad recién lanzado cuenta con los dos altavoces típicos de otros modelos de iPad, con una potencia de sonido bastante similar - pero lejos de la espectacularidad de los cuatro altavoces del modelo profesional, que ademas controlan la salida del sonido utilizando el giroscopio del dispositivo. Contamos con el mismo tipo de cámaras que en todos los iPad, excepto en el modelo Pro de 9,7”, que permitía la grabación de vídeo en 4K y vídeo en cámara lenta en 1080p. En ambos aspectos - sonido, cámaras - contamos con buena calidad para que este modelo siga siendo atractivo, sobre todo teniendo en cuenta el público para el que está diseñado.
Conclusiones
En el momento del lanzamiento del iPad, Apple puso en el mercado una de las ideas más revolucionarias del mundo de las tabletas: partieron de una dirección opuesta al mercado lanzando un producto pensado para el mundo de la movilidad con un sistema operativo desarrollado para moverse, no versionando desde el escritorio. Este iPad recoge todas esas buenas ideas y las redondea en un producto que nos habla de los conceptos básicos del iPad, de todo lo que ha funcionado en él y de cómo puede ayudarnos en el día a día, puesto al día.
Si buscáis la mejor tableta, pensaréis en un iPad y el ecosistema de Apple: este nuevo modelo es asequible, potente y concentra todas las buenas ideas de la gama
También quiere cautivarnos con un ecosistema que cada día se amplía más y comienza a tener en los iPad una fuera importante de desarrollo, considerado como el paso adelante en la era post-PC. Este momento no refleja un cambio radical de usos ni de que nos olvidemos del portátil, sino de que entendamos que podemos hacer mejor ciertas tareas - y otras nuevas - con unos dispositivos que se han creado específicamente para ello. Este iPad, y su interesantísimo precio de salida al mercado, busca también atraer a aquellos que nunca se lo plantearon como una opción de compra - y puede tener un efecto interesante si descubren que lo que les ofrece Apple no sólo se limita al iPad sino también a sus servicios y fuerza de desarrollo.
Un iPad concentrado, perfilado y bien situado en el mercado - la App Store y la miríada de todo lo que le rodea - muy por delante de su competencia, terminan por convertirlo en una de las compras más claras si buscamos una tableta. O todavía más: si queremos la mejor, y por eso estamos buscando un iPad: este es ese iPad.
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