Hoy es un día importante para Rovio. Tras anunciarlo a mediados de mes, hoy Angry Birds 2 ha saltado a la App Store con la intención de recordar a todo el mundo quién es el rey de los videojuegos móviles desde hace años. Esta secuela del original y de muchísimos Spin-offs es la esperanza para la empresa finlandesa, que lleva ya un tiempo con el futuro borroso.
Angry Birds 2 sigue la misma premisa que todas sus predecesoras: cerdos roban huevos, pájaros se enfadan, pájaros se lanzan a sí mismos para derribar las construcciones de los cerdos y recuperar así sus huevos. Entonces, ¿se merece este nuevo juego el título de "Angry Birds 2"? Tras jugar los primeros 15 niveles del juego, ahí van mis impresiones.
Angry Birds 2: lo que sería el Angry Birds original si lo hubiesen lanzado hoy
El primer cambio que se advierte es sin duda el aspecto visual del juego. Los escenarios están mucho más trabajados, el tiempo varía y en algunos niveles se pone a llover, hay efectos de polvo y los personajes adquieren un tono más cartoon a tono con los vídeos animados que llevamos viendo ya meses por las redes sociales.
La música también acompaña a esas mejoras: la banda sonora está mucho más trabajada, dándole un tono más "informal y divertido" al juego. Hemos pasado de un Angry Birds original con tonos muy suaves y con un punto de vista más estratégico a un Angry Birds 2 con una atmósfera más alocada, más fluida y con efectos que lo pretenden hacer más divertido. Me recuerda, de hecho, al ritmo de los juegos móviles de Rayman.
Las (pocas) novedades: hechizos, jefes y niveles de varias fases
Como he dicho antes, Angry Birds 2 conserva el espíritu inicial de la saga. Pero sí que hay algunas cosas que nunca habíamos visto antes: los niveles pueden tener varias fases, de modo que hay que derribar más de un escenario para poder completarlo. Hechizos como una lluvia de patos o convertir todos los materiales en hielo hacen más fácil poder pasar cualquier nivel que se nos resista, y hay un jefe cada cinco niveles que nos pondrá las cosas más difíciles. Además, podemos ir ganando pájaros extra en cada nivel si hacemos un tiro que nos dé suficientes puntos.
Todos estos complementos hacen que la curva de dificultad sea más suave que en otros Angry Birds, aunque falta por ver si a medida que avanzamos hacia los niveles finales del juego la cosa cambia. Lo que sí que viene para quedarse es la monetización a base de gemas, que podemos ir ganando en el juego o comprando con dinero real para poder facilitar niveles donde nos quedemos atascados o recoger hechizos extra.
Entonces, ¿vale la pena?
Como siempre, la respuesta es depende. Si no soportas a estos pájaros o ya estás demasiado cansado de ellos, ni te molestes en descargar Angry Birds 2. Si en su época te lo pasaste mínimamente bien y quieres ver un Angry Birds más divertido y alocado (me gusta cómo los cerdos saltan volando hacia ti en algunas explosiones), pruebalo y seguro que algunos niveles te aficionan.
Pero con todo, hay que decir que esta apuesta fuerte de Rovio es muy arriesgada. Sí, hay algunas novedades. Sí, los gráficos y la ambientación del juego han mejorado mucho. Pero el trasfondo es el mismo, y tras una cantidad de versiones innombrables de títulos en la saga esto no es algo que rompa moldes precisamente. Es gratuito en la App Store, así que podéis comprobarlo vosotros mismos.
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