El próximo 15 de octubre llega a iTunes lo último de Rovio, el juego Angry Birds Transformers. Los pájaros cabreados siguen luchando contra la avalancha de títulos que pueblan la App Store, y para ello lo hacen manteniendo su estilo clásico en juegos como Angry Birds Stella e intentando reinventarse con Angry Birds Epic o este homenaje a los robots transformables de los 80.
Pasé muchas mañanas de domingo frente a la serie original como para no emocionarme por un lanzamiento así, más aún después de comprobar que la aventura rolera de Epic acabó siendo todo un descubrimiento, pero lo que me he acabado encontrando en este Angry Birds Transformers ha sido un jarro de agua fría que ríete tú del Ice Bucket Challenge.
No sé qué equipo de Rovio se habrá encargado de desarrollarlo o si la estrategia funcionará para seguir vendiendo muñecos (ya hay toda una línea de Telepods y figuras de Hasbro esperando), pero como juego deja muchísimo que desear y, desde luego, poco o nada tiene que ver con el umbral de calidad al que nos tiene acostumbrados la compañía.
Es una pena que el vídeo que tenéis sobre estas líneas, un homenaje a la serie original, sea todo el mimo que vais a poder ver hacia el legado de los Transformers y la, ya decreciente, leyenda de Angry Birds. A partir de ahí todo va cuesta abajo, principalmente por el marcado carácter free-to-play del título.
La idea es tan simple como tomar el espíritu de los endless runner en un scroll lateral en el que disparar a estructuras y cerdos mientras esquivamos obstáculos transformándonos en vehículo. Y para de contar.
Es cierto que poco a poco vas desbloqueando nuevos personajes, que tienes la posibilidad de mejorarlos pasando por el habitual tedio de las esperas y que conforme avanza el juego se van añadiendo obstáculos y nuevas formas de encarar cada ataque a los enemigos, pero tras los primeros 10 niveles tienes la sensación de que ya has visto todo lo que el juego tiene que ofrecer.
Luego llega el momento de sentarte a esperar y lo haces desde un escenario tosco, plagado de niveles a los que no puedes volver hasta que se cumpla el tiempo de espera (a veces incluso con más de 3 horas de por medio), terriblemente poco inspirado y aún menos visualmente atractivo. Nada que ver con lo visto en Angry Birds Epic, por volver a tomar el ejemplo de un juego que sí ha sabido superar con acierto la moda inicial del tirachinas y los pájaros.
No sé qué le deparará al juego cuando lleves meses de esperas y mejoras, o si el reclamo será suficiente para mantenerse en la cresta de la ola hasta que llegue el siguiente título, pero como fan de la compañía y sus juegos, espero que sepan ver que este no es el camino correcto y que la saga merece algo más que simplemente venderse al mejor postor en busca de un nuevo ingreso de merchandising. Una verdadera lástima.
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