El nuevo Mac mini unibody nos ha cogido a todos por sorpresa, no por su lanzamiento en si, esperado desde hacía semanas, sino por un precio que arranca desde los 779 euros borrando de un plumazo el estatus que tenía este modelo como puerta de entrada económica al mundo Mac.
Hagamos un poco de memoria. Cuando Apple presentó el Mac mini por primera vez durante la Macworld Expo de San Francisco el 11 de enero de 2005, el gran protagonista fue sin lugar a dudas el precio. “El Mac más asequible de la historia desde sólo 489 euros” rezaban los titulares. Hasta el propio Steve Jobs se regodeaba de ello…
“A partir de sólo 489 euros, el Mac mini es la forma más asequible de disfrutar de Mac OS X e iLife. Basta conectar el monitor, el teclado y el ratón, y tienes ante ti un Mac increíblemente compacto a un precio que casi cualquiera se puede permitir“.
Bien, cinco años después, y bajo un clima económico bastante más complicado, Apple se descuelga completamente del Leitmotiv original del Mac mini convirtiéndolo en un equipo que, pese a su encantos, es más un objeto de lujo que una opción compra razonable.
Solo hay que comparar precios con la generación anterior, menos refinada pero definitivamente más económica, para comprobar que algo falla. Que el antiguo modelo base arrancase desde los 549 euros (ya de por si 60 euros más caro que el modelo original) no me preocupa tanto como que la configuración con un procesador más rápido (Intel Core 2 Duo a 2.53 GHz frente a los 2.4 GHz del nuevo modelo) y con el doble de memoria RAM (4 GB en lugar 2 GB) siguiese siendo 50 euros más barato. ¿Qué sentido tiene actualizar un equipo a otro de características inferiores por mucho que pulamos su diseño industrial?
Difícil cuanto menos es la comparación también con su hermano mayor, el iMac de 21,5 pulgadas a 3,06 GHz, más rápido, con el doble de RAM, un disco duro notablemente superior y con el que, además de la pantalla claro está, también se incluye el teclado inalámbrico y el Magic Mouse de Apple. Todo por 1.049 euros frente a los 779 del nuevo Mac mini al que, sumándole los 138 euros del teclado y el ratón de Apple, ya alcanzaría los 917 euros… ¡y seguiríamos sin la pantalla!
Un disparate es la expresión más suave que se me ocurre y pese a ello, ya he encargado el mío. ¿El motivo? Como decía al principio, el Mac mini se ha convertido en un objeto de lujo, un capricho, y como tal, sigue teniendo sentido para aquellos que estamos dispuestos a mirar para otro lado mientras damos nuestro número de tarjeta con tal de cubrir alguna necesidad específica. En mi caso, el Mac mini unibody hará las veces de equipo para el salón, mucho más que un simple Media Center después de comprobar como la PS3, la Xbox 360 y el reproductor de Blu-ray con mejores capacidades multimedia del mercado (el LG BD390, la versión con Wi-Fi del galardonado BD370) sencillamente no se ajustan a mis necesidades. ¿Estoy loco? No, tan solo me he consentido un capricho, uno que me costará tiempo perdonarle a Apple.
Aclaración: Esta entrada no pretende justificar de ningún modo la subida de precio sino precisamente evidenciar lo contrario. Que yo haya decidido comprarlo no tiene nada que ver, y si localizo un modelo antiguo a buen precio y compruebo que rinde igual de bien, no descarto hacer valer el derecho de devolución durante los 14 días de prueba. El nuevo Mac mini se ha convertido en un artículo de lujo y como tal, habrá gente que esté dispuesto a comprarlo y gente que no. Ambos grupos son igualmente respetables, recordadlo antes de escribir vuestros comentarios por favor.
Ver 110 comentarios