Apple ha actualizado la marca registrada de Final Cut Pro para añadir la opción de "alquiler de software", dando pistas del posible futuro del conocidísimo software de edición de vídeo profesional. Un movimiento que, si bien podría quedar en nada, no deja de llamar la atención por lo preciso y concreto de la actualización.
El primer paso para un software bajo suscripción
Patently Apple ha descubierto que en la actualización de la marca registrada de Final Cut Pro Apple ha añadido la categoría "alquiler de software". La marca, que lleva registrada por Apple desde mayo de 2016, se enmarca bajo la clase internacional 009, que incluye la lista de usos a continuación:
"Programas informáticos para crear, editar, procesar, organizar, importar, exportar y codificar vídeos, películas, películas cinematográficas y contenidos multimedia; programas informáticos para crear, editar, procesar, organizar, importar, exportar y codificar contenidos de audio, música y sonido; programas informáticos para crear y editar animaciones digitales, gráficos y efectos especiales; programas informáticos para corregir el color de los contenidos de vídeo y multimedia; programas informáticos para crear, procesar, exportar y codificar medios digitales."
Como podemos ver, la palabra "alquiler" no aparece en ninguna parte. El pasado lunes Apple solicitó una actualización de la marca comercial "Final Cut Pro" en Europa para añadir la clasificación #42 que pertenece al "alquiler de software". Un movimiento que nos da pistas del futuro de esta app.
Antes de seguir tengamos en cuenta que este movimiento puede, tranquilamente, no significar nada de nada en cuanto al estado de las cosas. Igual que hace unos meses vimos añadir a los términos de uso de macOS Big Sur la posibilidad de alquilar el software —ideal para servicios como MacStadium, por ejemplo—, esta cobertura podría ser un mero trámite.
Ahora bien, ¿y si Apple ha decidido cambiar la forma de distribuir FCP? Aquí se abre la puerta a interesantes opciones. Una es que Apple elimine por completo el pago inicial de los 300 dólares que cuesta el software actualmente y lo ofrezca como una suscripción mensual. Una opción que podría beneficiarse de un período de prueba gratuito.
Otra opción es que Apple nos permita decidir entre la compra del software o su alquiler. Una propuesta que sin duda podría cubrir varios frentes y contentar tanto a los que prefieren pagar solo una vez por el software, como los que prefieren un acceso puntual a cambio de cierta cantidad.
En ambos casos Apple podría añadir toda una serie de servicios, tanto facturados a parte como incluidos, como, por ejemplo, librerías de recursos online con los que completar nuestros proyectos. Un catálogo que podría dividirse en transiciones, sonidos, efectos, incluso vídeos libres de copyright.
En todo caso está claro que seguir actualizando un software que se pagó hace 10 años parece algo que, a todas luces, no es rentable en ninguna forma. El modelo de suscripción, con sus luces y sombras, trae una economía que incentiva al desarrollo y cubre los gastos de mantenimiento y la adición de nuevas funciones en actualizaciones que, además, podrían ser más regulares. Veremos, en qué queda este movimiento.
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