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A los jóvenes de la generación Z los despiden mucho antes. Un estudio realizado entre 1.000 líderes empresariales es claro: Apple tiene la salsa secreta para retener talento

¿Es verdad que la generación Z no quiere trabajar? Un estudio demuestra que sí aunque hay que ahondar sobre los resultados

Vivimos dentro de un mercado laboral cada vez más competitivo y con muchos retos por delante. Como la jornada de cuatro días o las "amenazas de la IA". Además, los más jóvenes que corresponden a la generación Z se enfrentan a un desafío sin precedentes: ser despedidos rápidamente de sus trabajos. Mientras tanto, gigantes tecnológicos como Apple logran retener a sus empleados con estrategias innovadoras y evitando los despidos masivos que se han visto en otras tecnológicas como Amazon, Microsoft o Meta. ¿Qué hay detrás de esta tendencia y qué sucede con nuestros futuros trabajadores?

La cruda realidad de la generación Z en el mercado laboral

Un estudio reciente de Intelligent.com ha revelado una tendencia preocupante: seis de cada diez empresas ya han despedido a jóvenes graduados universitarios este año. Y uno de cada siete no quiere ni siquiera contratarlos el próximo año. Esta encuesta, realizada entre 966 empresarios, pinta un panorama sombrío para los jóvenes nacidos a partir del año 2000.

Según Huy Nguyen, asesor principal de educación y desarrollo profesional de Intelligent.com, muchos jóvenes graduados pueden tener dificultades para ingresar al mercado laboral por primera vez, ya que es muy diferente a lo que han vivido a lo largo de su carrera académica. Los empresarios señalan varios puntos débiles en los trabajadores de la generación Z:

  • Falta de motivación (50% de los empleadores)
  • Carencia de habilidades de comunicación (39%)
  • Falta de profesionalidad (46%)

Además, la generación Z sufre de una imagen pública negativa, siendo etiquetada como perezosa, generación de cristal, con atención dispersa y exigente en términos de equilibrio entre la vida laboral y la vida privada. Sin embargo, esto puede ser el resultado de un problema mucho mayor, a nivel estatal o mundial.

Con unos sueldos bajos y un coste de vida muy alto, los jóvenes ven cómo el esfuerzo no tiene el mismo resultado a cambio. Pasan horas y horas en el trabajo por un salario mínimo con el cual no pueden permitirse ni un piso de alquiler. “¿Se supone que, encima, tengo que ser feliz en el trabajo y estar motivado?”. Como en todo, hay dos partes en las que seguramente ambas tengan razón: tanto los empresarios como los empleados.

El secreto detrás de Apple para la retención de talento

En contraste con esta situación, Apple destaca como un ejemplo de retención y compromiso de los empleados. ¿Cuál es su secreto? La respuesta radica en una combinación de factores:

  • Cultura de empresa: Apple tiene una misión clara que vincula a todos sus empleados con un objetivo común. Sus valores fundamentales, como la innovación y el respeto, sirven como base.
  • Compensación y beneficios competitivos: Además de salarios competitivos, Apple ofrece opciones sobre acciones, planes de jubilación, seguro médico, descuentos en sus productos, jornadas reducidas, entre otros.
  • Inversión en el desarrollo de los empleados: Apple proporciona programas de tutoría, orientación profesional y cursos de desarrollo profesional.
  • Responsabilidad social corporativa: Apple participa en iniciativas que benefician a la sociedad, representando más un estilo de vida o pensamiento que un simple objetivo comercial.

¿Qué pueden aprender las empresas y los jóvenes profesionales de todo esto?

Estamos en una década de transformación. Las viejas fórmulas ya no valen. Los jóvenes han dicho basta a un estilo de trabajo que llevaba décadas funcionando y ahora ya no. ¿Qué es lo que puede fallar? Toda la responsabilidad no debe recaer sobre la generación Z. Si los sueldos o el coste de vida fuesen suficientes para poder, precisamente, vivir, seguramente no estaríamos hablando de desmotivación.

Por otro lado, las empresas tienen que replantearse el trato con el empleado, desde el nivel de exigencia hasta el modo de tratarlo. Porque invertir en el bienestar del empleado se recompensa de manera inversa con una mayor productividad y compromiso.

Al final tanto las empresas como la generación Z tienen que poner de su parte. Las compañías deben mejorar las condiciones laborales, pero los jóvenes también necesitan entender que el trabajo no siempre va a ser el reflejo perfecto de lo que ven en redes sociales o lo que vivieron en la universidad. El mundo laboral es complejo y exige compromiso. Si ambos lados ajustan sus expectativas y se esfuerzan por adaptarse, es posible encontrar un punto en el que todos puedan (y podamos) crecer y avanzar juntos.


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