El MacBook Pro de 13" es probablemente uno de los portátiles de Apple más conocidos debido al equilibrio entre portabilidad y potencia, convertido ahora en la puerta de entrada a la gama profesional desde la aparición del nuevo MacBook Pro de 16" que analizamos a finales de 2019. En esta ocasión, nos encontramos antes una actualización interna de hardware y la llegada del Magic Keyboard a este modelo también - que completa la transición para toda la gama eliminando el teclado mariposa de la generación de 2016 en cualquier portátil de la marca.
Los procesadores Intel de décima generación llegan por fin al MacBook de 13", con una memoria RAM más rápida
Otro de las novedades en esta actualización del modelo es la inclusión de la décima generación de procesadores Intel "Ice Lake", algo muy demandado por los usuarios que viene acompañado por un gran cambio que puede pasar desapercibido pero es muy importante para los trabajos creativos que lidian con aplicaciones pesadas o ficheros de gran tamaño: los modelos con este nuevo procesador incorporan también una mejora de la RAM que ahora funciona a 3.733Mhz.
Para este análisis, he estado probando este MacBook Pro prácticamente durante un mes, centrándome en los aspectos de rendimiento, eficiencia y usabilidad. El modelo cedido para su revisión cuenta con las siguientes características:
- Intel Core i7 de cuatro núcleos a 2,3 GHz de décima generación (hasta 4,1 GHz con Turbo Boost)
- Pantalla Retina de 13 pulgadas con True Tone
- Touch Bar y Touch ID
- Intel Iris Plus Graphics
- 32 GB de memoria LPDDR4X a 3.733 MHz
- 2 TB de almacenamiento SSD
Antes de hablar de mis pruebas, y aunque no haya apenas cambios a nivel de apariencia física, veamos en qué ha cambiado este modelo respecto a la generación de 2019, tanto exterior como interiormente.
El Magic Keyboard ya está en todos los MacBook
Ese parece ser uno de los principales principios de diseño de esta actualización, ya que es de los pocos cambios estéticos que notaremos comparándolo con el modelo de 2019. Era el último modelo que faltaba por actualizar a teclado de tijera que ya conocíamos en el resto de Magic Keyboards y que como he comentado elimina de cualquier gama de portátil el teclado de tipo mariposa que ha dado algunos quebraderos de cabeza a Apple.
El que vemos en este nuevo MacBook Pro de 13" es el que conocimos primero en el MacBook Pro de 16" y después en el MacBook Air actualizado hace unos meses - un teclado con algo más de amortiguación que el que integra el teclado que incluyen los iMac y que se vende por separado (y en mi opinión, más cómodo). De perfil bajo, teclas anchas y estables en cada esquina y una buena retroiluminación controlada por un sensor incorporado que es gestionado por el sistema operativo.
El Magic Keyboard es idéntico al del MacBook Pro de 16" y al del nuevo MacBook Air, con lo que toda la gama MacBook está actualizada
En estas semanas utilizando este teclado, no he notado ninguna diferencia con respecto a los que montan los dos modelos mencionados, ni en amortiguación ni en una variación del recorrido en las pulsaciones. La TouchBar si que presenta un cambio únicamente visual con respecto a la generación anterior: la tecla ESC ahora es una tecla física situada a la izquierda, y el botón de encendido con TouchID también se ha separado a la derecha. Es un muy buen teclado, con buena velocidad de escritura y muy cómodo.
Por lo demás, la TouchBar cuenta con todo lo que ya conocemos: misma resolución, funcionamiento y la inclusión del chip de seguridad T2 para gestionar el Secure Enclave donde se almacenan localmente los datos biométricos del TouchID, activación de Siri y se gestiona la codificación de nuestros datos - descargando de esta tarea a la CPU.
Esos son los únicos cambios estéticos que veremos en este MacBook Pro con respecto a su predecesor: en peso y tamaño son prácticamente iguales y no hay ninguna diferencia notable manteniendo un buen equilibrio - el de siempre - a la hora de utilizarlo como un portátil compacto y robusto. Se mantienen también los colores plata y gris espacial (para mi, el más bonito). A pesar de que la apariencia del conjunto sigue teniendo mucha presencia, contamos con la misma pantalla de 13" y la compañía no ha optado por aligerar los bordes como ocurrió en el modelo de 16", cosa que empieza a notarse cuando la tendencia actual en tecnología es recortarlos. Aunque en global el diseño aún funciona, Apple debe plantearse un cambio en el aspecto del marco de la pantalla para la próxima generación.
La pantalla Retina es en realidad de 13,3 pulgadas en diagonal, retroiluminada por LED con tecnología IPS y una resolución nativa de 2560x1600 píxeles. Cuenta con 500 nits, la medida de brillo que teníamos en generaciones anteriores, heredando también la tecnología True Tone para adaptar el balance de blancos de la pantalla al contexto de la habitación donde trabajemos. En el día a día es una pantalla fantástica para trabajar, con una buena calibración de colores basados en la gama cromática P3.
Si algo hemos aprendido en estos meses donde el teletrabajo y las reuniones en vídeo han estado a la orden del día, es la importancia de una buena cámara de videoconferencia. Apple aún no ha actualizado la Cámara FaceTime HD de 720p y considero que es el momento de mejorar la resolución y el sensor, ahora que las utilizamos - y las utilizaremos - más que nunca. En este modelo contamos con esta misma cámara de las últimas generaciones, que en condiciones de baja luminosidad puede quedarse corta. Una implementación de un mejor sensor y una mejora en la resolución podría ser una característica fantástica en una funcionalidad que se va a tener muy en cuenta en los próximos años.
En el apartado de audio, se incorpora el conjunto de tres micrófonos con tecnología de recepción de sonido direccional que sí que mejoran la grabación de audio para podcast o videollamadas, sin necesidad de conectar auriculares o micrófonos externos (cuya toma de 3,5 mm sigue estando presente en este modelo también). El sonido no cuenta con tanta profundidad en bajos como el modelo de 16" (donde esto es excepcional), pero para reproducir películas, juegos o música se sigue consiguiendo una muy buena calidad con los altavoces estéreo de alto rango dinámico (con compatibilidad de audio Dolby Atmos). En contexto, el conjunto altavoces y micrófonos pueden servir perfectamente para el trabajo cotidiano y nuestro ocio - con buena calidad.
Llega la décima generación
Uno de los mayores cambios en este modelo es la incorporación por fin de la décima y más actual generación de procesadores Intel, que otorgan interesantes ventajas a estos nuevos MacBook Pro como modelo. Además del evidente incremento de rendimiento, también son mucho más eficientes energéticamente por su arquitectura: en la práctica, lo que notaremos es que en las condiciones más exigentes, se mantiene la duración de la batería habitual en este modelo (entre 10 y 12 horas en mis pruebas, dependiendo del tipo de uso). Para tareas del día a día, conseguiremos apurar alguna hora más.
El cambio a memoria LPDDR4X a 3.773Mhz sólo acompaña a los procesadores de décima generación
Como conjunto se cambia también el tipo de memoria RAM, pasando a LPDDR4X a 3.733 Mhz (con respecto a la LPDDR3 a 2.133 Mhz de los modelos de octava generación). Esto hay que tenerlo muy en cuenta cuando configuremos estos nuevos MacBook Pro: los modelos de entrada siguen contando con procesadores de octava generación con la LPDDR3. Además, es posible configurar hasta 32GB de RAM que sólo debemos añadir a la cesta si vamos a utilizarlos con aplicaciones que usen ficheros excepcionalmente grandes a altísimas resoluciones o diversas aplicaciones pesadas a la vez. El modelo de análisis contaba con 32GB, pero por ejemplo en mi caso 16GB me hubieran funcionado más que suficiente: uso normal de Final Cut Pro, Photoshop, Lightroom, Xcode, VMWare con distintas máquinas virtuales (Windows 10 Pro, Ubuntu Linux 64Bits - que instalé para probar), Office365... en esta máquina, literalmente vuelan (y funcionarían igual con 16GB).
Vamos a probarlo: en las pruebas sintéticas como siempre he utilizado la última versión de Geekbench 5, para así poder tener un marco de referencia con otros análisis que hemos publicado en Applesfera. Siempre podéis consultar los informes de cada análisis en mi perfil del Geekbench Browser (recordad que el cambio de Geekbench 4 a 5 alteró la escala de medición - la referencia siempre será la versión con la que se prueban los modelos). Para este MacBook Pro tenemos los siguientes valores:
A nivel de CPU está en cifras altas incluso teniendo 4 cores, seguido muy de cerca por los procesadores ARM de Apple en los dispositivos iOS, aunque estos últimos montan más cores con lo que el rendimiento por núcleo en el Mac es más acentuado. Veo también que Geekbench detecta incorrectamente la memoria del portátil como LPDDR4 a una frecuencia más baja que la que monta, aunque esto no influye en estas pruebas de cálculo. Son buenas cifras a un alto nivel, acompañadas por la gráfica Intel Iris Plus que con 1536 MB propios llega hasta los 10574 puntos - cifra que nos será familiar porque es el valor cómodo para la gestión gráfica en aplicaciones que requieran algo más de potencia.
En las pruebas con Cinebench R20, el conjunto consigue un buen rendimiento multinúcleo con 1884 puntos, estando a buena distancia del puesto inmediatamente superior trabajando a la mitad de frecuencia e incluso superando a su antecesor que funciona a más velocidad. Por núcleo destaca una puntuación de 459 puntos y se pone por delante - como veis en la imagen - del AMD Ryzen Threadripper sólo en el modo mononúcleo, esto es porque el multiplicador de este último suma mucho más cuando se combinan todos los cores (este procesador de AMD está diseñado específicamente para eso).
En nuestro MacBook Pro, el multiplicador de rendimiento cuando pasamos de un core a multicore es de 4.10x, un buen valor donde exprimimos algunos ciclos extra de proceso con la inercia de multihilo. En resumen: este procesador Intel funciona con muy buen rendimiento incluso manteniendo el perfil bajo con uno o dos núcleos lo que le hace muy eficiente al no necesitar despertar más cores para tareas que demanden algo de potencia extra porque ya la tiene de base y l mantiene de base. Es, en definitiva, un conjunto muy equilibrado tanto para el día a día como en el empuje extra de rendimiento para cuando lo necesitemos - y siempre contenido energéticamente.
Veamos Final Cut Pro. En mis pruebas con vídeos 4K el sistema los ha movido sin problemas, aplicando filtros en tiempo real y consiguiendo trabajar con el conjunto de forma bastante cómoda. Para calibrar la exportación de un proyecto completo, he utilizado el conocidísimo test BruceX, con cuatro iteraciones. Este test consiste en exportar sin renderizar en segundo plano un proyecto complejo a la resolución de 5120 x 2700 píxeles, combinando generadores de Final Cut Pro, títulos y transiciones en distintas capas:
- Iteración 1: 00:42,34 segundos
- Iteración 2: 00:41,77 segundos
- Iteración 3: 00:42,23 segundos
- Iteración 4: 00:42,06 segundos
- Media: 00:42,01 segundos
Es un buen tiempo medio de exportación para un proyecto de estas características, sobre todo teniendo en cuenta que se utiliza mucha RAM del subsistema gráfico y la Intel Iris Plus sólo trae 1536 MB de RAM. Podéis hacer este mismo test en casa para ver como queda respecto a vuestras máquinas, pero considero que es un valor estupendo para una máquina con estas características. Fijaos que el MacBook Pro de 16" que analizamos en noviembre, con 8 núcleos, una AMD Radeon Pro 5500M y 4GB de memoria GDDR6 se quedaba en 15,37 segundos. En mi uso cotidiano, el Final Cut Pro ha mejorado sensiblemente la optimización con la librería Metal acelerando el renderizado, la composición y la exportación y se pueden hacer proyectos que no sean excesivamente complejos sin ningún problema.
Precisamente para ver de lo que es capaz este nuevo MacBook Pro, he utilizado la última aplicación de Blackmagic: la app BlackMagic RAW Speed Test, que evalúa el ordenador y su capacidad para manejar archivos brutos en el formato RAW de Blackmagic (BRAW). Estos archivos requieren mucha potencia de CPU y de GPU trabajando juntos, por lo que es un buen baremo para situar las capacidades de manejo de estos archivos complejos utilizados en producciones de alto nivel, con calidad cinematográfica.
La idea de este test es calcular cuántos frames puede descodificar cada componente en 8K. En la parte de "How Fast?", cuanto mayor sea el número, mejor. Sobre el bitrate (parte de la izquierda), el formato BRAW 3:1 es el más complejo y el BRAW 12:1 el que menos. En esta gráfica podéis ver las recomendaciones para trabajar con este sistema en este formato tan exigente sin comprimir en 8K. Para que os hagáis una idea, 3:1 sería una película de estudio, 5:1 los episodios de una serie o producciones independientes y 8:1 o 12:1 para contenido en el que no sería ni siquiera útil utilizar el RAW dado que no se aprovechará toda la calidad que nos brinda. Este test es muy nuevo (finales de 2019) y este MacBook Pro aún sin gráfica dedicada ni mucha RAM se defiende en términos medios. Podéis probarlo en vuestras propias máquinas en casa descargando la app gratuitamente desde la Mac App Store.
Probémoslo también con juegos. He escogido el Shadow of the Tomb Raider (que tenía pendiente de comenzar en Steam) y el famoso Fortnite. Ambas versiones son por supuesto nativas a macOS. Sin gráfica dedicada no son quizás el mejor ordenador para jugar en modos ultra, pero conseguiremos utilizarlos en modos medios de rendimiento. El Tomb Raider consigue unos 25 fps sostenidos en modo medio-alto con filtro anisotrópico 2x, pero ajustando algunos parámetros jugaremos a buena resolución llegando sin problemas a los 40 fps.
En Fortnite, no he hecho muchos experimentos. Pantalla completa con calidad alta a 1440x900 y según me detecta el propio motor del juego consigo unos 30 fps. Ajustando algo más algunos efectos especiales se puede llegar a los 50 o los 60 también sin problemas.
Para reforzar más la conclusión del rendimiento, pasamos al benchmark Unigine Valley (utilizando OpeGL que fuerza un poco más el sistema al no estar tan optimizado para macOS), y después de las distintas escenas, efectos de sonido, ambientales, travellings y escenas más bien complejas, nos quedamos en un ecualización media con 40fps y una puntuación de 1680. Buenos números para una tarjeta integrada con esta RAM que no aspira como hemos comentado antes a una calidad ultra.
Para acabar con la batería de pruebas, la del disco duro. Os confieso que este test lo incluyo más tradición que por otra cosa, ya que desde que tenemos unidades SSD todos los valores del mismo son bastante buenos - aunque nunca viene mal para determinar la velocidad de lectura/escritura del mismo. En este modelo de análisis se incluía el modelo de 2 TB PCI-e, con lo que la velocidad en modelos con menos capacidad puede ser menor. Ninguna pega con este disco duro que consigue velocidades fantásticas sobre todo cuando trabajamos con el formato ProRes 422 HQ en nuestros archivos.
Un MacBook Pro para cualquier uso
Hay que diferenciar entre los modelos de entrada que cuenta con procesador Intel de octava generación y el modelo que monta la décima generación de base: la diferencia entre esta generación y la anterior está acentuada en este último caso - ya que si venimos de un modelo de 2019 y en este 2020 montamos el de octava, tendremos pocos cambios más allá del nuevo teclado Magic Keyboard y una ligera mejora de especificaciones, como el aumento en memoria RAM y el disco duro.
Es sin embargo cuándo contamos con el procesador de décima generación donde veremos una mejora notable no sólo en potencia, también en eficiencia energética y velocidad en la RAM, así como la posibilidad de subirla a 32GB que en mi opinión debería ser en casos muy contados. El modelo base que monta los Intel de décima generación es sin duda el recomendado, sin añadir ni quitar nada: tiene un buen disco duro de 512GB, 16GB de una RAM más rápida, mejor gráfica y un procesador de última generación (además de que ganamos dos puertos Thunderbolt 3 más) por 2.129€.
En esta actualización, Apple ha puesto al día el modelo que conocemos para llevarlo al punto del Mac para todo: tiene potencia para prácticamente cualquier cosa que le pidamos, desde el día a día en ofimática hasta trabajar con Final Cut Pro de forma exigente aunque siempre sin entrar en el campo de las especificaciones extremas que se reservan para el modelo de 16".
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