Historia de los portátiles de Apple (I): Macintosh Portable (1989)

Historia de los portátiles de Apple (I): Macintosh Portable (1989)
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Hoy, en la keynote que presentará esta tarde Steve Jobs desde San Francisco (y que Applesfera seguirá en directo en su habitual página de seguimiento), posiblemente asistamos al nacimiento de una nueva generación de portátiles de Apple, que cambien (o combinen, quien sabe), la línea actual de portátiles Mac existentes.

Mientras asistimos a los cambios que nos tienen preparados hoy, no estaría mal recordar como eran los tiempos en los que los portátiles de Apple comenzaron a abrirse camino por un segmento del mercado con poco futuro por aquel entonces y que ha evolucionado en los Macs que actualmente tenemos entre manos.

Repasaremos las distintas generaciones de Macs portátiles, deteniéndonos en los pequeños detalles que destacaban (o fueron criticados) de cada modelo, y veremos como han influido en las máquinas que tenemos hoy en día. Hoy empezaremos con el Macintosh Portable, de 1989, el primer intento de Apple por convertir la línea Macintosh en un ordenador "para llevar".

Muchos dicen, con humor, que el primer ordenador de Apple considerado como "portátil" fue el Macintosh de 1984. Jobs nos lo presentó como un ordenador que cualquiera podría llevar de un lado a otro... aunque en realidad era más "portable", que portátil... y evidentemente, estos comentarios no son más que una broma.

La idea de un Mac mucho más ligero terminó consolidándose en el Macintosh Portable. Se trataba de crear un Mac fácilmente transportable, con todo integrado para funcionar y con autonomía de energía. Para ello, Apple se basó en las líneas del Macintosh SE de la época, cosa que se nota bastante en las formas del producto final.

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Prototipo utilizado por los ingenieros, con carcasa transparente para comprobar visualmente el estado de los circuitos sin abrir el portátil. Hoy en día, uno de los modelos más codiciados por los coleccionistas.

El Macintosh Portable llevaba una versión de bajo consumo de energía del famoso procesador 68000 de Motorola, ya que, como podréis adivinar, el gran problema de éstas máquinas era (y sigue siéndolo) la energía que requieren para trabajar. Sin embargo, este Macintosh Portable contaba con 10 horas de autonomía.

Uno de los puntos más criticados de este portátil fue su sistema de carga: no podía funcionar directamente con conexión a la red eléctrica, sino que cargaba la batería que luego, alimentaría al portátil. El resultado: si nos quedamos sin batería, nos quedamos sin utilizar el portátil. El problema venía debido al sistema de voltajes del cargador, que tenía muy poca potencia y hacía que el disco duro no girara.

Muchos usuarios solucionaron este problema con un cargador con mayor potencia, que aportaban la energía necesaria al circuito de alimentación como para no necesitar cargar completamente la batería para funcionar.

Una "leyenda urbana" sobre él decía que la batería duraba más si no teníamos ningún fondo de pantalla puesto en el escritorio... Los "fondos de pantalla", por aquel entonces, eran patrones de dibujos que llevaba el propio sistema operativo. Por supuesto, este rumor era falso, ya que la representación en pantalla de cualquier diseño no influía en la duración de la batería.

Contaba con 1 MB de RAM, 40MB de disco duro (se vendía de forma opcional), pantalla LCD de 640x400 píxels (9,8")... En 1991, fue reemplazado por un modelo con más RAM, iluminación de la pantalla (en el primer modelo se hacía dificil su lectura en determinados ambientes) y un conector SCSI DB-25, en la parte trasera. El precio oscilaba entre los 6500$ y 7300$, y era capaz de funcionar con los Sistemas 6 y 7.

El uso de un trackball incorporado en la zona derecha del teclado mejoró la interacción del usuario con la máquina: gracias a la interfaz gráfica del Sistema 6 cualquier usuario podría manejar un Mac de este tipo sin tener que teclear ni una sola palabra en modo texto.

Anuncio de televisión con el que Apple promocionaba el Macintosh Portable. Sus claves: interfaz gráfica mediante uso del trackball, con el que cualquiera "sin saber nada de informática" podría utilizarlo.

Otra de las características destacables del primer portátil de Apple fue la inclusión de un puerto de salida de vídeo, algo bastante innovador para la época y que la compañía no volvió de incorporar en un portátil hasta la segunda generación de los primeros PowerBooks.

La iluminación de la pantalla en el nuevo modelo fue una gran mejora en la usabilidad del Macintosh Portable... pero redujo la duración de la batería a la mitad, con lo que perdía una de sus mejores bazas. El peso de todo el conjunto sobrepasaba los 7Kg, debido a la enorme batería que ocupaba el 35% del espacio de la máquina.

Muchos admiraron la valentía de Apple de incorporar la tecnología Active Matrix LCD a su pantalla, comparable con los monitores de los ordenadores de escritorio de la época, y muy superior a cualquier otro PC existente en el mercado... cosa que también incrementó el precio final (sólo accesible para unos pocos).

Curioso (y raro) vídeo de la propia Apple donde podemos ver a un Macintosh Portable... en el espacio, expulsando un disco. No os perdáis tampoco el rótulo con el que titularon el vídeo: "Apple TV".

El Macintosh Portable fue un "tubo de ensayo" de toda una generación que tenía que venir, e incluso no ha llegado a ser considerado un auténtico "portátil", debido a su enorme peso y envergadura. Fue una combinación de tecnologías dispares que podrían haber convertido en leyenda un portátil que no acabó de llegar al público: su elevadísimo precio y su poco atractivo como portátil "real" no convencían a los potenciales consumidores.

Sin embargo, supuso un inicio, un camino, una dirección hacia la que partir: Apple aprendió de los errores (y cometió otros nuevos, por supuesto) y lanzó en un corto período de tiempo una nueva generación de portátiles, llamados... PowerBooks.

De ellos, sin embargo, hablaremos en la próxima entrega...

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