Steve Jobs volvió a Apple en 1997 y lo primero que hizo fue reducir más del 90% de los dispositivos de lo que parecía otra compañía completamente distinta a la que era cuando la dejó. Buscó un número redondo: diez productos, los usuarios no deberían estar confundidos con lo que Apple podía ofrecer y los escasos recursos de la época debían centrarse en ellos. La empresa que era antes de su vuelta, tenía en su catálogo más de 350. Y sin embargo, a él le resultó sencillísimo hacerlo.
Los principios que definen a la compañía están basados en la simplicidad: dar capacidad de elección al usuario pero no aturullarlo con decenas de variaciones de lo mismo. El propio Apple I era una combinación a medio caballo entre quienes buscaban un ordenador de última generación, pero que no tuvieran que preocuparse por soldar hasta el ultimo chip. Sin duda la simplificación materializada para una época más compleja en la informática, y una declaración de intenciones para las siguientes.
Esos diez productos elegidos de la época representaban prácticamente los grupos de usuarios que interesaban a Apple, y explorando esas necesidades una a una los siguientes años se descubrieron posibilidades para dispositivos como un reproductor MP3 portátil que dio lugar al iPod poco tiempo después. Sin ninguna duda, el lanzamiento más importante de la época y sobre del cual el propio Jobs estaba tan convencido como para jugarse toda su empresa fue el iMac.
Los años siguientes sentaron las bases de prácticamente la gama actual de Macs: todos los que conocemos ahora fueron presentados entre aquel 1997 y antes de 2010. El rediseño del Mac Pro (modelo "turbina") fue presentado en 2013 y puede considerarse un nuevo Mac por su factor forma tan radicalmente distinto a lo conocido, pero fue eso precisamente lo que obligó a Apple años después a dar marcha atrás y volver a un diseño en torre más tradicional con el Mac Pro de 2019. Este pequeño recorrido de decisiones es precisamente lo que nos lleva a tener hoy un auténtico nuevo Mac sobre la mesa, basado en una tecnología que la compañía presentó hace menos de dos años y que está dando muchísimo de hablar en el mundillo. Apple nunca había "vuelto al Mac" de esta forma, y el Mac Studio es el resultado de años de decisiones y fruto de las nuevas capacidades de la compañía.
¿Cómo es el nuevo Mac Studio?
El diseño sin ninguna duda nos recuerda a su hermano menor, el Mac mini. Con él, después de varias variaciones de materiales, Apple encontró un factor forma apropiado tanto como para contener su tecnología, como para que pasara en cierta forma desapercibido: lo podemos tener encima de la mesa pero no la ocupa completamente, dando la impresión de que es casi un accesorio del ordenador más que el ordenador en si mismo.
Cuando Apple nos presentó el nuevo Mac mini (2018) no puso al día el diseño exterior porque reconocía que su lenguaje visual continuaba funcionando perfectamente. Las dimensiones cuadradas de 19,7 cm x 19,7 cm además estaban siendo utilizadas por muchos usuarios para montarse a medida pequeñas estaciones de trabajo en armarios para tratarlos como granja de procesamiento - con lo cual, una nueva generación con las mismas dimensiones era la respuesta correcta para añadir un nuevo integrante a la familia.
Este nuevo Mac Studio podría pasar por un Mac mini si lo miramos desde arriba - la manzanita aquí es ligeramente más grande, eso sí - construido en el mismo cuerpo unibody de aluminio de su predecesor pero que llega en altura hasta los 9,5 cm. Visualmente, es algo más alto que dos Mac mini y medio apilados (recordemos que el Mac mini tiene 3,6 cm de alto). En mesa la verdad es que queda con una apariencia muy sobria, dando sensación de un dispositivo robusto, discreto pero a la vez muy llamativo: sigue siendo una forma sorprendente para un ordenador - a la que en pleno 2022 no solemos estar muy acostumbrados en el resto de fabricantes (en términos de simplificación, minimalismo y calidad de materiales).
La parte inferior sí ha sido rediseñada respecto al mini y presenta una circunferencia perfecta a través de la cual se han logrado microperforaciones laterales para la entrada de aire frío. La base plana - con la palabra "Mac Studio" perfilada en el aluminio - sirve como punto de apoyo y elevación respecto a estas entradas de aire.
Esta construcción es muy importante para el nuevo diseño térmico ya que juega un papel crucial en el desempeño de este nuevo Mac. Los resultados de los años de aprendizaje no sólo están en la parte del SoC Apple Silicon M1 Ultra o M1 Max, también en exploraciones de cómo eficientar la salida del aire caliente en procesadores de alto consumo energético.
El Mac Studio por tanto hereda de conceptos que vienen incluso de la época del legendario Power Mac G4 Cube y de las lecciones aprendidas que luego desembocaron en el Mac Pro de 2013: una disipación con el principio del flujo de aire de las turbinas que recoge el aire frio desde la base y lo expulsa por la parte superior. En el Studio, este aire caliente sale por la parte trasera gracias a una generosa parrilla con unas microperforaciones del mismo diámetro que las inferiores y que ocupa dos tercios de toda la superficie.
La compañía sin duda le ha dado protagonismo a este nuevo diseño término dotándole en todo momento de disipación activa, ya que los ventiladores que forman parte de este sistema de disipación están siempre conectados desde el momento en el que pulsamos el botón de encendido. Suelen estar a revoluciones muy bajas, pero si ponemos la mano en la rejilla posterior notamos el caudal de aire que sale del interior como medida para mantener todo el sistema refrigerado en todo momento, manteniéndose a unos 23º de media en la zona externa donde más calor se aprecia:
A pesar de eso, el sistema es extremadamente silencioso - lo cual es conveniente ya que solemos tenerlo encima de la mesa. Para la elaboración de este artículo, he ido haciendo mediciones con un sonómetro de alta precisión con ± 2,0 dB y capacidad de rango de 30dB a 130dB. La primera medición con el ordenador encendido sin carga de trabajo, es decir, el nivel mínimo de ruido es de unos 35dB, un valor muy bajo y que además ha sido tomado apuntando directamente a la rejilla de aire. El Mac Studio, encima de la mesa y encarado hacia nosotros, contando con el alejamiento natural de nuestra posición en la mesa, es prácticamente imperceptible.
Opciones de conectividad por todas partes
Parte importante también del diseño es la incorporación en su mensaje de una de las mayores cantidades de opciones de conexión como hacía años que no veíamos en un Mac. Me gustaría empezar por la parte delantera: dos puertos USB-C (o Thunderbolt 4, si compramos el Mac Studio con M1 Ultra) y una ranura para tarjetas SDXC - que hoy en día nos resultan inauditos en un producto de sobremesa de Apple y que no deberían extrañarnos tanto. Aquí queda claro que si la compañía busca dar una respuesta a los usuarios, estos elementos se pueden integrar fácilmente en su narrativa visual.
No sólo quedan bien. Como digo, aunque no debería, en mi análisis he agradecido enormemente disponer de estos puertos en la parte frontal - para conectar y cargar dispositivos (en el modelo de análisis, con M1 Max, permite una carga a 15W y con una velocidad de 10Gb/s mediante la norma USB 3) y esta comodidad es algo a lo que la compañía debería continuar acostumbrarnos en futuros productos.
Fijaos que es tan atípico que estos puertos estén en el frontal, que ni siquiera los renders previos que lo predecían antes de la keynote los incluyeron con los últimos chivatazos. Estoy convencido de que el artista que estaba creando el diseño 3D con estos chivatazos soltó un "¿puertos delanteros en un Mac? Ni de coña, esto tiene que ser falso". Afortunadamente no lo es, y en el día a día es una de la cosas que ayudan mucho.
Si pasamos a la parte trasera, contamos con prácticamente todos los puertos que se utilizan hoy en día: cuatro generosos puertos Thunderbolt 4 completos con capacidad para conectar incluso cuatro monitores Pro Display XDR 6K y un puerto adicional HDMI que soporta hasta 4K: es decir, este pequeña maravilla tiene capacidad para tener conectados simultáneamente cuatro monitores 6K y un monitor 4K.
La toma de red es una 10Gb Ethernet, perfecta si queremos unir este Mac Studio a una granja de proceso o similar que tengamos en casa o en la oficina, o a algún NAS privado para almacenar nuestra información. Dos USB-A hasta 5 Gb/s (de nuevo, inaudito en un producto Apple actual) para cualquier dispositivo con este tipo de conexión que aún tengamos por casa y un puerto de auriculares o salida de sonido de alta impedancia que evitarán la necesidad de utilizar accesorios externos de amplificación en caso de un uso más profesional.
Dos curiosidades: la primera, es la conexión del cable de corriente (trenzado y bastante resistente, por cierto) que se conecta al cuerpo del nuevo Mac mediante una forma que muchos denominaron "Mickey Mouse" por su familiar parecido con el personaje de Disney. Está fabricado así para atenuar la carga estática de la corriente y que no afecte con zumbidos o similares al resto del dispositivo, es comúnmente utilizado en accesorios de sonido profesionales precisamente por esto.
La segunda curiosidad es una pequeña hendidura en la zona de la base que no se apoya contra la mesa, con una forma muy similar a un puerto USB-C, de la que Apple oficialmente no ha dado más información. Se podría pensar en un bloqueo antirrobo tipo Kensington, pero ciertamente no hay espacio para utilizar uno tradicional. Se rumorea que Apple puede estar trabajando con alguna compañía de seguridad para crear una opción con la que asegurar nuestro Mac Studio ante cualquier intento de robo físico, que por el tamaño del dispositivo, podría ser muy fácil.
Este pequeña perforación también dio alas a la idea de que podría ser una forma de apertura del Mac Studio, quizás para poder cambiar algún componente en su interior. No es así, y la confusión parte incluso de la propia Apple que califica a su producto como "sistema modular", que no es como quizás lo entendemos el resto. Por mucho que la marca insista, el Mac Studio no es un sistema modular, no podemos abrirlo y cambiar piezas internas una vez que hemos comprado una configuración en concreto. De hecho, a nivel de usuario no podemos abrirlo de forma sencilla, ni siquiera para limpiarlo (aunque personalmente, considero que en este tamaño de dispositivos y considerando la ventilación más contenida que tienen, no deberían necesitar de este mantenimiento).
Alguno de los primeros Mac Studio han sido diseccionados y curiosamente se descubrió un módulo extraíble que tenía pinta de ser el almacenamiento SSD del equipo. Sin embargo, no es así: el disco duro del Mac Studio debido a la arquitectura unificada de Apple Silicon está dividido en dos, el controlador dentro del propio SoC (para optimizar la velocidad de respuesta) y el almacenamiento "bruto" en este módulo separable.
Sin embargo, este módulo ni siquiera está diseñado siguiendo el estándar M.2 con el que se crean los SSDs intercambiables que conocemos. Tiene todo el sentido, ya que el factor forma de los M.2 cuenta con el controlador dentro del propio módulo y es algo completamente distinto. Esta unión entre el módulo RAW del Mac Studio y su controlador impiden que se puedan separar, incluso ante un ordenador exactamente idéntico en tamaño. Jugando algunos trucos se podría formatear la unidad y conseguir algo, pero todo es demasiado complicado de hacer para un usuario doméstico. Mas bien parece que Apple lo ha fabricado de esta forma para que se pueda reparar en sus servicios técnicos, o simplemente porque en el proceso de producción de este Mac es más fácil hacerlo así - en lugar de soldarlo a la placa.
En cualquier caso, y apelando al mismo sentimiento que ha llevado a considerar que este Mac Studio debía contar con mejor conectividad, considero que al menos se debería presentar al usuario la oportunidad de abrirlo y al menos, añadir un disco duro extra en el formato M.2, el más conocido del mercado. Sobre todo, teniendo en cuenta que en este Studio se cuenta con más espacio físico que en un mini (y al estar tan cerca del Mac Pro, quizás debería haberse empleado de esta forma). La alternativa, eso sí, es usar la sobrada conectividad Thunderbolt 4 y utilizar los discos duros externos que necesitemos.
La reencarnación del Cinema Display se llama Studio Display
Acompañando el lanzamiento del Mac Studio, Apple nos pone encima de la mesa también un nuevo monitor llamado Studio Display que coge el relevo del mítico Cinema Display, y que tanto tiempo estábamos esperando como un sustituto intermedio entre el iMac y el Pro Display XDR que acompañó el Mac Pro rediseñado de 2019.
Tengo que reconocer que un ritual tan manido como extraerlo de la caja, me sorprendió en el caso del Studio Display. Primero, porque me pareció tremendamente robusto - ya que la unidad de cesión venía con el soporte de inclinación y altura ajustables - con un peso considerable (más de 7Kg) y un diseño que a primera vista ya me encantó.
Es probablemente el monitor más espectacular que he visto últimamente (con permiso del XDR Display Studio, claro), con unos acabados y materiales que no estamos acostumbrados a ver en monitores de escritorio fuera de la marca. El diseño de pantalla plana que integra el borde recuerda muchísimo al iMac M1 (2021) pero algo más grueso aquí, y la peana destila calidad por los cuatro costados: parece algo más propio de una nave espacial, que de un monitor. En muchos aspectos, me recuerda al viaje que se inició con el gran iMac G4 "lamparita". Se puede elegir antes de comprarla e incluirla (ya viene montado con ella) cuesta unos 460 euros extra, al monitor base que escojáis (con, o sin vidrio nanotexturizado - para mejorar el contraste en ambientes con alta luminosidad). En las Apple Store podéis incorporarla tras la compra, aunque siempre os saldrá más económico hacerlo antes.
La bisagra básica sólo permite regular la inclinación, pero en el caso del modelo cedido para pruebas, también es posible ajustar la altura. Es comodísimo hacerlo y el mecanismo funciona de forma elegante y sin ningún tipo de traba o ruido alguno: con un solo dedo podemos subir o bajar la pantalla en cualquier momento.
Es además bastante fuerte (debe serlo, para sostener la pantalla de 27" y mantenerla fija en cualquiera de las posiciones en las que elijamos situarla) pero en ningún momento ofrece resistencia a cambiarla - como decía antes - prácticamente con una mano y sin más puntos de apoyo. Como curiosidad, para las fotos que veis en este análisis necesitaba tener una luz detrás del monitor de forma discreta así que puse una base y una bombilla, apoyadas directamente sobre la bisagra en horizontal - sosteniéndola perfectamente.
Es casi una adicción mover arriba y abajo este monitor, con tal facilidad y comodidad a la que no solemos estar acostumbrados. La propia bisagra tiene un tope que llega a un centímetro exacto antes que la altura máxima del Mac Studio, para que si lo ponéis debajo de él, no lo golpee al bajar. Y por aquí ya tenemos una pista de lo que la marca ha querido hacer con este monitor: un accesorio pensado para sus productos, especialmente para este nuevo Mac Studio.
El monitor en cuanto a características es básicamente un iMac sin el ordenador pero en este nuevo factor forma tan espectacular: cuenta con un panel 5K de 27", una resolución de 5120 x 2880, brillo de 600 nits y es compatible con la gama cromática completa P3. Por supuesto con tecnología True Tone, e incorpora también el sensor de iluminación que ya viene siendo habitual en dispositivos como los MacBook, iPad y iPhone.
Aunque también repite el sistema de sonido del que ya hablamos en el análisis del iMac, me gustaría volver a destacar aquí la calidad de los seis altavoces con consiguen sonido espacial y hacen compatible al monitor con Dolby Atmos. Los tres micrófonos también están aquí para nuestras videoconferencias, consiguiendo además el mismo aislamiento sonoro del ambiente donde nos encontremos, para que al otro extremo sólo le llegue nuestra voz de la forma más clara posible. Y sigue funcionando de forma excepcional.
Pensado también para la época del teletrabajo después de todo lo que hemos vivido con la pandemia de COVID-19, este Studio Display incorpora la misma cámara frontal ultra gran angular de 12 Mpx, con un campo de visión de 122º - apertura de ƒ/2,4 y la fantástica funcionalidad de Encuadre Centrado. Con ella, la cámara detecta las figuras humanas de que hay en el objetivo y centra el encuadre de forma automática, dando la sensación de que la cámara "se gira" horizontalmente. Esta funcionalidad funciona sólo al conectar cualquier Mac, ya que forma parte de macOS. Es posible utilizar el Studio Display como monitor externo de un iPad, por ejemplo, pero la cámara del monitor no se activará ya que el iPad usará las propias.
Podemos conectar no sólo productos de Apple, también cualquier dispositivo compatible con Thunderbolt 4 - como un PC portátil. En mis pruebas, el monitor se ha configurado al instante bajo Windows 10 y se han detectado tanto el sistema de sonido (altavoces y micros) como la cámara. Si bien, dicha cámara no podrá utilizar el Encuadre Centrado ya que la versión de Teams para Windows no está preparada para ella (aunque en Mac si que lo esté).
Apelando de nuevo a la Apple que es capaz de añadir tantas opciones de conectividad al Mac, algo que se debería haber considerado: añadir al menos una entrada HDMI para poder utilizar el monitor con fuentes de este tipo. El Studio Display tiene cuatro puertos USB-C, siendo uno de los compatible con Thunderbolt 4 (capaz de aportar una carga al dispositivo anfitrión de 96W), pero considero que un HDMI debería haberse considerado para conectar cámaras y demás accesorios de vídeo que aún no tengan este conectividad (incluso una consola de última generación, por ejemplo).
También echo de menos posibilidades como, por ejemplo, hacer este Studio Display compatible con AirPlay sin necesidad de depender de ningún otro dispositivo. Este monitor cuenta con la ventaja de ser prácticamente un iPhone de 27 pulgadas y debería sacarle más partido en ventajas como éstas, propias del ecosistema. Contar con un A13 Bionic, eso sí, ayuda a mejorar la calidad de las imágenes de la cámara y aporta el "Oye, Siri" a casi cualquier Mac antiguo que no tuviera esta opción.
Con todo, el precio se presenta algo alto (modelo base a partir de 1.779€, con vidrio nanotexturizado, 2.029€) pero en el mercado de los monitores de esta gama siempre hay un compromiso al que ceder dependiendo de lo que te quieras llevar a casa - o a la oficina. Este Studio Display no tiene HDR, pero para quienes busquen una nitidez perfecta en texto y una resolución pensada para Mac, cuenta con un panel de gran calidad que presenta como ventaja la adopción del modo HDPI de la resolución Retina. En mis pruebas, y casi es mi caso personal, decir que no he echado nada de menos el panel del monitor HDR con el que trabajo (que ya es de gama alta).
Aquí ya depende del uso que vayamos a darle si priorizamos HDR o esta ventaja de producto Apple construido para su ecosistema. También se esperaba que el monitor fuera compatible con 120Hz - ahora que por fin han llegado al Mac - pero esto quizás hubiera encarecido el producto final. En un monitor como éste en el que no existe interacción táctil, la velocidad y animación de macOS no me ha parecido que la necesite como requisito (aunque habría sido un extra fantástico). También considero que el cable del monitor debería haber sido extraíble, como ocurre en el iMac utilizando la conexión magnética - con lo que podrían haber aprovechado incluso el mismo diseño.
En 5K quizás lo más cercano sea la propuesta que LG fabrica casi a medida para Apple, los Ultrafine 5K: aunque la diferencia en materiales, cámara y calidad de sonido los separe algo en precio y quizás también en el rango del usuario objetivo. Este Studio Display está puesto en las tiendas pensando en el compañero perfecto de los productos de Apple y construido con la calidad del conjunto y en la utilidad de la mayoría de los casos, aunque no cubre todos los aspectos profesionales que un Pro Display XDR si que cumple, eso sí, a mayor precio (también su competencia).
Sobre el escritorio, el tándem Mac Studio + Studio Display es redondo: rapidez de respuesta, resolución, uso e incluso en diseño forman la pareja perfecta y es donde se entiende el sentido que la marca ha tratado de darle. He estado usándolo de la misma forma con mi MacBook Pro de 2016 y se nota también esa consistencia en el lenguaje visual y ese aprovechamiento del Studio Display como un accesorio perfecto - donde si buscamos lo que nos ofrece, y nos encaja en precio, probablemente sea la mejor elección.
Los mejores M1 como motores
Casi dos años después de la llegada de los procesadores M1, Apple llega a la máxima expresión de sus chips M1 con el M1 Ultra: un prodigio tecnológico que mediante la tecnología llamada UltraFusion permite combinar a nivel de arquitectura y sin cuellos de botella dos procesadores M1 Max. Este rendimiento sobrepasa con creces al del actual Mac Pro con Intel, y si el modelo con M1 Max está más cerca del Pro que del mini, los Ultra van aún más lejos.
El modelo de análisis que he tenido la oportunidad de analizar contiene un M1 Max con 32 núcleos de GPU, 64GB de RAM y 2TB de disco duro SSD. Este disco duro, según las pruebas con la herramienta de Blackmagic de medición de compatibilidad llega a niveles prácticos a una velocidad de 5971MB/s en escritura y 5348MB/s en lectura - unos números fantásticos para trabajar con una unidad rápida y archivos de gran tamaño:
Veamos como se comporta con los archivos en bruto de la misma marca, utilizando el test Blackmagic RAW. Situando la compresión en 8K 12:1 (el valor más alto posible) el test no asegura una buena compatibilidad utilizando únicamente los diez núcleos de la CPU (los dos de eficiencia y los 8 de rendimiento) - y una compatibilidad completa cuando llegamos en los cuatro formatos BRAW si utilizamos la GPU vía Metal (en la imagen, la gráfica azul muestra el momento de cada proceso):
Pasemos al típico Geekbench 5 Pro, que seguimos poniendo en estos análisis más por poder comparar con modelos anteriores que por fidelidad en los valores: los M1 mejoran estos números porque tienen aceleradores específicos para tareas concretas, con lo que no hay que tomar estos valores más que como una referencia de comparación sintética. En las pruebas, obviamente el multiplicador de los núcleos, a pesar de no ser lineal, da una puntuación asombrosa:
Para poner en contexto estos números, veámoslo contra generaciones anteriores de otros Macs: por goleada se separa el iMac más próximo (aún con Intel) y de cualquier M1 - ya que en este Mac Studio el factor determinante es la cantidad de núcleos para estas pruebas:
Probemos la capacidad de la CPU con Cinebench R23, en las escenas avanzadas. Como veis, el test después de 30 minutos ejecutándose - para ganar en estabilidad de las pruebas - y poner a prueba el throttling térmico consigue una valoración de 1532 puntos por núcleo y un factor de multiplicación de 8,04 (es decir 12.311 puntos en total) situándolo cerca de un AMD Ryzen Threadripper de 16 núcleos:
Aquí vamos a hacer una pausa para tomar mediciones, ya que hemos puesto los 10 núcleos al máximo según el monitor de actividad del sistema. Utilizando la pistola térmica, veo que sólo se ha subido 3º la temperatura exterior media que comentaba a principio del artículo - una consecuencia de la disipación activa en todo momento desde que arrancamos el ordenador y la mejora en el caudal de aire en 360º diseñado para este Mac Studio:
Pasemos a medir con GFXBench el rendimiento, estabilidad y calidad de renderizado que ofrecen los 32 núcleos de la GPU en este M1 Max en más de doce tests combinados. El resultado es que en ninguna de las pruebas baja de 60fps y en algunas alcanza incluso los 1.985 fps (dependiendo de la complejidad de la prueba):
Para ver alguna de las que el software califica como más compleja y enmarcarla dentro de las distintas opciones del mercado, nos fijamos en una de ellas, la Manhattan 3.1 1440p, por ejemplo:
Por curiosidad, probé también una aplicación de pruebas pensada para iPads. Al poder hacerla funcionar también en los M1, quería comprobar a qué distancia se encontraba este Mac de los últimos tablets presentados por la marca. Aquí hay que destacar el diseño de estos Apple Silicon que comenzaron desde el mundo de la movilidad redondeando la eficiencia y luego han podido a escalar a estas opciones de escritorio. Definitivamente, a otro nivel, aunque cuenten con la misma arquitectura:
Como referencia, el valor más alto alcanzado en el mundo móvil es más de cuatro veces más bajo que este M1 Max (más de 20.000 puntos) diseñado específicamente para el escritorio:
En juegos, volvemos a Shadow of the Tomb Raider - la versión de Steam para ponerlo al máximo en todos su valores, con los filtros más complejos que se pueden escoger y a una resolución de 1440p - como resultado, una muy buena cifra de 98fps de media:
En Final Cut Pro X, utilizando por supuesto la versión compilada y optimizada para Apple Silicon, he probado a realizar el famoso tench BruceX que consiste en un pequeño proyecto de FCP a alta resolución (5.120 x 2.700 píxeles) con varias capas complejas, títulos y transiciones. Al utilizar muchas capas con elementos complejos, utiliza al máximo también la RAM de la GPU. El resultado en tiempo es cuánto tarda el Mac en renderizar el proyecto (sin buffering) y exportarlo. Tomando cinco muestras distintas y calculando la media de estos tiempos, el tiempo es de 10,23 segundos - prácticamente la mitad del mejor resultado que había obtenido hasta ahora.
Usemos ahora Logic Pro, también la versión nativa preparada para Apple Silicon, probándolo hasta conseguir una saturación del sistema añadiendo pistas de sonido en tiempo real. Para conseguirlo, subí el buffer de entrada/salida al máximo (1024 samples) y forcé que se utilizaran los 10 hilos de proceso de cada núcleo de la CPU. El resultado fue de 128 instrumentos simultáneos funcionando en tiempo real:
Otra de las pruebas que he hecho es exportar las 88 fotografías tomadas en RAW para este artículo, desde Lightroom, y sólo ha tardado 55 segundos en tenerlas todas procesadas, convertidas y exportadas listas en mi carpeta para subirlas. Si en este punto, volvemos a medir la temperatura del Mac Studio en la zona de mayor calor acumulado, volvemos a encontrarnos que aún después de todas las pruebas, no se superan los 25º en la superficie ni sube el ruido audible de los ventiladores:
Por último, y para tantear otro campo profesional más - el de los desarrolladores - utilicé el XcodeBenchmark ya que mide muy bien el coste/rendmiento de una máquina en una prueba muy compleja a nivel de compilación de desarrollo: en esta prueba se ejecutan 42 librerías CocoaPods con más de 70 dependencias. Estamos hablando de 6.231 ficheros para generar un mega-proyecto y medir el tiempo de compilación y hacernos una idea relativa de su rendimiento. En mi prueba, conseguí acabar el resultado con éxito en poco más 91 segundos:
Todo ello compilado contra Xcode versión 13.3. El valor más alto jamás alcanzado en este test por alguien corresponde por cierto a un Mac Studio con M1 Ultra de 20 núcleos y 64GB, con un tiempo de 67 segundos (para que sirva de contexto).
Durante estas pruebas, también he estado midiendo mediante un enchufe inteligente el gasto energético del Mac Studio, para comprobar casi en tiempo real la variación de consumo que tan importante es hoy en día en la factura de la luz. El valor más bajo que he encontrado justo antes de entrar en reposo es de 0,6Wh (justo en el centro de la gráfica anterior) y el máximo en 32Wh (en el pico de las pruebas de rendimiento).
El Mac Studio como epicentro de la gama
El Mac Studio es para muchos una respuesta de Apple a los usuarios que llevaban tiempo demandando algo a medio caballo entre el Mac mini y el Pro. Para mi, este nuevo ordenador es simplemente el fruto de más de 10 años de innovación en la arquitectura de su SoC y de muchas preguntas por el camino: no sólo pueden responder a los usuarios de esta forma, es que llevan más de una década para obtener una tecnología como esta con la capacidad de hacer algo que no tenga compromisos. La simplificación y el foco en el producto también es encontrar la forma correcta de hacerlo.
La salud a nivel de rendimiento y la potencia auguran a este Mac una larga vida: en el mundo Mac incluso los Intel ya contaban con largos ciclos de actualización que no tengo la menor duda serán aún más grandes en los Apple Silicon. Este Mac Studio es el epicentro de la familia pero está más próximo al Mac Pro (en algunos casos lo supera) que el Mac mini, aunque manteniendo el aspecto físico contenido de su "hermano pequeño". Un ordenador estéticamente potente por fuera y por dentro, el resultado de la combinación de las lecciones aprendidas con los primeros SoC M1 y la experiencia creando ordenadores de escritorio.
Comenzando en 2.329€ tenemos todo un Mac Studio con M1 Max, 10 núcleos de CPU y una GPU de 24 núcleos: una buena estación de trabajo profesional que también se adapta a nuestro día a día, con un diseño que continúa siendo espectacular - y más opciones de conectividad que nunca. Para alguien que quiera exprimir el mundo digital más allá de lo básico, para crear contenidos y disfrutar también de ellos, este Mac Studio puede ser la pieza perfecta.
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