Apenas quedan 2 semanas para que la WWDC'08 comience en San Francisco: Una fecha importantísima para cualquier interesado en el desarrollo para Mac OS X, que este año tiene el añadido extra del SDK para el iPhone.
Mac OS... Es el auténtico centro de todo. Es el motivo que une cada dispositivo, el hilo con el que está tejido el entramado del mundo Apple y a la vez, la oportunidad para reinventar la perspectiva de los sitemas operativos en un futuro.
Nunca debemos conformarnos con lo que tenemos. A veces hay que dar un golpe sobre la mesa y proponer alguna idea o sorpresa que revolucione el panorama con el que tan cómodamente vivimos. Ahora, hace falta un golpe de ese tipo en el mundo de los sistemas operativos.
No hablo del sucesor de Leopard, del que sólo conocemos el número de versión (Mac OS X 10.6) y al que Apple ni siquiera ha puesto nombre públicamente. Me refiero a un nuevo sistema operativo, al que llamaremos para entendernos Mac OS 11, y que todavía tardará unos 5 años en llegar a nuestros Macs... Bueno, a nuestros Macs, a nuestros iPhones, a nuestros AppleTV... ya me entendéis.
Hasta ahora, los sistemas operativos con interfaz gráfico contaban con la metáfora del escritorio: una adaptación de nuestro mundo "real" a un entorno digital. En el mundo real, tenemos papelera, carpetas, documentos, una mesa donde trabajar... y eso mismo ocurre en cualquier sistema operativo que existe hoy en el mercado.
Desde 1984, momento en que Apple lanzó el Mac e introdujo la interfaz gráfica en el mercado de consumo, nadie (ni siquiera ellos) ha dado un paso en otra dirección. Sí, hemos mejorado en rendimiento, estética, velocidad... pero no hemos cambiado de filosofía, de idea, de paradigma.
Pero un día llegó la tecnología Spotlight, y muchos nos dimos cuenta de que las búsquedas instantáneas iban a cambiarlo todo. En un mundo inundado de información, el primero que la encuentra es el más óptimo. Dicha tecnología evoluciona, en el caso de los Macs perfeccionada exquisitamente por Quicksilver: y entonces, nos dimos cuenta que tener iconos ya no sirve de nada.
El próximo Mac OS 11, podría cambiar la metáfora: podría cambiar las reglas de la actual representación burda y limitada de nuestro mundo real. En éste caso, hacer nuestros ordenadores a "nuestra imagen y semenjanza" ya no da resultado... al menos, en los últimos años.
¿Pero hacia donde vamos? Se ha imaginado un entorno tridimensional donde trabajar, quizás algo parecido a Piles, pero no dejan de ser ideas obsoletas incluso antes de su uso: son una mera evolución, y necesitamos una revolución.
Un nuevo sistema operativo: pero de arriba a abajo. Un sistema operativo inteligente, cuya médula espinal sea el sistema de búsquedas instantáneas más veloz y efectivo que se pueda diseñar. Ya no harán falta iconos, ni accesos directos, ni enlaces, ni carpetas: invocamos a un programa y el sistema operativo se encargará del resto.
Pero el grado de inteligencia se aplicaría también a la hora de ayudar al usuario: ¿No conoces que programa quieres? Entonces, dime lo que buscas. Un sistema de entrada de datos en lenguaje natural, quien sabe si incluso por voz nos llevaría a lo que queremos.
Y mucho más: la tecnología multitouch que apenas hemos acariciado en el iPhone llegará de manera rotunda a la nueva generación. Lo podríamos utilizar para abrir programas, lanzar acciones o acceder a información simplemente con gestos de nuestros dedos sobre una superficie táctil... Me imagino trabajando con mi mano sobre algo parecido a una alfombrilla multitouch, utilizando los cinco dedos de mi mano para controlar mi ordenador. Y porqué no: la mano izquierda utilizando otra de estas "alfombrillas" especiales, para complementar o especificar nuevos comandos.
De momento, todo ésto son sólo imaginaciones disparatadas de quien quiera mirar a través de la ventana del futuro. Quizás, hace unos años alguien lo hizo también y vió, exactamente, el sistema operativo que todos tenemos en nuestros Macs.
Es cuestión de tiempo, no de ganas. Lo importante, como siempre, es no conformarse con lo establecido y luchar por diseñar el futuro.
Y lo mejor de todo es que, ahora, mientras leéis estas líneas, está ocurriendo.
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