Como si de un Guitar Hero se tratase, la línea del metrónomo va moviéndose de izquierda a derecha para que pulses sobre la pantalla cuando pase por encima de un elemento. La única diferencia es que aquí la música es anecdótica, porque Combo Quest no es un juego de viejas glorias rockeras, sino de pegar leñazos a diestro y siniestro.
Aquí la cosa va de habilidad en vez de ritmo, y se precisan sacos enteros para poder jugarlo, disfrutarlo y alcanzar unos mínimos que no sean vergonzosos en la tabla de puntuación. Estamos ante una de esas propuestas que pueden parecer absurdamente simples para el que entre cinco minutos sin ponerle ganas y un reto legendario para los que le dediquen algo más de atención.
Además de los golpes simples, su gran baza resultan ser los combos, que una vez alcanzado cierto nivel nos permitirán ventilar al enemigo con un ataque especial. Pero ojo, porque un golpe en falso y el combo te lo comes con patatas, no sólo por volver a cero, sino porque el daño lo recibirás tú.
Para qué nos vamos a engañar, es un juego complicado de narices, más aún cuando tienes que cuadrar bloqueos del enemigo y estudiar cómo mejorar al personaje tras cada combate para sacarle el máximo partido a, por ejemplo, una mejora de vida o ataque, pero cuando le coges el punto se convierte en un desafío muy divertido.
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