Recuerdo perfectamente la keynote del primer iPod nano. Un reproductor MP3 increíblemente delgado con una buena pantalla a color que dejó con la boca abierta al mundo de la tecnología, en Septiembre de 2005. Y no lo tenía nada fácil: reemplazaba al magnífico, estupendo, añorado y paño de lágrimas para nostálgicos, iPod mini. Hoy, con este análisis del iPod nano de séptima generación, comprobaremos el estado de salud de este histórico dispositivo de Apple.
Este iPod que prácticamente cambia de forma en cada evolución, para adecuarse a la época para potenciar aspectos que el público demanda: lo hemos tenido con vídeo, sin vídeo, con capacidad para grabarlos y en otras ocasiones sin ni siquiera tener cámara. Hemos visto como su pantalla adelgazaba o engordaba, siempre manteniendo esa delgadez extrema que ya es parte del carácter de la designación “nano”.
En esta ocasión, con algún inevitable déjà vu al contar de nuevo con pantalla alargada, parece que Apple ha querido normalizar la forma heredando ciertas características (sólo en apariencia física) del iPhone, eliminando cualquier rastro de clickwheel, eliminada impunemente en la generación anterior.
iPod nano, contenido
Dentro de la minimalista caja del producto, encontramos el esperado nano, la documentación habitual, un cable Lightning y los nuevos auriculares EarPods de Apple. Al contrario que en la caja del iPhone 5, los nuevos auriculares no traen la caja de plástico contenedora, sino que están anclados en corcho, debido al reducido tamaño de la misma.
El modelo que estoy revisando es el rojo que participa en la campaña (PRODUCT)RED, en la que Apple como empresa colaboradora donará una parte de los beneficios de la venta de este producto al Fondo mundial de la lucha contra el SIDA en África. Aparte del color de su carcasa, exclusivo de esta edición especial, no existe ninguna otra diferencia en funcionamiento o diseño.
El nuevo diseño (por ahora)
Aventurarse a decir que el diseño del iPod nano será el de siguiente generaciones es bastante arriesgado, sobre todo observando la trayectoria de las anteriores generaciones, por lo que hablaremos del diseño actual como algo que ha recibido fuertes inspiraciones del iPod touch y el iPhone. Es la primera vez que vemos a un nano con botón home, similar al que cuentan sus hermanos mayores, pero con un símbolo circular en referencia a los iconos de las aplicaciones de su interfaz.
El tamaño del dispositivo es prácticamente el mismo que ocuparían dos iPod nano de la generación anterior, puestos uno a continuación del otro. De hecho, se puede incluso en la forma de la pantalla con marco blanco, que prácticamente es un “antiguo” nano alargado verticalmente. El cuerpo está fabricado en aluminio anodizado en siete colores disponibles,y los acabados tanto de la carcasa como de los botones tienen la excelente calidad de siempre.
La parte trasera es similar a la que encontramos en el iPhone 5, y muy parecida a la que veremos en el nuevo iPad mini. Tiene un tacto agradable y cómodo, no se marca fácilmente con las manos y no he notado ningún signo de desperfecto en ella en los días que llevo con él. Observaréis una franja blanca por la parte de detrás del dispositivo: ahí se encuentra localizada la antena Bluetooth 4.0 que, como novedad, nos encontraremos en este iPod nano:
La pantalla en esta ocasión es de 2,5”, con funciones multi-táctiles como las de acercar o alejar fotos pellizcando la pantalla. A pesar de ser tan pequeña, la calidad es francamente buena, contando con una resolución de 240×432 píxeles y la respuesta con el sistema operativo es tan inmediata y ágil como en cualquier dispositivo iOS (sin serlo).
El peso es otro de los evidentes puntos fuertes del producto, con unos asombrosos 31gr y un grosor de 0,54 cm. El peso es uno de los factores más importantes que tengo en cuenta a la hora de evaluar un dispositivo portátil, pero llega un momento en que si se sobrepasa un límite de ligereza, ya no importa. Éste es el caso de un dispositivo tan ligero, que es imposible mejorarlo en ese aspecto. Quién nos lo iba a decir cuando se lanzaron aquellos primeros iPod mini con disco duro que nos parecían minúsculos…
Mención especial para el nuevo puerto Lightning, que es prácticamente del mismo tamaño que el grosor del iPod, comodísimo y con una conexión mucho más natural que en la anterior generación, donde casi era más grande el conector que el propio dispositivo.
A este iPod nano se le ha ido la pinza
nano OS, are you talking to me?
El sistema operativo del iPod nano, bautizado como nano OS, es una versión reducida (en cuanto a interfaz) de iOS, aunque evidentemente, no tenga en absoluto nada de sus hermanos mayores. Se trata de una mezcla de la antigua clásica interfaz del iPod de toda la vida, mezclada con algunos elementos de iOS.
Los cambios en los iconos de cada “aplicación” son aquí redondos, no sé muy bien si para pretender diferenciarlo del sistema operativo móvil de Apple o para darle un toque de personalidad propia a este iPod, algo que cuesta asimilar después de estos años de iOS. En mi opinión, los iconos tal y como estaban en la anterior generación eran más correctos. La sección estrella de un dispositivo como éste, la parte de música, cumple perfectamente con su cometido, mostrando la información clara en la nueva pantalla y con los controles muy accesibles:
También esta vez, Apple ha incluído la aplicación de Fitness de Nike, para llevar el control de nuestros entrenamientos (sólo caminar o correr), utilizando el acelerómetro incorporado para ello. La pantalla de nuevo ayuda mucho con los datos, y practicar deporte con un producto tan ligero es una auténtica gozada, aunque para los menos amateurs quizás la aplicación de Nike se quede un poco corta.
Un detalle que agradecerán muchos es la inclusión de Radio FM digital, con funciones emisoras favoritas, con pausa y almacenamiento de hasta 15 minutos en el buffer. Según una prueba que realicé manteniendo la radio conectada y usando ocasionalmente el iPod nano, la batería puede durar unas 9-10 horas utilizando la radio, muy buenos números. La amplia pantalla y el sencillo sistema de búsqueda de emisoras, encantará a los que utilicen esta característica.
Como sistema operativo, este “nano OS” cumple su cometido: debe ser rápido, intuitivo y soportar ciertas características (como las capacidades multi-táctiles) sin mermar en agilidad. Sin embargo, ciertas características podían haberse mejorado: por ejemplo, inexplicablemente no podemos cambiar el fondo de pantalla del escritorio, estando limitados a los que vienen por defecto, que además, sólo estarán los que sean del mismo color que el iPod (y uno gris extra):
En definitiva, un sistema operativo diseñado exclusivamente para desaparecer a favor de las características principales del dispositivo, que es la reproducción de música, vídeos y tareas deportivas. Quizás hubiera sido mejor no cambiar la apariencia de los iconos que tan extraños nos resultaron, pero más allá de eso, utilizar el dispositivo es rápido y sencillo.
El último superviviente
Sin contar con el Classic, que resiste como un campeón el paso de los años, podemos decir que el iPod nano es el último superviviente de una época en la que los iPod dominaron el universo. Sin embargo, los tiempos cambian, y la tecnología actual hoy en día está más orientada a alejar a estos dispositivos de los ordenadores y hacerlos más independientes.
Con este iPod nano, al igual que con los anteriores, ésto no ocurre. Debemos pasar por iTunes para cargar los contenidos, alejándonos del modelo iCloud que Apple ha resaltado en los modelos superiores. Sin duda, este iPod nano se trata de una aproximación básica, y clásica, al mundo iPod: tu música, tus vídeos, tus fotos y todo en un tamaño ultra reducido.
Un detalle interesantísimo, y personalmente considero uno de los cambios más potentes de esta generación, es la inclusión de Bluetooth para la conexión de dispositivos de forma inalámbrica. Muy a tener en cuenta si aprovecháis esta característica para escuchar música en altavoces sin cables, o en el coche, quizás uno de los puntos clave para considerar la compra de este modelo en este segmento de precio y con éstas características.
Una lástima también que Apple abandone el tamaño cuadrado que tantas buenas ideas estaba dando a los amantes de los gadgets: convertirlo en un smartwatch tenía su punto, y creo que la compañía debería haber explorado aún más esta idea. Una versión como la anterior, pero con Bluetooth para conectar con nuestro iPhone en el bolsillo y controlarlo desde la muñeca, hubiera sido genial, por ejemplo.
También estaría genial, y ahí lo dejo como idea, que Apple arriesgara un poco más en el concepto del iPod deportivo. ¿Por qué no pedirle a Nike que integre en su aplicación el conteo de los (cada día más populares) puntos NikeFuel? ¿Quizás nuevos programas de entrenamiento, y para deportes más variados?
Resumiendo, y quedándonos con lo que el iPod nano de séptima generación realmente apuesta, que es una pantalla espectacular aún con su tamaño, construido con calidad y una ligereza insuperable, perfecto para los que busquen exáctamente ésto, ni más, ni menos. Con 16GB como tamaño único disponible, y con un precio de 169€, es pequeño en volumen pero grande en cada detalle clave que lo definen merecidamente como iPod, y como uno de los mejores reproductores básicos de MP3 (sino el mejor) que se pueden encontrar en el mercado.
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