Cada vez más dependemos de nuestro móvil, o en nuestro caso del iPhone. En él guardamos datos que cada día son más importantes, como acceso a nuestras cuentas bancarias o al control de los dispositivos inteligentes de nuestra casa. Así que cuando perdemos ese iPhone o nos lo roban, la pérdida de información o de acceso a datos importantes puede resultar ser un desastre.
Por lo tanto, la idea de tener un iPhone secundario no es para nada mala. Con él puedes cubrir casos de emergencia como pérdidas o robos, manteniendo el acceso a tus datos y pudiendo comunicarte con quien necesites. Y tampoco hace falta hablar de emergencias: un segundo iPhone puede hacerte la vida mucho más fácil cuando tengas tu iPhone principal en reparación. Veamos algunos puntos a tener en cuenta para ese iPhone de emergencias.
En primer lugar, no hace falta que sea un iPhone reciente. Lo ideal es que ese teléfono se use lo menos posible, así que no vamos a ponernos exigentes con sus especificaciones técnicas. Lo importante, eso sí, es que sea lo suficientemente moderno como para integrarse con las medidas de seguridad y el ecosistema de iCloud.
Puede ser antiguo, pero no demasiado antiguo
En otras palabras, el iPhone secundario debería poder acceder a las funciones de HomeKit, y a barreras como la autenticación en dos factores presente en iCloud y que nunca dejaré de recomendar. Lo ideal en estos casos, a fecha de escritura de este artículo, es que pueda ejecutar iOS 9 o idealmente iOS 10. Mi caso particular: uso un iPhone 7 como teléfono principal y tengo un iPhone 5 como teléfono de emergencias.
Si tienes uno de esos teléfonos y te animas a configurarlo, ten en cuenta que muy probablemente necesites una tarjeta SIM (aunque no esté vinculada a ningún plan de telefonía y datos) para activarlo. Puedes optar a contratar una nueva línea de teléfono, hay algunas operadoras que precisamente tienen ofertas para poder hacerlo. La opción más barata es, eso sí, comprar una SIM prepago.
Configuración: nada de nuevas cuentas y sólo las aplicaciones básicas
Configura el teléfono con tu cuenta de iCloud habitual, para que así puedes acceder a todos tus datos y a ecosistemas de control como el de HomeKit. Y cuando instales las aplicaciones de mensajería (WhatsApp, Telegram, etc), recuerda identificarte con tu número de teléfono principal para que allí estén todas tus conversaciones del día a día. Puedes hacerlo con el iPhone principal al lado, desde donde recibirás los códigos de confirmación para identificarte en el secundario. No hay problema.
Recuerda que ese teléfono es un teléfono enteramente dedicado a emergencias, de modo que instala sólo las aplicaciones más básicas y esenciales. Nada de juegos o aplicaciones de entretenimiento como Netflix o YouTube. El terminal debe de ser lo más rápido posible, porque puede que lo tengas que utilizar en casos donde cada segundo valga su peso en oro.
Por último, recuerda tener ese iPhone permanentemente actualizado. Y cárgalo de vez en cuando, ya que precisamente por el motivo que acabamos de decir no queremos tener que esperar unos minutos a que la batería se cargue a mínimos para que iOS pueda iniciarse.
Uso en casa y de viaje
El iPhone secundario puede estar dedicado a emergencias, aunque tampoco pasa nada si lo usas para algunas tareas en casa siempre que lo cuides bien. Algunos de esos usos pueden ser como mando del Apple TV usando la aplicación Remote, o como dispositivo de control de HomeKit o simple receptor de órdenes de Siri. Cualquier uso que sea más bien ocasional, sin que llegue a ser intensivo.
Y siempre depende de lo que vayas a hacer y a donde vayas, pero el iPhone de emergencias siempre puede salvarte la vida en algún viaje de trabajo o placer. Por lo tanto, ponerlo en la maleta es una buena idea. Sólo tienes que acordarte de mostrarlo bien en los arcos de seguridad del aeropuerto si viajas en avión, así que no lo coloques demasiado escondido.
Imagen | nihanpeker
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