¿Os acordáis cuando seguir una keynote de Apple era como ver una buena película de suspense? Siempre había rumores, suposiciones, esperanzas (y las inevitables decepciones), pero cuando la presentación comenzaba y la compañía de la manzana empezaba a descubrir una tras otra las sorpresas que nos tenían guardadas, la sensación era impagable. Como volver a ser un niño el Día de Reyes Magos.
Ahora, para bien o para mal (como me inclino a pensar), la perspectiva con la que afrontamos una keynote es completamente diferente. Los rumores han asesinado la sorpresa, y de esperar con ilusión a descubrir qué novedades esconderá Apple en la próxima generación del iPhone, hemos pasado a limitarnos a aguardar la confirmación de la extensa lista de más que plausibles filtraciones del mal llamado iPhone 5.
Y es que a este paso, lo único que podrá sorprendernos del iPhone será el nombre que tendrá… y ni eso. ¿Apostamos algo a “nuevo iPhone”? El nuevo diseño se ha dejado ver con demasiado detalle, la pantalla de 4 pulgadas y 1136 × 640 píxeles de resolución arroja pocas dudas y el nuevo conector más pequeño e independiente de la orientación ya trae de cabeza a los fabricantes de accesorios que esperan con impaciencia la confirmación por parte de Apple para poder empezar a trabajar en sus próximos productos. Diablos, ¡si incluso sabemos cómo serán los nuevos auriculares!
¿Incorporará el procesador A5X del nuevo iPad o dará un salto mayor hasta el A6? ¿La parte trasera metálica permitirá recibir de una vez por todas la tecnología NFC (la única pieza que aparentemente le falta a Passbook) o su ausencia se convertirá en un jarro de agua fría? ¿Tendrá Apple algún as bajo la manga? Eso espero, pero lo dudo.
Seguro que el nuevo iPhone va a ser fantástico, y antes de presentarse ya tiene todas las papeletas para reemplazar a mi veterano iPhone 4, pero muy equivocados tienen que estar los rumores para que la presentación del día 12 (una fecha que de momento conocemos únicamente por el canto de los pajaritos) no nos deje con el sabor agridulce de ver una película cuyo final nos han estropeado en la cola del cine.
Fake del iPhone 5 con parte trasera metálica
Es lo malo de los rumores, que no podemos vivir ni con ellos ni sin ellos. Amenizan la espera, pero estropean la sorpresa.
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