Hasta ahora, todos los iPhone que he tenido en mi vida me han durado dos años como "teléfono principal". Empecé con el iPhone 3G, de ahí pase al iPhone 4, luego al 5, luego al 6 Plus y finalmente hice el cambio al iPhone 7 que sigo teniendo actualmente. La única excepción fue un iPone 3GS que conseguí gratuitamente gracias a una oferta. El 6 Plus que tenía antes sigue estando en uso por un familiar y tengo el iPhone 5 como teléfono de emergencias en caso de que mi iPhone 7 necesite una reparación.
Ahora el patrón me dice que debería renovar ese iPhone 7 que tengo por alguno de los nuevos iPhone que vamos a ver en menos de dos meses. Pero estoy en plena época de reducir los caprichos tecnológicos y exprimir todo lo que pueda mis dispositivos, así que hace poco me pregunté: ¿puedo alargar un año más la vida de mi iPhone 7 aprovechando la promoción del cambio de batería?
Lo he comentado en otros artículos del pasado: las necesidades que tengo para un Mac se han reducido a tener unas cuantas pestañas abiertas de Chrome, de modo que me he exigido a mí mismo minimizar la compra de próximos ordenadores acorde con mis necesidades. Y eso también se refleja en el iPhone: quiero aprovechar los terminales al máximo, ya que no son precisamente baratos.
En el caso de mi iPhone 7 no tengo problema con su rendimiento. Podría ser mejor y sé que los iPhone 8 y el iPhone X van de maravilla, pero ni por asomo eso significa que mi iPhone actual sea lento. Mi principal problema con él es la batería: ésta duraba demasiado poco. La función en beta de salud de la batería me decía que mantenía un 86% de su carga original, y su duración me obliga a recargar el teléfono a la mitad del día o a depender de baterías externas si le meto mucha caña.
Comenté la situación con algunos compañeros técnicos del Apple Premium Reseller en el que realizo mis formaciones y la opinión fue unánime: tenía que aprovechar la bajada de precios y cambiar la batería de mi iPhone 7 para darle más vida y poder así aguantar un año más con él. Y así lo hice. Y ahora que han pasado un par de semanas desde el cambio, puedo sacar mis propias conclusiones de lo que he notado con ese cambio.
Hay mejoras, pero quizás no las suficientes
Y ese cambio no ha sido exactamente como esperaba. La batería me sigue durando más o menos lo mismo, quizás un poco más, pero la diferencia no es demasiado grande. Lo que sí he notado es que ahora la carga y descarga es más uniforme: no baja de repente del 100% al 80% o del 20% al 0% sino que cada punto de ese porcentaje se va reduciendo de forma medianamente homogénea. También depende de las aplicaciones que use, pero básicamente puedo fiarme más de porcentaje de carga que iOS me muestra. No va a haber bajones súbitos en esa carga.
Pero al final del día, la duración de la carga es sólo ligeramente más alta. Eso me lleva a pensar que, a falta de ver si iOS 12 mejora el asunto, puede que tenga que renovar el terminal aunque no sea mi intención inicial para así poder aprovecharme de la optimización que los nuevos chips tienen con las baterías de los iPhone.
¿Significa eso que el cambio de la batería de mi iPhone 7 ha sido inútil? No. Gracias a ese cambio he ganado 60-90 minutos más de carga cada día (dependiendo de si es un día movido o no), y sobre todo he ganado fiabilidad. Ya no tengo que preocuparme de que el teléfono no se me apague de repente cuando baje del 20% de carga, o que del 20% baje directamente al 10% en cuestión de escasos minutos. Puede que en casos más críticos, ese cambio de batería de muchas más ventajas. He oído casos de iPhone 6 y iPhone 6s que literalmente han resurgido de sus cenizas gracias a una batería nueva.
Sin embargo, y a priori, parece que en mi caso personal las ventajas han sido más pequeñas de las esperadas. Las posibilidades de que el iPhone 7 pase a ser mi nuevo terminal de repuesto para emergencias y acabe renovando el principal este otoño aumentan.
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