Como siempre ocurre tras una keynote, llega una avalancha de novedades enorme que acapara la atención durante unos cuantos días. Conforme se asientan, empezamos a vislumbrar pequeños detalles que merece la pena analizar con más calma. Uno de ellos y que poca gente parece haber visto es la desaparición del nombre de operador en el iPhone X.
Un paso atrás para los operadores de telefonía móvil
Donde unos han visto una pestaña o península horrible, Apple ha encontrado la oportunidad perfecta para hacerse con el branding completo de su producto estrella. Discusiones sobre el diseño de esta área repleta de sensores para Face ID aparte, lo cierto es que tiene, al menos, un aspecto positivo para el usuario. Deshacerse del nombre del operador.
Hace unos meses vimos cómo Steve Jobs fue capaz de convencer a AT&T y el resto de operadoras exclusivas del iPhone original para que no pusieran sus logos en el iPhone. Hasta entonces, los fabricantes de terminales móviles eran meros contenedores de los servicios de telecomunicaciones. Eran otros tiempos (no hace tanto), pero los smartphones de entonces no eran capaces de hacer lo que hacía ese iPhone. Ni los que le sucedieron.
Jobs se deshizo de sus logos y se quedó con todo el branding externo para sí mismo. Pero hubo un aro que no consiguió superar, tal vez porque no era el momento. En las pantallas de todos los teléfonos móviles de la época aparecía el nombre del operador. Fuera el que fuese. Y eso se trasladó al iPhone.
Sin embargo, había una manera de borrar el nombre de manera definitiva. Bien mediante el envío de un SMS que lo eliminaba de determinados modelos en la era pre-iPhone, bien mediante jailbreak ya en la época del terminal de Apple. Aunque esto nunca ha sido un método extendido.
Ahora, diez años después de que el iPhone original prescindiera en su carcasa de logos ajenos, el iPhone X ha suprimido a las operadoras del todo. El llamado notch, península o pestaña no deja espacio suficiente para colocar todos los indicadores tradicionales de la barra de estado del iPhone. De izquierda a derecha, las barras de cobertura, operador, señal de WiFi o celular, hora, bluetooth, porcentaje de batería y el icono de la propia batería.
Apple ha tenido que decidir cómo se distribuye el poco espacio resultante de este diseño. Y al abrir una app, veremos tan sólo cuatro elementos distribuidos por las "orejas": hora, barras de cobertura, Wifi o celular y el icono de la batería.
El iPhone sin tarjeta SIM
Esto supone un cambio más importante de lo que parece. Las operadoras llevan luchando desde el advenimiento del iPhone contra la comoditización o indiferenciación que se está produciendo en el sector. Su mayor temor es que el cliente les vea como meros intercambiadores de llamadas y datos, donde el único valor es hacerlo a un precio bajo. Por tanto, le da igual una operadora u otra diferente.
Las teleoperadoras llevan años luchando contra esto, utilizando bundles o cestas de servicios que fusionan varios productos en uno solo. Ver partidos de fútbol de pago, canales de televisión exclusivos, Netflix, líneas de teléfono adicionales a bajo precio y conexión a internet en el hogar son algunas de las ofertas convergentes.
Son más baratas, pero al mismo tiempo hacen un poco más difícil el cambio de operador. Si te vas, te tienes que llevar todo de golpe. Y eso, al final, acaba dando pereza.
Hace justo un año que hablamos de la eSIM como la inevitable novedad del iPhone 7 (cosa que al final sabemos que no sucedió). Un rediseño como el iPhone X hubiera sido el momento perfecto, pero es un movimiento mucho más complejo que la eliminación de logos y marcas en un iPhone.
Las eSIM van al corazón del negocio de las operadoras. En la actualidad y por ley, el cambio de operador que conlleve voz (no sólo datos) supone hacer la portabilidad online, por teléfono o presencial con su correspondiente espera. Sin embargo, no es difícil imaginar una situación diferente en el futuro donde podríamos cambiar de servicio directamente desde el iPhone y ya no sería necesario ir a una de sus cientos de tiendas o franquicias. Y, en consecuencia, perderían la oportunidad de venderte algo más. Televisión, internet, otra línea, fútbol. Los famosos up-sell o cross-sell.
Porque cuando inicias un nuevo servicio, es el momento de venderte más. Igual que cuando compras un nuevo iPhone, los vendedores saben que es el momento de venderte una carcasa o un accesorio. Puede que esta sea la razón de que el Apple Watch LTE tarde más tiempo del esperado en expandirse por el mundo. Porque trae implícito esa eSIM de la que hablamos. Acerca aún más ese futuro sin SIM en un iPhone. Y no es algo que las operadoras estén ansiosas por implementar.
Por supuesto, Apple necesita la distribución y capilaridad de las operadoras en la venta de sus terminales y ahora Apple Watch (aunque no depende tanto como otros gracias a sus Apple Store). Por tanto, la compañía va a tener que trabajar con ellas. Sin embargo, el precioso espacio ocupado por una tarjeta nano SIM tiene los días contados. La ranura SIM seguirá el camino de su amigo el jack de audio, aunque no sepamos cuándo.
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