Hablar sobre tecnología es apasionante. Pensadlo por un momento: a veces, cuando menos lo sospechamos, un dispositivo conecta con nosotros. En el inquietante abismo que separa un producto de una persona, siempre se establece una relación de uso que amplía nuestras capacidades, conseguimos hacer más cosas de las que podemos hacer.
Esa forma de utilizar la tecnología a veces me recuerda a la relación entre un músico y su piano, o su guitarra. El instrumento desaparece, y entonces sólo queda la obra, el resultado. Conseguir algo así es realmente complicado, y no tiene nada que ver necesariamente con Apple. Todos tenemos en nuestra memoria esa vieja cámara de fotos de cuando éramos niños, ese invencible ordenador de 8-bits, aquel viejo tocadiscos…
Lo que me gustaría compartir con vosotros hoy no sólo son los puntos fuertes y débiles de un producto, sino ese momento en el tiempo, éste mismo, en el que un producto altera nuestro entorno para siempre. Hoy os hablaré de esa pantalla que veis en la prensa, de la que hablan en la calle, para el que se fabrican aplicaciones con usos imposibles hace dos años. Esta es mi forma de compartir con vosotros mi visión sobre el nuevo iPad, y por qué está cambiándolo todo.
La ventana
La mejor manera de conocer algo es quitarle todo lo que lo cubre y abstenernos en el concepto. Esa forma primigenia, esa idea nacida tras un destello, lo que define algo: y en este caso, lo que tenemos entre manos es ni más ni menos, que una ventana.
A través de ella, lo que vemos es lo que queremos conseguir: Son nuestras aplicaciones, nuestras fotos, nuestros vídeos, es nuestra vida contada a través de una ventana, de una pantalla. Esa idea es la que Apple está demostrándonos que funciona: No quiere un dispositivo complicado, sino simplificado al máximo, quiere que nos concentremos en lo importante… Quiere que nos veamos a nosotros mismos a través de él siendo lo que queramos ser.
Para conseguirlo, no modificaron la apariencia externa. El diseño sigue siendo casi exáctamente el mismo. Sin embargo, quien se detenga aquí menospreciando el nuevo producto se equivoca. Su interior, está casi completamente renovado:
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Nuevo procesador gráfico de 4 núcleos
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El doble de memoria RAM (1GB)
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Pantalla LED IPS mejorada con mayor nitidez
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264ppp, 2048×1536 (cuatro veces más pixeles que el iPad 2)
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Cámara trasera de 5Mpx con vídeo en 1080p
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Bluetooth 4.0
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4G LTE (700, 2100 MHz)
En definitiva, Apple mejora las características clave que hacen de la idea, de la pantalla con la que accedemos a nuestro mundo digital, algo mucho más potente y con más posibilidades. No se trata de que se materialice en una forma distinta a la que ya vimos con el iPad 2, se trata de que mejore su experiencia y sus posibilidades. Incluso espero que en generaciones venideras todo lo que no sea pantalla vaya desapareciendo poco a poco. La idea, la ventana… ese es el objetivo, eso es un iPad.
El diseño
Físicamente, prácticamente idéntico al anterior tanto en situación de los controles como de la forma. Literalmente, es prácticamente imposible distinguir un iPad 2 y un nuevo iPad… si la pantalla está apagada, claro.
Existe una diferencia en grosor, que por lo que había visto en las fotos antes de tenerlo me parecía mayor. Si todavía no habéis visto un nuevo iPad, quizás penséis que son notablemente más gruesos que el anterior. No es así. Sólo hay 0,6mm de diferencia entre uno y otro, y es indistinguible incluso teniéndolos pegados.
Sin embargo, el peso si que ha aumentado unos 49g con respecto al iPad 2 y personalmente si que lo noto ligeramente más pesado. No es escandaloso, y en un uso normal quizás ni lo notemos, pero considero que un producto como el iPad debería poder sostenerse con una sola mano durante el tiempo equivalente a una pequeña lectura diaria sin que nos llegue a molestar, por ejemplo. Como digo, los que hayáis usado algún modelo anterior quizás ni lo notéis, pero pienso que después de tres generaciones Apple ya tiene que empezar a mover ficha en este sentido y comenzar a aligerar el dispositivo como una nueva “característica” más.
El resto de aspectos del diseño son idénticos a los del iPad 2, por lo que no me extenderé más en ese sentido. Tan sólo puntualizar que las Smart Cover también funcionan en esta generación: He probado tres distintas en mi nuevo iPad y no he tenido ningún problema.
He leído gente en EEUU que decía que no podían usar Smart Covers antiguas, pero como os digo yo he probado una comprada el mismo mes de lanzamiento en 2011, y ha funcionado a la perfección. Si alguno os encontráis en la situación de que vuestra Smart Cover no funciona (refiriéndose a que no puede bloquear la pantalla), verificad que tenéis activada la casilla en “(Des)bloqueo mediante tapa” dentro de Ajustes / General o acudid a una tienda de Apple con la funda para que la revisen.
La pantalla
La joya de la corona, el punto donde se concentran todas las energías del producto. La nueva pantalla es tremendamente espectacular. Quizás sea que estamos acostumbrados a la pantalla del iPhone, y ver una de 9,7” con esta definición nos deja con la boca abierta.
La nueva pantalla lleva una pequeña “trampa”, y es que no me gusta que la hayan llamado Retina Display. Según la definición de Jobs para ésto, una pantalla Retina Display es aquella superior a 300ppp, el límite físico donde el ojo humano deja de distinguir los pixeles, la mires a la distancia que la mires. Una pantalla de 264ppp (como es el caso) puede “parecer” Retina Display a la distancia normal de uso, o incluso más cerca, pero no es igual de perfecta a la del iPhone 4/4S. Se lo damos por “válido” a Apple porque, como digo, la pantalla es absolutamente increíble para su tamaño, sobre todo si la comparamos con la generación anterior:
En mi opinión, sin embargo, todavía no hemos visto todo lo que la pantalla es capaz de hacer. Cuando la miras por primera vez te llama mucho la atención, pero son esos pequeños momentos en los detalles mientras la usamos, donde vemos la tremenda calidad que posee. Las letras parecen realmente letras impresas, las imágenes tienen un grado de definición asombroso y los colores son nítidos y brillantes (muy sorprendido por la mejora en los colores, la verdad).
Es al usar las aplicaciones a las que estamos acostumbrados cuando nos sorprendemos dándonos cuenta lo asombroso que es tener una pantalla de este tamaño con esta definición. Estoy completamente seguro de que ésto comenzará una migración progresiva no sólo del resto de pantallas de la familia Apple, sino también del resto de productos de la competencia. Es realmente un elemento que marca la diferencia y justifica la compra de este dispositivo si para vosotros la definición es importante.
La batería
Un punto que he considerado importante destacar es el tema de las baterías. Sobre todo, porque no notaréis ningún cambio con respecto al iPad 2, lo que significa que algo han hecho. La potencia gráfica de este nuevo iPad se paga con recursos de energía que un dispositivo portátil debe ser capaz de alimentar.
Para conseguirlo, Apple ha incorporado baterías con más capacidad para ser capaces de satisfacer a esa demanda, por lo que ya hemos encontrado al culpable de ese pequeño e inapreciable aumento de grosor y el ligero aumento de peso. Las nuevas baterías cumplen con su función manteniendo el listón allí donde lo dejó el iPad 2, cosa que hay que saber agradecer a la compañía.
Por contra, el tiempo de carga ha aumentado (probablemente casi el doble del anterior modelo, lógicamente) y puede darse el caso de que utilizando ciertas aplicaciones con grandes requerimientos de energía, el sistema de carga mantenga la batería en el mismo nivel hasta que la aplicación cierre recursos. Es muy probable que Apple lo optimice vía software para conseguir balancear los recursos de peticiones/demanda del sistema y mejorar este sistema de carga. En cualquier caso, no me parece un aspecto preocupante del nuevo modelo ya que el comportamiento y la descarga de la batería me parece notablemente buena teniendo en cuenta el rendimiento que nos ofrece.
El procesador gráfico
Esta maravilla de pantalla no sería posible sin un procesador gráfico que la alimente, y para eso llega esta GPU incorporada en el nuevo chip A5X de Apple. Destinado principalmente a mover la enorme (aunque “concentrada”) pantalla del nuevo iPad, las aplicaciones que han migrado a la nueva resolución tienen una pinta increíble. Las que no lo han hecho aún, tampoco tienen mal aspecto: Las tipografías utilizan la resolución nativa del iPad, y las aplicaciones mejoran mucho a excepción claro de las imágenes que no han sido reescaladas. Las aplicaciones para iPhone, se ven exáctamente igual que en el iPad 2.
Juegos como Real Racing HD, Infinity Blade II o Mass Effect: Infiltrator dejarán con la boca abierta a más de uno, y asombrarán a quien no esté acostumbrado a ver ese nivel de gráficos en una tablet. No sólo en los juegos o en la resolución, los nuevos iPhoto y iMovie lanzados por Apple el mismo día del nuevo iPad aprovechan el nuevo procesador para acelerar y mostrar nuevos efectos en nuestras fotografías o vídeos.
Sin embargo, estamos en las puertas de algo mucho más grande: El nuevo procesador gráfico está por explorar, y sin duda muchas aplicaciones ya está siendo creadas con éste propósito en este mismo momento.
La reproducción externa a FullHD mediante el adaptador HDMI de Apple es perfecta, sin saltos, incluso en el modo “mirroring” para las aplicaciones que no tengan modo de dos pantallas específico (como el Real Racing HD).
Por cierto, tened en cuenta una cosa: El adaptador HDMI anterior sólo saca vídeo a 720p, por lo que Apple ha puesto a la venta un nuevo adaptador que sí que permite esa salida a 1080p. Son prácticamente iguales, tan sólo se distinguen por el modelo: El nuevo es el A1422 y el anterior el A1388. Arriba podéis ver una foto con ambos modelos y algún truco para poder distinguirlos.
La nueva cámara
Otro de los puntos muy mejorados dentro de este nuevo modelo, es la cámara trasera, con 5Mpx, óptica con más lentes para mejorar la claridad de las fotografías y vídeo en 1080p. Y se nota: Las fotografías son cláramente superiores y además, al mostrarse en una pantalla tan magnífica como la de este nuevo iPad, presentan un aspecto sobresaliente.
Sin duda, la cámara no es un punto necesario en un tablet. Todos sabemos lo ridículo que queda alguien tomando una foto o un vídeo con algo tan grande, pero que exista la posibilidad de hacerlo a ésta calidad es sin duda un movimiento de Apple para convertir al iPad en una herramienta para crear contenido por si mismo.
Combinando los elementos hardware (la mejor cámara, pantalla y GPU) con el nuevo software (iMovie y iPhoto), tendremos al instante un pequeño estudio de grabación y edición de fotografías en “tamaño tablet”. Siempre manteniendo las distancias, pero todo un desafío con unas aplicaciones que por primera vez, son casi más completas que sus versiones para Mac. Sin duda, un claro indicador de la era post-PC y de la descentralización de tareas tradicionalmente desempeñadas por máquinas más potentes.
Sobre el calor y la Wi-Fi
Uno de los problemas más comentados estos últimos días ha sido, como sabéis, la cantidad de calor que desprende este nuevo iPad. Todo comenzó con un informe de Consumer Reports que muchos trataron de sensacionalista, como Marco Arment, creador de Instapaper y más importante, suscriptor durante seis años de la publicación.
Éste era un punto importante en el que presté especial atención. Durante estos días de uso intensivo de mi unidad (iPad 64GB 4G) he notado que, efectivamente, se calienta más que el iPad 2. Sobretodo por la zona donde se encuentra el chip A5X. No he llegado a notar ese calor abrasador que he leído por ahí, aunque si es cierto que se calienta significativamente más. El incremento de calor se produce al emplear aplicaciones o juegos que requieran un uso intensivo del nuevo chip, usándolas en un periodo de tiempo ininterrumpido de más de 30 minutos, aproximadamente (y dependiendo de la temperatura ambiente y la aplicación, claro).
También es cierto que, al dejar de utilizarlas, la unidad baja de forma más rápida la temperatura que en el iPad 2 y que si utilizamos el tablet para uso normal, no deberíamos notarlo demasiado. Para poder asegurarme sobre este tema, probé dos nuevos iPads más, uno de 32Gb Wi-Fi y otro de 16Gb 4G, con los mismos resultados. Personalmente, no considero este tema algo decisivo como para comprarlo o no. Si tenéis dudas, la solución es fácil: acudid a una Apple Store o a un Premium Reseller y probad uno con vuestras propias manos.
En cuanto al otro problema sobre el que se hablaba con este nuevo iPad, he de decir que no he conseguido reproducirlo. Según se puede leer en los foros de soporte de Apple, a algunos usuarios se les desconecta de la Wi-Fi de forma aleatoria, haciendo streaming, por ejemplo.
A mi no me ha ocurrido. Ni haciendo streaming al AppleTV, ni recibiéndolo utilizando la aplicación AirVideo. Lo probé durante una hora (ambos casos), utilizando dos tipos de redes WiFi: Una red 802.11g creada con típico router Zyxel de Movistar, y la otra una 802.11n creada con un router Netgear de ONO. Tampoco he detectado nada raro navegando en casa o utilizándolo de forma normal.
Sobre las redes 4G
El nuevo iPad tiene una característica fantástica que en muchos países no disfrutaremos: la conexión a las redes de datos 4G, con tecnologías que pueden llegar hasta los 73Mbps de descarga. En países como España en las que apenas tenemos despliegue por parte de las operadoras, seguiremos conformándonos con el 3G o HSPA+ como mucho.
Sin embargo, por si pensamos viajar a algún país que sí que soporte estas velocidades, este nuevo iPad viene equipado con un amplio rango de soporte para redes móviles incluyendo distintas frecuencias para la red 4G LTE (700, 2100 MHz). Como todavía no hay definido un standard con respecto a estas nuevas redes, esta amplia compatibilidad nos asegurará que allí donde vayamos con nuestro dispositivo, casi con toda seguridad tendremos acceso a la red a la máxima velocidad disponible.
El camino
Este nuevo iPad no es pretencioso en apariencia. No quiere entrar por los ojos, por eso es igual al que ya conocíamos. Su renovación de las características clave no sólo implica una mejor forma de hacer las cosas, sino que evoluciona y a muy bien ritmo lo que ya conocíamos.
El usuario objetivo de este nuevo iPad es principalmente aquel que no tiene uno, o tiene un iPad original. El iPad 2, como demuestra su permanencia aún en la gama de productos a la venta, puede tener mucha vida si podemos prescindir de la asombrosa pantalla de éste y el resto de nuevas características. Sin duda, son los usuarios de iPad 2 quien más complicado pueden tener la compra de este nuevo modelo, y siempre deberían sopesar frecuencia de uso y para qué lo utilizan habitualmente.
En mi opinión, el modelo de 16GB de queda corto en la era Retina Display, con aplicaciones muy exigentes y ricas a nivel gráfico, y con vídeos en FullHD. Quizás no hubiera estado mal que Apple también lanzase un nuevo iPad de 128GB, aunque por supuesto, el precio de este nuevo modelo sería estratosférico. Los modelos de 32GB, y por supuesto el de 64GB, son perfectos para disfrutarlo a tope.
El camino recorrido por este dispositivo hasta hoy no es para tomarlo a broma. En dos años el iPad fagocita tareas típicas de un ordenador, y apenas hemos comenzado a vislumbrar en lo que podría llegar a convertirse. Como ya he dicho en algún párrafo anterior, Apple quiere que el iPad comience a ser un instrumento y no un mero consumidor de contenidos. Para ello, ha creado un iPad tremendamente potente que gana por goleada a cualquier tablet en el que podáis pensar ahora mismo. La diferencia es que el resto de productos sólo son tablets sin un camino marcado, mientras que el iPad es un concepto sustentado por un hardware, software y un ecosistema en perfecta armonía.
Lo que Apple pretende con el iPad no es diseñar un producto, sino desarrollar una idea.
Es difícil continuar pensando en la tecnología de la misma forma cuando nos damos cuenta que lo que nos ofrece Apple es sólo un camino para hacer las cosas, y que en realidad, somos nosotros el producto: el resultado de todo, la conclusión desde el mismo momento en el que abrimos la caja.
El eslabón por fin hallado, la combinación perfecta entre esa intersección de las artes y la tecnología que tanto gustaba a Jobs. Eso es, sin duda, este nuevo iPad.
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