Si hay algo que ha diferenciado a los iPhone de los móviles Android a lo largo de los años, eso ha sido la personalización. Si bien es cierto que en el sistema operativo de Google y, sobre todo en las capas de terceros, sigue habiendo muchas más opciones, en iOS 18 se ha dado un paso definitivo hacia la personalización que es la guinda a lo introducido en estos años anteriores.
En iOS 16 nos encontramos con una nueva forma de personalizar la pantalla de bloqueo del iPhone y en iOS 17 se dio un paso similar para personalizar la ficha de contactos de iOS. Pues bien, con el ya presentado iOS 18 nos encontraremos con mayor personalización de la pantalla de inicio, incluyendo cambios de color para los iconos. Y aunque toda opción es bienvenida, lo cierto es que se sale por completo de lo que ha sido siempre el lenguaje de diseño de Apple.
Apple da licencia para personalizar el iPhone… aunque tengas mal gusto
En lo personal he de reconocer estar encantado siempre de tener el mayor número de opciones disponibles en mi iPhone, independientemente de que luego las use o no. Un ejemplo es la posibilidad de tener tiendas de aplicaciones alternativas en la Unión Europea, pero también todo lo relativo a la personalización.
Pues bien, lo que en iOS 18 se presenta en ese área se divide básicamente en cuatro partes:
- Cambio de color de los iconos, permitiendo tenerlos en modo claro (el icono en color estándar), en modo oscuro, en automático con variaciones entre los dos anteriores o tintados a un color que escoja el usuario.
- Cambio de tamaño de los iconos, algo que tradicionalmente se escondía en las opciones de vista de iOS con "zoom normal" o "zoom grande", pero ahora se hace más accesible. Se podrá tener el mismo número de iconos en cada pantalla, pero con tamaño estándar y el nombre de las apps debajo o en mayor tamaño y sin esa etiqueta del nombre.
- Ya se pueden poner iconos en casi cualquier parte, dado que ahora desaparece la alineación automática y se pueden dejar tantos huecos como se quiera, aunque deben seguir respetando una cuadrícula mínima para que tampoco sea una colocación 100% libre.
- Conversión de apps a widgets, no en todas, sino en aquellas que ya tienen compatibilidad con los widgets. Ahora se puede añadir esos widgets fácilmente manteniendo pulsado el icono y pulsando un botón que transformará esa app en un widget al que después podremos modificar el tamaño.
¿Y cuál es el problema de esto? Realmente ninguno, aunque la polémica está ya servida con el tintado de color de los iconos. Ni mucho menos Apple obliga al usuario a usar esa opción y, de hecho, dependiendo del fondo de pantalla que se tenga configurado podremos encontrar vistas que no desentonan.
Sin embargo, esto también se puede convertir en una autopista para crear auténticos esperpentos alejados de la idea de diseño de Apple. O al menos, con su idea tradicional, dado que si es Apple quien ahora se abre a esta personalización, hemos ya de dar por hecho que ha variado. Y como decíamos, no es necesariamente malo y en lo personal apoyo que se den opciones.
No obstante, al final esto ha despertado ya ampollas en aquellos fans del diseño tradicional de iOS, muy marcado por unos patrones cerrados que hacían que los iPhone fuesen muy distinguibles. Por supuesto, podrán seguir optando por ese diseño quienes quieran, pero en los casos en los que se personalice, aquella vieja esencia se queda ya ahogada por el buen, malo o regular gusto del usuario que lo personalice.
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