La situación es la siguiente: un chaval coge el iPhone X de su madre, que lo ha configurado con Face ID, y consigue desbloquear el teléfono con su cara engañando al sistema. El vídeo de YouTube en el que puedes comprobar el hecho corre como la pólvora por las redes sociales.
Obviamente, algo falla. Hemos visto casos de hermanos gemelos en los que Face ID se confunde, pero parece que dependiendo de la situación la identificación también puede confundirse entre familiares. ¿Pero es algo irremediable o es algo que podemos llegar a hacer a propósito?
Los factores los describen bien desde Wired, medio que sugirió a la madre que volviera a registrar su cara con Face ID. A partir de entonces su hijo ya no pudo entrar más en el teléfono, aunque sí que lo consiguió una vez la madre repitió ese registro en las mismas condiciones de luz que la primera vez.
Pero la clave, más que intentar registrar nuestra cara en unas condiciones mejores de luz, es que en todos los errores de identificación que hubo durante las pruebas ni la madre ni el hijo introdujeron la clave de acceso en el iPhone X.
Si Face ID no reconoce al usuario, iOS le pide la clave de acceso para que, precisamente, las cámaras "aprendan" que quien está sosteniendo el teléfono es efectivamente el usuario. De este modo, Face ID va mejorando su precisión a la hora de reconocer la cara del usuario. Pero si no introduces el código, entonces Face ID no memoriza nada.
Eso hace que la precisión del reconocimiento de Face ID no mejore, cosa que puedes usar a tu ventaja cuando tengas a una persona muy parecida a tu lado y quieres que ella también pueda entrar en el dispositivo sin problemas. Todo bajo tu riesgo y responsabilidad, claro. Si nunca pones la clave de acceso del teléfono cuando te la pida, Face ID seguirá confundiéndose.
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