Cualquiera que haya utilizado un PC se habrá dado cuenta de manera casi inmediata de una cosa: todos ellos vienen, casi sin excepción, con la típica pegatina Intel Inside. Situada en el reposamanos de los portátiles, en el marco de la pantalla de un all in one o la torre de un PC, Intel ha estado presente en todos sin importar su naturaleza.
Recuerdo que cuando compré mi Dell XPS en 2008, fue una de las primeras cosas que quité además del bloatware que venía instalado de regalo. También las arrancaba cada vez que recibía un nuevo PC en la consultora para la que trabajaba. Y ahora, tras leer un artículo de Ken Segall sobre el tema, he caído en que los Mac nunca las han llevado.
La historia que cuenta Segall, antiguo director creativo de la agencia TBWA\Chiat\Day responsable de campañas tan famosas de Apple como la de Think Different, es muy interesante.
Pegatinas e ingresos "gratis" para los fabricantes
La exitosa campaña de Intel Inside nació a principios de los años 90. Los fabricantes de PC apenas prestaban atención al tipo de procesadores que montaban sus equipos, hasta que según Segall, "Intel hizo que se interesaran". La empresa de diseño y fabricación de microchips no tenía contacto directo con el cliente final, ya que su producto era un componente más de un ordenador. Pero en sí mismo, era el más importante.
Por eso querían que el público apreciara el nombre de Intel.
Así es cómo nació la idea de la pegatina, un sticker que aparecería en todos los ordenadores fabricados que contuvieran un chip de la compañía. Con una pegatina de "Intel Inside" en cada ordenador, el consumidor recibía constantemente el recordatorio de que su ordenador y todos lo que había a su alrededor en casa o la oficina tenían procesadores Intel. A base de repetición, la idea caló.
Los fabricante de PC por aquel entonces también pugnaban por alcanzar la rentabilidad. Era un mercado indiferenciado o commodity en el que todos movían cajas de color beige con Windows como sistema operativo. De modo que cuando Intel les ofreció la posibilidad de cobrar por colocar una simple pegatina en sus productos, tomaron la oportunidad y corrieron con ella contando los billetes.
¿Todos? Por supuesto que no. Hubo un fabricante que, aunque hubiera querido, no podría haber aceptado el dinero de Intel porque sus ordenadores no incorporaban sus procesadores. Esa compañía era Apple.
De la guerra del PowerPC al abrazo con Intel
Los Macintosh de Apple montaban procesadores desarrollados por IBM, Motorola y la propia manzana bajo la marca PowerPC. Y lo hicieron hasta el 2006, año en que se realizó la famosa transición a Intel. Antes de que esto sucediera, cuando Steve Jobs retornó a Apple en el año 1997, comenzó una campaña contra los procesadores predominantes en el mercado.
Que si los Pentium eran lentos como caracoles, los PowerPC quemaban a los "monos" de trabajo de Intel o que los procesadores de Apple eran el doble de rápidos que los Pentium. El caso era cambiar la percepción de que los PC, por alguna razón, eran considerados como mejores por tener "Intel Inside". Sin embargo, la cosa no terminó de cuajar y Apple decidió cambiar de rumbo.
Adaptó su sistema operativo de escritorio a la nueva arquitectura y abandonó los PowerPC para siempre, completando una de las migraciones más importantes de la historia de la informática (una más reciente ha sido la del paso al sistema de archivos APFS). Mediante este salto, Apple eliminó el argumento (en su opinión erróneo) de que los PowerPC eran peores procesadores. Jobs pensó que al igualar las condiciones de hardware, el público se decantaría por un Mac debido a un software superior.
En el evento durante el que Jobs desveló la doble vida de MacOS X acudieron ejecutivos de Intel, una auténtica señal del cambio de los tiempos. Habían pasado de una guerra abierta por parte de Apple (con indiferencia de Intel) a ser mejores amigos. A esa misma keynote fue invitado Segall, quien mantuvo una conversación muy interesante con Steve Jobs al finalizar ésta:
Me acerqué a él con mi mayor preocupación: "Por favor, dime que no tendremos que poner ese logo de Intel Inside en nuestros Mac". Con una gran sonrisa, Steve me miró a los ojos y dijo: "Créeme, me aseguré de que estuviera en el contrato".
Y es que Apple ya no tenía las mismas necesidades financieras que una década atrás, cuando estaba a un puñado de semanas de la bancarrota. El iPod seguía funcionando a pleno rendimiento y los Mac también. Unos meses más tarde nacería el iPhone original. Por lo que colocar las pegatinas de Intel no tenía ningún sentido. Más bien al contrario, atentaban contra la marca de un Mac.
¿Qué pasaría con los procesadores Intel, tendrían algún tipo de marketing o lugar relevante en la caja de un Mac? Steve Jobs lo dejó claro entonces y quiso asegurarse de que la mirada no se desviaba de sus máquinas hacia un simple (aunque muy importante) componente. Los procesadores Intel aparecerían nombrados en la lista de especificaciones de la caja del Mac, pero como una característica más.
Eso sí, nada de "Intel Inside".
En Applesfera | El día que Intel rechazó al iPhone.
Imágenes | Ana Ulin, Ruben Schade.
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