En 2017 es noticia que Apple lance un altavoz cuyo propósito principal es ser escuchado y no que te escuche. La popularidad de Amazon Echo, del que se estiman ventas superiores a los 10 millones, y la presentación del Google Home, nos hacían prever un altavoz diseñado en Cupertino para explotar todo lo que ofrece Siri y mejorar sus capacidades a través de los usuarios que tendrían que usar la voz como único método de entrada.
Pero no fue así, Siri es el complemento y, a diferencia de Echo y Home, HomePod es un altavoz, no, principalmente, un micrófono.
Tiene sentido: el modelo de negocio de Apple es muy diferente al de Amazon y Google. Y donde más jugo pueden sacar al cacharro es con Apple Music, su servicio de distribución de música bajo demanda por “streaming” que ya cuenta con 27 millones de suscriptores de pago.
HomePod es un altavoz para escuchar, no para que te escuche
Enfocarse en la música, parte del ADN de la compañía, lo diferencia de la competencia. HomePod está diseñado para ser un buen altavoz inalámbrico para el hogar, no sólo bajo el pretexto de poner un asistente allí.
Tener Siri es importante, más aún si se usa para obtener más información sobre lo que se escucha y obtener más control sobre su servicio de forma más cómoda que a través del iPhone y un sistema como los que oferta la marca Sonos.
Su diseño ya deja claro su principal propósito. Es todo rejilla, es todo altavoz. No es un gadget con salida de audio como el Echo y el Home. Está reducido a la mínima expresión de lo que es o debe ser un altavoz de escucha ambiental con sonido dirigido a los 360 grados que cubre.
Su precio de entrada puede parecer excesivo a primera vista —350 dólares (impuestos no incluidos) y 120 euros anuales por la suscripción de Apple Music— si lo comparamos con Home o con Echo, que cuestan 109 dólares y 179 dólares respectivamente. Pero la comparación no es justa, son altavoces que juegan en ligas completamente diferentes.
Su rival es el Sonos de gama media y gama alta, no el Echo o el Home
Una buena guía para comenzar a valorar un equipo de sonido por gama es su peso. A más peso, casi siempre obtienes más calidad de sonido y potencia. El HomePod pesa 2,5 kg, el Echo 1 kg y el Home 0,5 kg. Su competencia directa son cilindros con unos pocos tweeters, mientras que el de Apple cubre con altavoces independientes y un diseño acústico bien estudiado graves, medios y agudos. Tienen sonido de lata porque su principal sonido no es sonar bien, sino escuchar y entenderte bien.
Ya sólo por el peso se ve que HomePod está en una liga diferente al Echo y al Home
Sus rivales son, por lo tanto, los altavoces Sonos, que suelen ser considerados la opción premium más popular por su gran calidad de sonido y soporte por servicios y dispositivos de terceros.
Podríamos estimar que su homónimo es el Sonos Play:1, el altavoz de la gama entrada destinado a habitaciones pequeñas que cuesta 229 euros. Pero pesa 1,85 kg y sólo tiene un tweeter para los agudos y un woofer pequeño para las frecuencias medias y graves. No tiene comparación alguna con el HomePod, que cuenta con 7 tweeters de agudos que cubren 360 grados y un woofer de 4”.
Los tweeter son altavoces especializados en altas frecuencias (de 3 a 20 kHz), es decir, sonidos agudos. Tienen que ser direccionales, ya que debido a su corta longitud de onda la difracción es pequeña. Los agudos dan detalle, posicionamiento y espacio al sonido. Lo normal es que un altavoz tenga un tweeter que apunte a la oreja del oyente, pero en estos altavoces que pretenden cubrir la habitación entera es interesante tener más. Apple ha montado siete en el HomePod, por lo que la escucha debería ser igual en cualquier punto de ella.
Su rival es, por tanto, el Sonos Play:3, un altavoz con dos woofers y un tweeter que pesa 2,6 kg. Su precio, curiosamente, es parecido, pese a ser menos compacto y no estar pensado para escucha en 360 grados, ni incluir las ventajas que ofrece HomePod a los usuarios anclados al sistema Apple.
HomePod cuenta además con un ingenioso diseño que tiene en cuenta no sólo el rebote en las superficies, sino el espacio en el que está gracias a su chip. Es capaz de detectar donde tiene las paredes y esquinas más próximas para ecualizar el sonido y evitar los rebotes. Algo imposible de obtener en altavoces de este precio hasta ahora. El woofer, de 4", bastante grande para su tamaño aunque no para los estándares de los altavoces de gran calidad, tiene 20 mm de espacio entre el cono y el driver, algo que muchos expertos señalan como inaudito. Esto hace que pueda tener graves más contundentes y definidos que cualquier otro altavoz de tamaño similar.
"No tiene nada que ver con la competencia", dice Alberto Sierra del estudio de grabación Sierra Studios. "Desde el diseño a toda la tecnología que tiene dentro, está muy por delante de los Sonos. Tendría que escucharlo y comparar, pero el woofer tiene mucho espacio para ser tan compacto y todo el cubículo parece muy bien estudiado e innovador".
La revista digital especializada en sonido e imagen What Hi-Fi? lo describe como una alternativa de gran calidad al Sonos, que se muestra más plano que el Apple HomePod y a kilómetros de distancia de lo que ofrece el Echo. Eso sí, indica que los graves están demasiado realzados y enfatizados, como es habitual en los auriculares de Apple. Para muchos audiófilos será un problema. Pero este altavoz no está diseñado para ese 1%, sino para el 99% restante.
Es, al fin y al cabo, un altavoz inalámbrico premium para el hogar. Los altavoces inalámbricos son un mercado de 3.400 millones de euros según GfK, y Apple puede que haya creado uno mejor que los que, hasta ahora, eran la referencia.
Ver 28 comentarios