En la vida, las cosas no son siempre blanco o negro. Y en los negocios tampoco. Puede que Apple y Google sean "enemigos" acérrimos y compitan en mercados y por usuarios similares. Pero eso no impide que cuando la ocasión se presta puedan llegar a apoyarse el uno al otro. Es lo que ha sucedido en un juicio reciente en el que el FBI y el juez han ordenado a Google entregar emails de un usuario alojados en un servidor en el extranjero.
El caso plantea de nuevo las repercusiones que pueden tener este tipo de decisiones en un mundo tan conectado e interrelacionado como el actual. Uno en el que hay consecuencias inesperadas o que no se buscan, pero que igualmente están ahí. Como dice el refranero español "el camino hacia el infierno está plagado de buenas intenciones".
Apple, Amazon y Microsoft apoyan a Google
Cuando una orden de registro busca el contenido de emails alojados en un data center en el extranjero, esa invasión de la privacidad ocurre fuera de EEUU, en el lugar donde las comunicaciones privadas de un usuario están almacenadas, y son accedidas y copiadas para el beneficio de las fuerzas del orden sin el consentimiento del usuario.
Así se expresa el amicus brief obtenido por Business Insider. Esta figura legal consiste en que otras entidades o personas pueden expresar su apoyo a una de las partes en un juicio sin estar directamente implicadas en el caso. Eso es lo que han hecho Apple, Microsoft, Amazon y Cisco en el juicio que involucra a Google.
En él y por razones que no son públicas, el FBI ha pedido al tribunal que ordene la entrega de determinados emails a Google. Una petición que la compañía está luchando con el apoyo de estos gigantes tecnológicos. En el artículo de Business Insider no se especifica de qué trata el caso, pero en The Register informaban en febrero sobre los argumentos del juez:
Google transfiere de forma regular datos de un lugar a otro sin el conocimiento del usuario. Estas transferencias no interfieren con el acceso o posesión de los datos por parte del usuario. Incluso si la transferencia interfiere en el control del usuario sobre su información, ésta es temporal e insignificante.
En otras palabras: los emails solo pueden ser abiertos desde EEUU que es donde reside su propietario, de modo que no puede tratarse de una orden de registro para algo localizado en el extranjero.
La segunda derivada: implicaciones en otros países
La ley en la que se basa el juez es la Storage Communications Act. Apple, Microsoft, Amazon y Cisco argumentan que el juez ha realizado una interpretación de la SCA que va más allá. Por tanto, el único órgano que puede decidir acerca de su aplicación en el extranjero sería el Congreso de los EEUU y previo debate en la cámara.
El problema con esta petición es similar al que ya hiciera el FBI el año pasado a Apple y para el que también Google realizó un amicus brief. Las implicaciones de entonces son las mismas que ahora y abren la puerta a que otros países puedan realizar peticiones similares. Con la evidente preocupación de que esto sucediera en otros países menos democráticos. Las compañías que apoyan ahora a Google afirman que:
Nuestras naciones hermanas claramente ven las órdenes de registro realizadas a proveedores de servicio para acceder, copiar y transmitir a EEUU datos almacenados en servidores dentro de su territorio como un acto extraterritorial por parte del gobierno de EEUU.
Una forma suave de decir que esta decisión no ocurriría en vacío. El ceteris paribus (el resto de variables se mantienen constantes mientras cambio solo una de ellas) no existe en un mundo como el actual. Veremos cómo se desarrolla el caso y qué consecuencias tiene en la legislación estadounidense.
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