Las lecciones más grandes que nos enseña la tecnología no van de dispositivos. Pueden ser una forma de atracción, pero el objetivo final debería ser lo que podemos ver, crear y sentir con ellos. Todos hemos tenido alguna ensoñación con la propia belleza de lo técnico - la ingeniería detrás de cada recodo milimétrico debería considerarse una arte - pero no debemos quedarnos sólo ahí.
Tecnología son también las historias que nos conectan con ella y nos cambian, de alguna forma
Hay muchas historias detrás de la tecnología. Algunas te las encuentras en el lugar más inesperado. En 2019, la última WWDC19 antes de la pandemia de COVID-19, me encontraba en el McEnery Center de San José asistiendo al "Platforms State of the Union" - una presentación más "técnica" después de la keynote reglamentaria. A mi lado, un desarrollador rompía a aplaudir cuando el ingeniero del equipo de iOS del escenario mencionaba las novedades en accesibilidad.
Me di cuenta de que era invidente al rato. Cuando acabó la presentación me acerqué a él y le pregunté por qué aplaudía de esa forma los momentos en los que Apple hacía tanto hincapié en la necesidad de incorporar la accesibilidad en las apps. "Esta empresa me ha cambiado la vida" - me contestó sin dudar - "No sólo porque ha hecho posible que pueda desarrollar fácilmente a pesar de mi problema una profesión que me encanta, también porque me permite disfrutar de apps desarrolladas por otros, por esta atención a las personas con alguna discapacidad."
Ese día entendí por qué era tan importante que la WWDC fuera un evento presencial.
Un edificio "secreto" en el Apple Park
En 2017, el año que asistí a la inauguración del Apple Park, aquella zona sólo era un inmenso solar. Estaba localizado justo enfrente del Visitor Center y recuerdo que bromeábamos con que aquellas instalaciones iban a ser un nuevo laboratorio súper secreto. Estaba rodeado de unas vallas enormes, completamente negras que impedían ver su evolución - muy parecidas a las que vemos durante la construcción de una Apple Store - y sólo desde la planta superior del Visitor Center se asomaban tímidamente las obras de aquel enorme edificio, que bien podrían ser unos dos Steve Jobs Theater y medio (me encanta esto de medir la dimensión de los edificios en "Steve Jobs Theaters", creo que lo haré más a menudo).
El caso es que durante los dos años siguientes, en cada evento al que acudía, de reojo echaba un vistazo a aquel edificio. Con el tiempo he tenido claro que los laboratorios super secretos de Apple no están ahí - pero de eso ya hablaremos otro día - aunque aquel misterioso edificio tenía ese encanto de lo incierto. La mitología de la compañía también nos hace hacernos estas preguntas, es parte del juego y aquí hemos venido a jugar. Pues justo este año, no sólo supe qué había en ese edificio, sino que pude entrar en él.
Marcado en el mapa y en las indicaciones a pie de calle como Tantau 14 (por el nombre de la calle), la construcción es tan moderna que si vais hoy en día al lugar a través de Apple Maps lo seguiréis viendo en construcción. Probablemente se terminó de construir a pocos meses de esta WWDC22, el año que volvimos al Apple Park. Apple nombra a este edificio el "Developer Center", una gigantesca construcción con el único objetivo de atraer y concentrar a los mejores desarrolladores del mundo y que puedan tener contacto de primera mano con los ingenieros de la propia compañía.
El interior de aquel sitio era muy familiar, pero no tenía nada de común
No se permite hacer fotos del interior, pero si seguisteis la WWDC22 a través de las historias de la cuenta de Instagram de Applesfera, o de la mía propia, os podéis hacer una idea de cómo son por dentro. Madera, aluminio, una decoración neutra y minimalista pero muy cálida y salas de todos los tamaños. En esta ocasión, Apple nos preparó unos encuentros con algunos desarrolladores con el objetivo de conocer su trabajo más de cerca - y que pudiéramos conocerlos y hacerles todas las preguntas que necesitáramos.
En aquellas sesiones disfruté muchísimo conociendo algunos de los interesantísimos proyectos que nos enseñaron - de los que os hablaré en detalle muy pronto - como por ejemplo una aplicación para liberar estrés (probada científicamente) que utiliza escenas de realidad aumentada para relajarnos mentalmente. Otra de ellas es un despertador que nos monitoriza durante el sueño y nos despierta utilizando música y sonidos usados en sesiones de Yoga. En otra, se utiliza la inteligencia artificial y el sensor LiDAR de los últimos iPhone para detectar objetos y personas y permite al teléfono que nos los "lea" en voz alta, para gente con dificultades en la visión. De éstos, y muchos más, hablaremos en las próximas semanas. Mantendré su anonimato ya que lo que os contaré no tiene una relación directa con ninguna app, pero hoy quería adelantaros un momento que me encantó vivir allí.
Hablar el lenguaje apropiado
En una de las sesiones con cinco desarrolladores, estuvimos haciendo preguntas a todos ellos. Una de ellos, una adolescente de dieciséis años - que incluso necesitó permiso de sus padres para poder acudir a la WWDC22 invitada por Apple - era tremendamente introvertida. Me interesé por su historia, ya que parecía que tenía mucho que ver en su presencia en el Apple Park.
"Yo tenía problemas para comunicarme con la gente" - comenzó a decirme casi sin levantar la vista de mesa - "y no sabía muy bien cómo iba a ser mi vida. Hasta que un día entendí que yo no tenía ningún problema de comunicación. Mi problema era que no utilizaba el lenguaje apropiado para expresarme."
Os juro que se me pone la piel de gallina al recordar la conversación.
"Yo hablo a través de mi código. Me expreso mejor con algoritmos que en inglés, y veo que es una forma de comunicación donde no caben malentendidos. Es ciencia." - el único momento en el que me miró fue cuando dijo todo esto - "Me di cuenta que además las herramientas que proporciona Apple son sencillas para aprender en cualquier momento. Si quieres saber más, tienes que esforzarte más, pero cualquiera puede programar. Da igual la edad, nacionalidad, estudios o lo que sea. Todos pueden hablar este idioma. Animo a cualquier persona del mundo sea cual sea su momento vital, a que programe. A mi probablemente me salvó la vida en muchos sentidos."
La chica, que sin mencionar si padecía algún trastorno psicológico - como alguna etapa temprana de autismo - estaba asombrada con el descubrimiento que le supuso este mundillo. A ella le cambió la vida, y eso puede ocurrir a muchos niveles a cualquiera que empiece a desarrollar. Para algunos, será un descubrimiento vital - como fue su caso - a otros simplemente os parecerá divertido, un reto o un nuevo hobby. Da igual. Es igual de importante e interesante.
A mi me pareció una lección importantísima sobre el papel de esta tecnología en la sociedad, quizás más allá de lo que habitualmente se piensa de todo esto - como que es algo de nicho o reservado para unos pocos. O incluso que sólo sirve para crear apps. La importancia también de disfrutar y descubir ese camino creativo, que también nos llevará a descubrirnos a nosotros mismos y cómo pensamos y nos relacionamos con el mundo.
Si tenéis hijos, nietos, sobrinos o niños cerca, ayudadles a conocer el mundo lógico y científico de la programación. Aunque sólo sea un juego, ya es mucho. Para vosotros, si nunca os habéis atrevido a iniciaros en la programación y el mundo del desarrollo - empezad por lo fácil. Probad Swift Playgrounds en un iPad. Continuad quizás por estos ocho recursos para empezar a desarrollar en Swift desde cero, en los distintos cursos que podéis encontrar en Internet o buscad un libro sobre desarrollo que os inspire. Construid cosas, haceos preguntas, divertíos. Cambiéis vuestra vida o paséis un rato diferente, ya habrá merecido la pena.
Cualquiera puede hacerlo - esto tenía que quedar muy claro - jamás es muy pronto o muy tarde para empezar. Incluso los que ahora mismo estéis pensando que esto no va con vosotros. Ella recalcaba constantemente la importancia de dar el mensaje sobre por qué programar es aparte de un gran ejercicio mental, también una forma de expresión.
Le prometí que lo iba a hacer. Este artículo va por ella.
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