Todo sucedió por casualidad: una joven se encuentra un iPhone en los servicios de un restaurante y siendo usuaria ella misma de otro iPhone, preguntó abiertamente a Siri “¿cómo me llamo?”. El asistente de voz respondió puntualmente mostrando la tarjeta de su propietaria, y conviene recordar que el dispositivo se encontraba con la pantalla bloqueada y protegida bajo contraseña.
Animada con la respuesta, esta persona preguntó entonces a Siri por las llamadas más recientes y el asistente se las mostró diligentemente en pantalla, ofreciendo lógicamente la posibilidad de llamar a los citados números. Fue en ese momento cuando la propietaria del móvil llamó a su número y ya concertaron la devolución.
¿Privacidad o conveniencia?
Pero hasta entonces y extrañada, esta persona relata con detalle en su perfil de Twitter cómo logró obtener mucha más información acerca de la propietaria con el móvil bloqueado: dónde había aparcado el coche y deslizando el dedo las últimas notificaciones recibidas por la usuaria.
¿Se trata de un problema de seguridad en el iPhone? En absoluto, sino del siempre difícil equilibro entre la privacidad y la conveniencia: la propia chica recomienda desactivar el acceso a Siri con la pantalla bloqueada (Ajustes/Siri), pero haciendo esto perdemos el grueso de la utilidad del asistente que resulta especialmente útil cuando no estamos utilizando el iPhone.
Vía | Esquire
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