Si tenéis algún abuelo por casa seguro que estáis cansados de escuchar las típicas afirmaciones de personas mayores: “antes las cosas eran mejor”, “estos cacharros no duran ni un día, cuando yo era niño…” en definitiva, esa afirmación que todos conocemos: Cualquier tiempo pasado fue mejor.
¿Ha sucedido algo así con Apple y sus productos? Muchos usuarios empiezan a perder parte de la confianza en la compañía debido a pequeños detalles; pequeños detalles que con el tiempo empiezan a ser grandes argumentos para no comprar un producto de Apple.
Lógicamente no hay nada que criticar en aspectos como el software, integración y facilidad de uso, pero ¿siguen a la altura el resto de dispositivos de la casa? ¿Siguen estando un paso por encima del resto de fabricantes?
Apple, una compañía pionera
Digamos que el mayor problema al que se enfrenta Apple en la actualidad es el cambio significativo en su papel de empresa pionera. Si hace sólo 10 años tener un Mac significaba poder acceder a lo último en tecnología, hoy en día se ha perdido parte de ese avance.
Tener un iMac hace sólo 9 años significaba poder contar con una pantalla plana cuando la gente se limitaba a verla en la televisión y el cine, significaba poder tener tecnología wifi cuando nadie en casa contaba con un router compatible, significaba…
Hoy en día contamos con pocos productos que podamos destacar de esa manera sobre el resto de hardware, digamos que más o menos llevan (que no hacen) lo mismo que un PC de cualquier marca.
Hay pequeñas diferencias, como un mejor acabado, un diseño más bonito, alguna prestación extra como un trackpad realmente cómodo, pero las diferencias son sin duda mínimas. Diferencias que radican principalmente en la calidad de materiales usados y en el diseño que aportan estos a los equipos.
¿Ya está? Pues lo cierto es que si, hace tiempo que Apple dejo de apostar por tecnologías punteras que sitúen sus terminal un paso por encima del resto a nivel de innovación de hardware.
Steve Jobs anunciaba en Enero que este sería un gran año para los ordenadores de la casa, pero lo cierto es que la novedades presentadas hasta la fecha se limitan a evolucionar algo que ya conocíamos y poco o nada queda para la imaginación de esos soñadores que aún esperan ver tecnologías revolucionarias en un equipo de Apple.
No es oro todo lo que reluce
Teniendo en cuenta lo comentado parece que aunque equipos más “normales” Apple ha situado sus dispositivos un peldaño por encima del resto en acabado. Es cierto, los equipos Apple son sin duda dispositivos mejor realizados en general.
Los portátiles gozan de unos acabados excepcionales y parecen haber solucionado fallos del pasado en materiales, la gama de sobremesa aunque bastante sobria goza también de unos acabados de alta gama que se hacen notar sobre el resto.
Pero todo esto a tenido un sobrecoste y Apple ha sabido apañarselas para tirar de otras partes del carro para que los precios más o menos se mantengan igual desde hace años, euro arriba euro abajo.
Esta perdida la hemos notado en detalles, detalles que antes rodeaban a Apple y la hacían una marca más especial debido a sus insignificantes puntos de cuidado y que ahora se difuminan debido a esa necesidad de vender un producto ligeramente más caro de fabricar a un precio similar.
Cables serigrafiados con iconos de Apple y más de un metro de longitud han sido sustituidos por sencillos e insulsos cables de conexión con un tamaño cada vez más reducidos. Portátiles con todos los conectores para su salida de vídeo han sido sustituidos por… por nada, directamente los han eliminado sacando casi 60 euros por la venta de ambos.
Exuberantes cajas rodeadas de diseño y buen estilo han sido sustituidas envoltorios cada vez más minúsculos y simples que se limitan a proteger el equipo y que llegue a su destino. Fundas, Docks e incluso cargadores incluidos de serie. Dar por sentada la necesidad de tener Internet para usar algunos equipos…
¿Son tonterías? Si, lo son. Pero esas tonterías eran parte de la gracia y emoción de comprar un producto Apple, un producto rodeado de esos pequeños detalles que lo convertían en todo un artículo de lujo y con encanto.
Pero no todo es malo, hay que reconocerlo, hemos cedido en esos detalles a cambio de tener equipos mejor construidos y con mejores materiales. Sólo hace falta tener el iPhone 4 en la mano para darse cuenta del salto de calidad entre él y el primer iPhone. El primero incluía un Dock de serie que ahora cuesta 30 euros, pero a cambio tenemos un equipo mejor terminado. ¿Vale la pena? Es el usuario el que tiene que decir eso, aunque está claro que el equipo es lo más importante, tener más o menos accesorios es un extra cuando tenemos que hablar de la calidad y buen hacer de un producto.
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