Puede que Steve Jobs, el cerebro tras el proyecto del Campus 2 de Apple que ahora mismo está en su última fase de obras, ya no esté. Pero su atención casi fanática por absolutamente todos los detalles que tienen que adornar el complejo sigue en la compañía, y un nuevo informe de Reuters lo corrobora.
En el artículo, la fuente detalla algunos de los obstáculos por los que las obras del Campus 2 se han podido retrasar unos meses. Desde Apple se ha exigido que todo esté perfecto, al milímetro. Se han celebrado reuniones con las empresas constructoras sólo para dejar claro cómo tienen que ser los acabados de los extremos de las tuberías.
La "firma" de Apple: pedir lo imposible y hacerlo posible
Los que han hablado con Reuters son trabajadores presentes y pasados de las obras (recordemos que Apple cambió de empresa a medio proceso de construcción), que han preferido mantenerse en el anonimato para que no reciban sanciones. Para la compañía de la manzana el nuevo complejo es un producto más, como el iPhone o el iPad, y lo han tratado como tal.
Algunas de las exigencias que Apple puso sobre la mesa desde el principio del proyecto ya son bastante características de su filosofía: nada de cañerías ni rejillas de ventilación por ninguna parte. Para los obreros, en las discusiones Apple parecía incluso ignorar que algunas cosas de las que pedían simplemente no podían hacerse realidad. Uno de los anónimos nos pide que imaginemos cómo puede ser construir un edificio con el mismo nivel de atención que le dedicas al diseño de un smartphone.
Los botones de los ascensores tienen la forma del botón Home de los dispositivos iOS. Las puertas son completamente lisas y se funden con las paredes, de modo que los ingenieros de Apple no van a tener que reducir el paso cuando pasen por ellas. Apple argumenta que eso "podría distraerles" de su trabajo. Es algo que según los obreros nunca se había hecho, con su consecuente gasto de tiempo y recursos adicionales.
Los obreros tuvieron que lidiar con manuales de 30 páginas sólo para aprender cómo tratar la madera de importación que recibían. Todos los operarios tenían que llevar guantes para poder tratar el material. Cada uno de esos detalles implicaban meses de discusiones, que a su vez paralizaban o retrasaban otras partes del edificio.
Más ejemplos: hicieron falta quince reuniones con el Departamento de Bomberos de Santa Clara para confirmar que todas las regulaciones sobre evacuación de edificios se cumplían a pesar de las exigencias de diseño de Apple. Holder Construction y Rudolph & Sletten se encargaron de diseñar el pomo de las puertas. Apple rechazó incontables prototipos porque notaba imperfecciones, hasta el punto en el que las empresas tuvieron que corregir errores en los acabados que medían nanometros. Al parecer llevan año y medio con este problema, y aún no se ha resuelto.
De todo esto queda bastante clara una cosa: cuando el Campus 2 esté terminado será algo realmente digno de ver. El último sueño de Steve Jobs se habrá hecho realidad, y sin ninguna duda Apple va a presumir mucho de su nuevo complejo de oficinas en cuanto éste abra las puertas. Qué lástima que no vaya a haber zona para visitantes.
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