Como ya vimos en el capítulo anterior, sujetar la cámara y controlar el enfoque y el disparo son los puntos iniciales para empezar a sacarle todo el partido a la cámara de nuestro iPhone. Pero eso es solo el primer paso, el siguiente ya requiere controlar otros parámetros que se antojan esenciales para lograr buenas capturas. Y cuando digo buenas me refiero técnicamente, dentro de las posibilidades mínimas que nos permite.
Aunque pensemos que gracias a alguna de las muchas y buenas aplicaciones fotográficas que disponemos para iOS se puede mejorar siempre nuestras fotos, incluso las peores, no debemos llevarnos a engaño. Una buena captura es la base, esencial para poder después sacarle más partido si cabe y editar para seguir mejorando. Difícilmente podremos arreglar una foto mal expuesta. De aquí partimos en esta nueva entrega del curso de fotografía con iPhone: es necesario medir y controlar la exposición (que no es otra cosa controlar la cantidad de luz de una escena).
Como sabemos, la cámara del iPhone no dispone de un exposímetro como el una cámara avanzada (ni podemos controlar apertura del diafragma, velocidad de obturación ni sensibilidad ISO, esenciales para controlar la exposición), y tampoco nos permite disparar en RAW (negativo digital), lo que sería de mucha ayuda para poder recuperar luces y sombras en las capturas. Aunque seguro que no tardarán en llegar estos avances a la cámara de un móvil (y seguro en Cupertino ya estarán investigando para próximas versiones), de momento nos tenemos que apañar con los casi nulos ajustes del iPhone para exponer.
¿Cómo exponer correctamente con la cámara del iPhone?
Como vimos en la entrega anterior, con iOS 5 ya podemos bloquear el enfoque si usamos la aplicación Cámara, nativa del dispositivo. Pulsamos durante un par de segundos en la parte del encuadre que queremos enfocar y una vez parpadee el cuadro, tendremos el enfoque y también la exposición bloqueados. Esto es, aunque movamos el encuadre, el foco y la exposición se tomarán de la parte que hemos seleccionado. Esto tiene sentido si siempre queremos que el motivo enfocado tenga la exposición más o menos acertada, pero no tiene porque ser así. Y para ello tendremos que prescindir de la aplicación nativa para acudir a otras que nos dan más opciones.
Una de las aplicaciones fotográficas más populares, Camera+, nos permite separar el enfoque y la exposición. Es decir, nos permite enfocar en un punto y que la captura coja los valores de exposición de otro punto. Cuando tenemos situaciones de luz variables, con contrastes, esto es esencial para lograr una buena captura o simplemente para conseguir destacar el motivo principal, contrastarlo con el fondo, oscurecerlo (para destacar una silueta) o iluminarlo (para centrar la mirada). En definitiva, se trata de realizar una medición de exposición puntual (justo en la zona que seleccionemos) y no matricial como suele ser por defecto (recogiendo toda la información de luz de la escena).
Lo podemos ver con el siguiente ejemplo. Se trata de un paisaje muy simple, en el que tenemos un cielo muy luminoso, una zona de barcos atracados en un puerto que forman la parte central, y el agua del mar también luminoso y que destaca los reflejos. A la hora de exponer y siempre manteniendo el enfoque en el centro, en la línea de los barcos, probamos con tres opciones:
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Midiendo la exposición en el cielo: al ser muy luminoso los valores de medición hacen que la captura se oscurezca para que ese cielo aparezca correctamente expuesto. Esto nos lleva a tener el resto de la imagen algo oscura.
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Midiendo la exposición en los barcos: es justo el centro, donde tenemos el enfoque, pero podemos observar cómo los barcos aparecen bien expuestos, pero el cielo nos aparece un poco más sobreexpuesto, perdiendo algo el detalle y los colores.
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Midiendo la exposición en el agua: justo abajo, en la zona más oscura, la medición aumenta la exposición y por tanto la escena nos aparece ligeramente sobreexpuesta, y apreciamos como se pierde mucho detalle en el cielo y también en las zonas más iluminadas de los barcos.
Aquí lo correcto sería exponer justo en el centro para tener buen contraste y buena exposición del cielo y los reflejos del agua, pero siempre dependerá del efecto que queramos conseguir y de la luz que dispongamos. En cualquier caso, insisto que al trabajar con archivos JPG y no RAW es vital que tengamos muy en cuenta la exposición, ya que no tenemos muchas posibilidades de recuperar una zona sobreexpuesta ni tampoco mejorar algo las sombras en las zonas subexpuestas (como si nos permitiría el negativo digital, o RAW, con un programa de edición).
Con las aplicaciones para procesar, como la propia Camera+ o Pro Camera podemos conseguir compensar una mala exposición, incluso con otras aplicaciones más potentes como Snapseed o Filterstorm (que ya veremos en detalle) podremos retocar por zonas, pero es mejor partir siempre de la mejor captura posible, correctamente expuesta y enfocada. Os recomiendo en este punto leer el capítulo del curso de Xataka Foto: La medición – Casos Especiales.
Balance de blancos
El balance de blancos nos permite ajustar la temperatura de color en función de las condiciones de luz que dispongamos en la captura. En la aplicación Cámara tampoco encontramos una opción para ajustarlo, así que de nuevo es necesario recurrir a una aplicación más completa (de hecho Apple no parece muy interesado en mejorar mucho su aplicación teniendo en cuenta lo bien que lo hacen otros y lo que les supone esto de beneficio económico). Si recurrimos a Camera Pro Pro Camera (insisto, una de las mejores para capturar imágenes) nos aparece en pantalla la opción para ajustar el balance de blancos: WB (white balance).
Por defecto suele estar en automático, esto es, igual que con la exposición, la cámara del iPhone ajusta la temperatura de color en función de las condiciones de luz que tengamos: sol, sombra, interior, con luces artificiales (tungsteno),… Dejar que lo haga automáticamente puede ser una opción menos en la que pensar a la horra de nuestras capturas, pero por desgracia, es uno de las peores opciones que la cámara del iPhone posee. De hecho, se conocen problemas por el excesivo tono amarillo que algunas unidades de iPhone captura en las fotos en interior. Por tanto, recomiendo hacer también una buena captura controlando el balance de blancos para evitar tonalidades no deseadas (aunque esto a los más fans de los filtros estridentes no parece importarles), aunque siempre contamos con las limitaciones, ya que no podemos conseguir un exacto y correcto balance de blancos manual.
Para ello, simplemente mediremos el balance de blancos en una zona neutra, lo más neutra posible: nos puede valer un papel, una pared con luz natural y blanca,… Una vez lo tengamos simplemente bloqueamos el balance de blancos (que aparecerá con un candado o similar depende de la aplicación) y ya podremos reencuadrar, apuntar y disparar a nuestro motivo logrando una temperatura de color (algo más) apropiada. O al menos lo más real posible si es lo que buscamos, aunque siempre podemos hacer esto de forma más creativa para lograr distintos efectos.
Esto está especialmente indicado cuando tomemos fotos en situaciones donde la temperatura de una luz es muy dominante: en interiores con lámparas, en exteriores con luces variables, con muchos contrastes… Aunque también es otra opción que se puede solucionar (más o menos) con aplicaciones de edición, vuelvo a reiterar que cuando mejor calidad tenga nuestra captura, como punto de partida, de exposición, balance de blancos, enfoque… mejores resultados podremos obtener.
El flash, para olvidarlo
El flash LED que incorpora el iPhone tiene más utilidad como linterna con alguna aplicación, que como verdadero flash para la cámara. Sus resultados suelen ser, en la mayoría de los casos, desastrosos y no ayuda nada a mejorar una captura. Puntualmente podremos conseguir algún efecto, iluminar en determinadas situaciones, pero ni en zonas de sombras, ni en interiores, ni siquiera como relleno para la toma de un retrato con poca luz es una buena opción.
Lo mejor es que nos olvidemos de él, o bien, si somos persistentes y queremos darle mejor rendimiento podemos optar por usar filtros para lograr efectos coloristas. Simplemente un papel trasparente de color o un plástico, puede crer un efecto más creativo. Y otra opción es intentar difuminarlo para evitar que sobreexponga algunas zonas con fuerza (usando un papel, una servilleta, simplemente cualquier elemento a mano que permite traspasar luz matizada). Aunque, insisto, el flash es una opción que mejor nos olvidamos (y eso que ganamos de autonomía en la batería).
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