Por si no fueran suficientes los últimos rumores sobre la (mala) salud de Steve Jobs, la salida de Bill Gates de Microsoft el viernes pasado han disparado las preguntas sobre lo que pasaría con Apple el día que Jobs se desvincule definitivamente de ella.
Es el primer error. Al menos mientras siga vivo, Steve Jobs seguirá irremediablemente unido al cordón umbilical que jamás lo separá de la compañía. Es imposible que una persona terriblemente pasional como él, permita distanciarse tanto de Apple como para no ver lo que ocurre en ella.
Pero sí que podría ocurrir que Jobs anunciase que Apple sería guiada por otras manos. Le pregunta siempre aquí es ¿será el fin de Apple?
El fin de Apple... ¡hemos vivido tantos ya! Entre unas cosas u otras, parece que cualquier cambio relacionado con la empresa suponga su derrumbe. Luego no ocurre, más bien pasa lo contrario, y al cabo de un tiempo se augura un nuevo bache que parece que Apple no podrá sortear. Y lo hace. Y la gente que pensaba que no era supersticiosa empieza a cruzar los dedos.
Steve Jobs es insustituible. Es cierto: personalmente pienso que existen ciertas personas a las que jamás nadie podrá reemplazar... Y quizás ese sea el segundo error: Buscar un nuevo Steve Jobs para Apple, cuando él ya no esté.
Lo que pasará en ese momento es que los que buscaban un nuevo Jobs al timón de la compañía se darán cuenta que este barco ya no necesita capitán: han conseguido llegar a ese nivel perfecto en el que cada parte de la empresa es parte de un órgano vital mayor que la impulsa hacia el futuro.
Evidentemente, siempre hará falta alguien que se reponsabilice de las decisiones: Para ello, Jobs lleva años formando a un equipo cercano, que son quienes están en los puestos más importantes de la compañía. Ellos se han empapado de las teorías de Jobs y de su idea de como debería ser la Apple del futuro. Aunque debe ser alguien que sepa comunicar (quizás lo único que tendrá en común con Jobs), se tiene que convertir en un nexo entre todos los proyectos de la compañía, y no, nunca más, en la punta de una pirámide con todos los demás debajo de ella.
Para bien o para mal, con sus virtudes y sus fallos, Apple ya no es la empresa que casi quiebra en los 90. En aquellos momentos faltaba exactamente aquello que ahora es el punto fuerte de Apple: saber cuando sacar un producto al mercado y, sobre todo, saber cuando enterrarlo a tiempo.
Era una época de compromisos, de virtudes que se convertían en fallos y de ideas descolocadas: la primera cámara digital, el fabuloso Newton... fueron el resultado de crear demasiado rápido una tecnología que no estaba desarrollada y para la que todavía no había mercado.
Era necesario que alguien con la pasión necesaria se pusiese al timón y no cometiese errores. Eran necesarias apuestas altas que ya no tendrían aval posible ni otra oportunidad. Y entonces llegó el iMac y el iPod, y por eso estamos aquí ahora mismo hablando de una compañía cuyo éxito actual no podía imaginarse hace tan sólo 10 años.
Apple no necesita un cambio en la persona que lleva la batuta, sino una nueva forma de dirigir la orquesta. Lo mejor que ha conseguido Steve Jobs en 10 años no han sido los grandes éxitos de la compañía, sino que se ha asegurado un futuro lleno de éxitos para ella: Inercia, es la palabra. Ahora la empresa ya tiene la suficiente inercia como para asegurarse un futuro, y un equipo con la suficiente capacidad que permitirá dejar de pensar en Apple como en un ejército de un sólo hombre.
A veces observo como Steve Jobs parece seguir de la letra las estrategias de Sun Tzu, autor de la obra china "El Arte de la Guerra":
El arte de la guerra se basa en el engaño. Por lo tanto, cuando es capaz de atacar, ha de aparentar incapacidad; cuando las tropas se mueven, aparentar inactividad. Si está cerca del enemigo, ha de hacerle creer que está lejos; si está lejos, aparentar que se está cerca. [...] Ataca al enemigo cuando no está preparado, y aparece cuando no te espera. Estas son las claves de la victoria para el estratega.
Realmente, el mundo de la informática no es un campo de batalla, pero si una zona donde deplegar todo el ingenio y la estrategía: ir siempre una paso por delante de tu rival.
A veces observamos como Steve Jobs dirige la compañía, y nos sorprendemos sobre su forma de ver el futuro... pero ya no es Jobs a quien vemos. A quien realmente estamos viendo es a Apple, a un equipo increíble que habla gracias a éste tipo que siempre viste tan casual.
Si buscamos un sustituto para él, cometemos el tercer error: Él es insustituible, pero Apple es lo suficientemente fuerte como para sobrevivir a él. Muchos intentan convertirlo en un mártir, un héroe: pero sólo es alguien importante de la historia de una empresa que, aunque intenten matarla muchas veces, siempre acaba fortalecida.
Una historia que cerrará un capítulo con un gran hombre: Y que será recordado por aquello que empezó, nunca por aquello que dejó morir...
... el primero de muchos grandes hombres, que todavía quedan por llegar a Apple.
Imágenes | Mosaico de Jobs, Steve Jobs y Bill Gates
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