Uno de los pocos productos de Apple que no fueron renovados ayer aunque lo pedía a gritos es el Apple TV. Hablamos de un producto que aunque sufrió una rebaja de precio el mes pasado sigue sin resultar suficientemente atractivo en los tiempos que corren, particularmente en aquellos países en los que, como en España, la oferta de series y películas que impulsa sus ventas es misteriosa y perpetuamente igual a cero.
Sin embargo, con la presentación del iMac de 27 pulgadas con relación de aspecto 16:9 se me ocurrió una idea loca: ¿Y si el próximo Apple TV (o el siguiente) tirase por este camino? Y si la compañía se atreviese a montar un panel LED de 32 y/o 40 pulgadas en un equipo orientado exclusivamente al salón de la casa. Sería una evolución de los modelos actuales más avanzados de compañías como Sony o Samsung (echadle un ojo a la Serie 8) capaces de reproducir archivos multimedia en la red local de forma inalámbrica o a través de una conexión USB, con información extendida de la programación gracias a Internet y pequeños Widgets para consultar el tiempo o las últimas noticias de nuestro agregador RSS.
No debería de resultarles nada complicado. Básicamente hablamos de coger el diseño del nuevo iMac, aumentar (aun más) el tamaño de la pantalla ajustando la resolución a 1920×1080 píxeles (1080p) y reduciendo al mínimo el procesador y la memoria, lo justo para reproducir (como la antes mencionada Samsung Serie 8) archivos de vídeo a 1080p. Teniendo en cuenta la velocidad con la que están bajando los precios de los paneles el conjunto podría resultar incluso económico, o al menos, mantener un precio coherente con lo que ofrecería.
Echándole un poco más de imaginación (no demasiada en realidad) sería fácil soñar con la solución más sencilla a los problemas de Apple fuera de los EE.UU. para alcanzar acuerdos de distribución de contenidos, el motivo por el que seguimos (y nada nos hace pensar que la situación vaya a cambiar en breve) sin series ni películas en nuestra tienda iTunes. La solución por supuesto es la de dotar a esta mezcla de Apple TV y LED Cinema Display de un par de entradas HDMI, sintonizador de TDT de alta definición (prescindible por lo que a mi respecta) y del dichoso lector de Blu-ray (combo DVD), actualmente a un coste de fabricación irrisorio (probablemente por debajo de los 50 euros).
Y es que, seamos serios. He leído mil y una opiniones en contra de los formatos físicos, sobre que el Blu-ray nació muerto aunque hiciese morder el polvo al HD-DVD, que las descargas digitales son el futuro, que si… bla, bla, bla. Para bien, o para mal, a los formatos físicos les queda mucha cuerda. El ser humano es animal de costumbres y nos encanta eso de ir a la tienda y adquirir físicamente algo que atesorar en nuestra estantería con su portada y un brillante disco que prestar a los amigos (bueno, esto último no es plato del gusto de todos). Lo mismo ocurre con el Blu-ray, nació muerto pero cada día aparecen más señales de que se trata de un muerto muy vivo: su progresivo abaratamiento, tanto de los lectores como de las películas, la cada vez mayor presencia en grandes superficies, o que todos los estudios apunten a una aceleración en la penetración en los hogares aún mayor a la que el DVD experimentó en su día, gracias en gran medida a que pese a la crisis, las pantallas Full HD siguen vendiéndose como churros.
Así pues, conozco a más de uno que se lanzaría de cabeza a por un producto de estas características aunque el precio no estuviese parejo al de la competencia (la cual por cierto no tendría nada similar en el mercado, justificando sobradamente esos euros de más). Pero es que considerando los costes, y los pocos recursos que la compañía necesitaría dedicar para completar el producto al ser un copia y pega de otros, incluso podría ser competitivo en el aspecto económico y ampliar el ecosistema de Apple atrayendo nuevos usuarios al resto de productos: iPhone, iPods, Macs… El efecto halo es poderoso.
¿Qué opináis vosotros? ¿Compraríais algo así? ¿Creéis que lo veremos algún martes futuro?
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