Os juro que pasó tal y como os lo digo: Ayer a la una menos cuarto de la madrugada tenía ya el dedo apoyado sobre el botón de mi Mac para apagarlo, literalmente. Pero un vistazo fugaz a Twitter hizo que lo retirara. “Ojo que empieza a saltar la noticia de que Jobs ha dimitido como CEO de Apple”, decía un mensaje de Emilcar. Inmediatamente pensé que era una broma, pero Emilcar no suele bromear con estas cosas. Y no lo hacía. En apenas diez minutos la marcha de Steve Jobs como CEO de Apple se confirmaba y llenaba todas las redes sociales, y yo me quedaba sin habla.
Inmediatamente la maquinaria del equipo de redactores de esta publicación se puso en marcha, y en cinco minutos estaba escribiendo quizás el artículo que más me ha costado escribir sin apenas creérmelo y con la máxima urgencia posible. Sabíamos que algún día pasaría, y finalmente ha ocurrido. Pero… ¿qué ha ocurrido exactamente?
Esta mañana he mirado el telediario de una cadena autonómica y, casi como siempre, los medios tradicionales reflejaban la noticia de forma incorrecta: “Steve Jobs deja Apple”, “Steve Jobs abandona la compañía”... nada más lejos de la realidad. Steve Jobs no se va ni abandona nada, ha salido de un trono para sentarse en otro: el de presidente de la junta directiva. Eso significa, como ha dicho mi compañero Pedro Aznar, que Jobs pasará de proponer el rumbo de la empresa a evaluarlo junto con el resto de la junta. Tim Cook, un hombre con experiencia, será ahora la persona que cogerá el timón en Cupertino. Y desde luego, Jobs y Cook seguirán debatiendo, discutiendo, comentando juntos cómo coger ese timón. En consecuencia, por muchos puestos que cambien, la sabiduría y la experiencia de Jobs sigue presente.
Pero claro, su marcha como consejero delegado es algo tremendamente simbólico, un momento que para Apple (y para el mundo de la informática en general) puede considerarse histórico. Deja su cargo una persona que llegaba a hacer cualquier cosa para cuidar los detalles más ínfimos. Vic Gundotra, vicepresidente de Google, comentaba esta madrugada cómo Jobs le llamaba urgentemente un domingo para “resolver un asunto muy urgente”, que resultaba ser que el gradiente de amarillo del logo de Google no quedaba muy bien en la pantalla del iPhone. Una dedicación tal para estos detalles es lo que siempre ha caracterizado a Jobs.
¿Tendrá esta misma dedicación Tim Cook? El nuevo rey de Apple ha estado trece años junto a Steve Jobs, y es obvio que ambos han aprendido uno del otro. La personalidad puede cambiar, y el modo de hacer las cosas puede cambiar, pero la sensación que tengo es que en Apple se han implantado unas pautas que ningún sucesor podrá ignorar. Porque gracias a esas pautas Apple ha puesto los mercados patas arriba, varias veces.
Lo mejor que podemos hacer ahora es esperar que Steve se encuentre bien de sus problemas de salud, pero no me preocupa en absoluto el estado de Apple. La compañía seguirá batiendo récords, seguirá innovando, y seguirá revolucionando el mundo de la electrónica. En la próxima keynote, auguro, aparecerá Tim Cook junto con Steve para comentar brevemente el asunto. Y luego podremos sentarnos para seguir asombrándonos con las novedades de Apple. Ya lo espero impacientemente.
Punto y seguido. Sigamos. Cúidate, Steve, y gracias por todo.
Imagen | Surian Soosay
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