Mi compañero Pedro ya nos ha dibujado un retrato bastante preciso de quién es Tim Cook y qué ha hecho para convertirse en el nuevo CEO de Apple tras la inesperada, que no sorprendente, dimisión de Steve Jobs. Ahora toca el turno de profundizar un poco más en la persona, no el currículum, de quien llevará de ahora en adelante las riendas de la mayor compañía tecnológica del mundo.
“Me prepararé y algún día mi oportunidad llegará”
Esta cita de Abraham Lincoln utilizada por Tim Cook el pasado año en su discurso durante la ceremonia de graduación de la universidad de Auburn donde obtuvo su licenciatura en ingeniería industrial allá por 1982 no podía ser más premonitoria. Puede que sus palabras no fuesen tan inspiradoras como las de Steve Jobs en Stanford pero sin lugar a dudas también transmitió un mensaje importante: “no se puede planificar una vida predecible”, tienes que confiar en tu intuición.
“El descubrimiento más importante que he realizado en mi vida hasta ahora fue el resultado de una sola decisión, mi decisión de unirme a Apple. Trabajar en Apple nunca formó parte de ninguno de los planes que había esbozado para mi pero fue sin duda la mejor decisión que he tomado.”
Cuando Cook se unió a Apple en marzo de 1998, apenas seis meses después del regreso de Steve Jobs, la compañía se encontraba al borde del desastre. Cuesta creer que la misma compañía que hoy supera en valor la suma de los 32 mayores bancos de la zona euro pudiese asomarse al abismo hace tan solo 13 años pero lo cierto es que el de Tim Cook fue un salto de fe.
Afortunadamente, mientras que Jobs se encargaba de dar un giro de 180 grados a la compañía y el también recién llegado Jonathan Ive lideraba la vanguardia del diseño industrial con el lanzamiento del primer iMac en agosto de 1998 y el icónico iPod en octubre de 2001, Cook jugó un papel clave en la recuperación de Apple reestructurando por completo sus procesos de fabricación para acelerar la producción y reducir el inventario de forma que la línea de suministro corriese sin problemas.
Alguien podría pensar que esto no es suficiente. Que Cook no podrá nunca llenar el hueco dejado por Steve Jobs pero, ¿quién creéis que ha dirigido la compañía desde que Jobs anunció su retiro temporal por motivos de salud a principios de año? ¿y durante las otras dos ausencias médicas en 2004 y 2009? Cook, siempre Cook. Y aquí estamos, con la compañía en su momento más alto.
Una personalidad exigente, la anécdota asiática
“Esto es realmente malo”
Con estas palabras iniciaba un apenas recién llegado Cook una reunión convocada a primera hora de la mañana a causa de un problema de Asia. “Alguien debería estar en China manejando esto”. Treinta minutos después, miro a uno de los ejecutivos que tenía frente a él y de pronto le preguntó: “¿Por qué sigues aquí?” El ejecutivo se levantó de inmediato, se dirigió al Aeropuerto Internacional de San Francisco y reservó un vuelo a China sin más ropa que la puesta, sin cepillo de dientes ni billete de regreso.
La anécdota, narrada en la revista Fortune, revela una personalidad fuerte y exigente que guarda más similitudes con Jobs de las que en un principio podíamos imaginar. Similitudes como la de su sueldo, también de un dólar al año (al margen de incentivos y el rendimiento de sus acciones, claro) o su entrega a la compañía trabajando a destajo hasta el punto de recibir 40.001 dólares en concepto de las vacaciones acumuladas no disfrutadas durante el año pasado.
Algo me dice, que este año tendrá aún menos días libres. Cook es más que capaz de dirigir este barco en aguas de tormenta. La única duda es si será capaz de suceder a Jobs sobre los escenarios, bajo los focos y la mirada atenta de miles de ojos que no se conforman con que un producto sea revolucionario; esperan que sea mágico, y esa magia era sin lugar a dudas el ingrediente secreto del gran Steve Jobs.
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