Los usuarios llevamos demandando un cambio en Finder desde hace años. El gestor de archivos de Mac OS X sencillamente se ha quedado anticuado y las florituras como Cover Flow no logran esconder sus carencias respecto a sus equivalentes en Windows o Linux. En la beta de Lion, Apple ha dado bastantes pasos en la dirección correcta aunque aún se echa de menos una de las funciones más solicitadas (y simples de implementar), las pestañas.
Lo que sí incluye el nuevo Finder además de un cambio de diseño y organización más profundo de lo que parece es AirDrop, un sistema ultrasencillo para transferir archivos a otros usuarios cercanos mediante Wi-Fi aunque ni tan siquiera estéis conectados a la misma red que recuerda al funcionamiento de los envíos por Bluetooth. Pulsamos sobre AirDrop para detectar otros Mac con Lion que se encuentren próximos y arrastramos los archivos que queramos transferir sobre el avatar del usuario en cuestión. Este recibe una notificación informándole de nuestra solicitud de transferencia con las opciones de cancelar, guardar y guardar y abrir. Más sencillo imposible, ya que funciona sin ninguna configuración previa abriendo un universo de posibilidades a los usuarios con varios equipos, en entornos de trabajo o en clase.
Otra novedad de Finder es la desaparición de la sección Buscar (Hoy, Ayer, Todas las imágenes…) y su reencarnación en forma de la carpeta “Todos mis archivos” dentro de Favoritos (antes Ubicaciones). En ella, o dentro de cualquier carpeta en realidad, podemos clasificar el contenido de todo el equipo o de la carpeta específica donde nos encontremos utilizando un nuevo selector de la barra de herramientas con opciones para reagrupar los archivos por tipo (documentos, imágenes, música…), aplicación predeterminada (los archivos de audio con iTunes, los vídeos bajo QuickTime…), fecha de modificación, creación, última apertura (hoy, ayer, esta semana…), tamaño y etiqueta (sí, al fin podremos darle una mayor utilidad a las etiquetas de colores).
El Finder de Mac OS X Lion se viste de punta en blanco
A nivel estético los cambios también son considerables, con un estilo minimalista a medio camino entre la interfaz de iTunes y los elementos gráficos del iPad donde predominan los iconos monocromáticos y se sustituyen los confusos indicadores triangulares por mensajes que aparecen junto a las cabeceras de las secciones de Favoritos, Compartido y Dispositivos para ocultar o mostrar su contenido en función de si se encuentra desplegado o recogido.
La vista icono por su parte cuenta con una curiosa adaptación de Cover Flow cuando utilizamos alguna de las opciones anteriormente mencionadas para clasificar el contenido pudiéndonos desplazar horizontalmente por cada grupo de documentos de forma individual. Y Vista Rápida deja atrás su anterior interfaz para adoptar una más en consonancia con los tonos claros de todo el sistema que además cuenta con el control de ampliación a pantalla completa ahora común en la mayoría de aplicaciones (esquina superior derecha) y un botón para abrir el documento con la aplicación predeterminada.
El único punto oscuro, del que hablaré extensamente en mi próximo artículo con mis primeras impresiones sobre la beta de Mac OS X Lion, son dos aspectos que parten de una misma idea: la inversión de los botones de opciones para convertirlos en deslizadores (muy adecuados para una interfaz táctil pero tremendamente confusos en un sistema con cursor) y el desplazamiento en la misma dirección del movimiento de los dedos (sobre el Magic Mouse o el Magic Trackpad), también perfecto en iOS pero definitivamente desconcertante al funcionar en el sentido contrario del que estamos acostumbrados en Mac OS X.
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