Tal como nos mostraba Pedro Aznar en su artículo de esta semana, tras la presentación por parte de Apple el pasado jueves, la compañía de Cupertino ha dado un golpe sobre la mesa en lo que a publicaciones digitales y educación se refiere. No vamos a decir que han reinventado la rueda, puesto que no sería justo, pero si que han asentado las bases de lo que podría ser un importante cambio en lo que al sector editorial se refiere.
Ya lo hicieron hace diez años en lo que respecta a la industria musical y el tiempo parece haberles dado la razón y solo el tiempo nos dirá que surgirá de todo lo acontecido esta semana. Evidentemente no han mostrado nada nuevo, Amazon ya lleva tiempo “dando guerra” en lo que a ediciones digitales se refiere, pero si que han presentado herramientas para intentar democratizar esto. Evidentemente se trata de un ecosistema cerrado, ya que únicamente se basa en sus dispositivos, pero no nos vamos a llevar las manos a la cabeza ahora, ya sabemos todos de quien es el “scrategories”.
Podemos perdernos aqui en discusiones sobre “no todo el mundo puede permitirse un iPad” o “no es justo que Apple obligue a disponer de un iPad para poder acceder a estas nuevas funcionalidades”. Pero también tenemos que tener en cuenta otras variables a esta ecuación ¿Cuanto cuesta un portátil, un Netbook? ¿Cuanto cuesta un libro técnico de cualquier asignatura de una carrera universitaria hoy en día? Hace más de quince años que pasé por la universidad y aún recuerdo las palabras de mi padre al ver las facturas de los libros de temarios “Más vale que aproveches esto…”
Las herramientas están ahí, es ahora cuando se debe vislumbrar su utilidad
Quedándonos en lo “bohemio” de todo lo acontecido el pasado jueves podríamos decir que Apple ha presentado algo muy jugoso. Los profesores creando contenido para sus alumnos con una herramienta totalmente gratuita, eso si, es necesario tener un ordenador con Mac OS X (venga, va… todos sabemos que no es necesario tener un Mac, la escena Hackintosh está ahí) Los alumnos pueden acceder a todo ese contenido de manera gratuita también.
iTunes U, las universidades adscritas a él, el contenido propio de la universidad, perfectamente actualizado, todo a golpe de ratón, sin necesidad de involucrar a editoras, sin necesidad de tener que realizar impresiones de nada. Algunas universidades, como la propia Universidad de Deusto en Bilbao, tienen (al menos tenían cuando yo estudié en ella) su propia editorial, tal vez no una editorial al uso, pero algunos profesores la aprovechaban para generar su propio temario, su propio material docente. ¿Cuanto puede facilitar las cosas una herramienta como iBooks Author?
No podemos quedarnos aquí, debemos exigir que las editoras hagan bien su trabajo
No hace mucho, leyendo el blog de Jose Luis Merino, pude darme cuenta de algo muy común… La desidia con la que se trata a veces lo nuevo. Ya nos pasó hace algunos años con la industria discográfica o del cine. Los CD´s estában ahí, los DVD´s aparecieron… Las discográficas y productoras de cine tenían las herramientas ahí, las herramientas para poder justificar ampliamente el precio de sus productos. Podían crear CD´s híbridos que aparte de escuchar el último disco de nuestro grupo favorito, podríamos después introducirlo en nuestro ordenador y ver más contenidos exclusivos. Podíamos ver nuestra película favorita en nuestro reproductor…
Pero se quedaban en lo sencillo… Te vendían el disco y nada más… Te vendían la película y nada más… Pero poco a poco vimos como añadían contenido, añadían vídeos de “Making of”, entrevistas a actores y directores, trozos de conciertos en directo del grupo… Las cosas poco a poco se fueron convirtiendo en lo que tenían que ser… ¿Quieres justificar precios? De acuerdo, ofrece contenidos para ello.
Pero en el emergente mercado digital editorial se están haciendo mal las cosas. Evidentemente no es algo generalizado, pero si hay casos que demuestran que no es oro todo lo que reluce. Las herramientas de Apple están ahí, la plataforma de Amazon opera desde hace años ya. Pero aún a día de hoy las editoriales parecen no hacer sus deberes.
Y es que siguen tratando el mercado del libro electrónico como un secundario, que evidentemente no tiene la importancia que tiene el libro impreso tradicional, pero si miras a tu alrededor cada vez son más las personas que puedes ver a tu alrededor en el transporte público con un libro electrónico. Aún así, por muy residual que puedan ser las ventas, fallos como los que comenta Jose Luis Merino en su blog, sobre maquetación o fallos de código no son ni mucho menos admisibles.
Y si… la pelota está ahora en el tejado de las editoriales.
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