Sr. Cook,
En siete días, su primera keynote como CEO de pleno derecho. Los medios, y los usuarios, lo vemos como una persona fuerte con una coreografía perfecta de tiempos y pausas en una presentación (otra más) en la que no queda tiempo para la improvisación. Sin embargo hay cosas sobre las que, por muy preparado que esté, hay que analizarlas después de respirar profundamente.
Me lo imagino mirando ese escenario donde ha ensayado la keynote durante los últimos días. Quedarse solo ahí arriba quizás dé un poco de vértigo. Seguro que se ha quedado durante unos minutos mirando ese escenario pensando sobre lo que está a punto de ocurrir. O mejor dicho, sobre lo que está a punto de comenzar. Seguro que mientras leía el guión del próximo martes, han pasado cientos de cosas por su cabeza. Cosas que quizás no ha dicho en alto, el tipo de cosas que sólo adquieren inercia después de un suspiro y un poco de valentía.
Permíteme que te tutee.
No se trata de quien eres. No subas a ese escenario pensando en convertirte en tu predecesor, que ni siquiera se te pase por la cabeza pensar que esperamos encontrarlo a él en ti. No buscamos otro Steve Jobs. Nosotros como usuarios, al igual que Apple, necesitamos algo más.
Me ocurrió en la keynote del 2 de Marzo, la del iPad 2. Todos los compañeros de los medios ya estábamos comenzando la retransmisión del evento, cuando una voz nos avisaba del comienzo de la keynote. Sin avisar, apareció Jobs. Nadie lo esperaba ahí. De repente, toda la gente de la inmensa sala se puso en pie y comenzó a aplaudirle. No pude evitar una sonrisa de complicidad, como la que ocurre cuando te cruzas con un viejo amigo que no esperas, pero ese día, allí, comprendí que aquello era algo más.
La gente nos llama fanboys. Nos etiquetan como personas devotas a una marca, y señalan a Jobs casi como una figura religiosa. No es lo que yo vi allí ese día. La cara de los compañeros, también la de los propios empleados de Apple, no era parte de una creencia ciega: Era respeto. Respeto con mayúsculas. Y eso es muy difícil de conseguir, porque sólo se tiene respeto por alguien fiel a sus pensamientos, un líder reconocido capaz de conseguir cosas que poca gente logra.
Un aplauso de respeto hacia un hombre al que le apasionaba su trabajo. No somos devotos a una marca, pero si apasionados de la tecnología, y en el caso de Apple, apasionados de cómo entiende la tecnología esta compañía. Todo comenzó por ese hombre, pero dentro de siete días continúa contigo.
Tienes que entender que vamos a ser muy exigentes. Te pediremos que tu también lo seas. El legado de Jobs no es sólo una de las mejores compañías de tecnología del mundo, es también el equipo que ha sido capaz de conseguirlo. Queremos que sepas conectar esos puntos, que todo siga teniendo sentido.
En el fondo somos unos nostálgicos. Alguna vez te compararemos con él, es inevitable. No te conviertas en Jobs, pero tampoco seas nada menos: Apple tiene suficiente impulso ahora mismo como para llegar donde hace mucho, mucho tiempo, dos locos pensaron que tenía que estar. Ese impulso se consigue respirando profundamente y saliendo al escenario con valentía, con una sonrisa mezclada con los nervios propios de quien comienza un viaje, de quien inaugura un ciclo, de quien se lanza al vacío.
No creo que nadie sea capaz de darte ningún consejo antes de que saltes a ese escenario. Si yo tuviera que decirte algo, es que siempre tengas presente una cosa: El poder se otorga, pero el respeto hay que ganárselo. Y si alguien a quien le aplaudieron de esa forma confió en ti como para que lleves el timón de Apple, no dudo que nos espera una época emocionante.
Respira, y sé valiente.
Buena suerte, Tim.
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