La resistencia al agua del Apple Watch ha sido uno de los puntos que ha despertado mayor incertidumbre desde su presentación en septiembre del pasado año. La compañía parece querer curarse en salud y ha asegurado en repetidas ocasiones que su reloj es resistente a las salpicaduras y al contacto con el agua, pero no a la inmersión, pero sin embargo, también confirma que tiene un grado de protección IPX7, que implica específicamente la capacidad de soportar la inmersión completa a 1 metro de profundidad durante 30 minutos.
La duda sobre qué podíamos hacer y qué no seguía ahí, pero eso era antes de que se pusiera finalmente a la venta y los primeros valientes se lanzasen a la piscina con el Apple Watch puesto.
Prueba superada. A pesar de las precauciones de la manzana, todo confirma que podrás dejar el Apple Watch en tu muñeca mientras te lavas las manos, tomas una ducha o incluso nadas un rato. Eso sí, el manual del usuario nos plantea otras situaciones en las que quizás sea preferible quitártelo o que pueden anular la resistencia al agua del dispositivo:
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Dejar caer el Apple Watch o someterlo a otros impactos. Mala idea.
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Exponerlo a agua presurizada o a alta velocidad, como por ejemplo, practicando surfing, esquí acuático, motos acuáticas...
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Llevar el Apple Watch en una sauna, baños turcos o cualquier otra modalidad de baños de vapor.
Nota mental: la dilatación del metal debido al aumento de temperatura no es un buen amigo de la resistencia al agua.
Vía | iClarified
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