Descubrí a Stephen King en la época en la que todos buscamos respuestas a nuestras primeras preguntas: comenzando la adolescencia. Sus relatos tienen algo que nos acerca a mundos que jamás recorreremos, lo que no los hace menos reales - ni menos aterradores. Recuerdo que Apocalipsis (una de sus primeras novelas) me hizo entender la fuerza que tienen las palabras para cambiar lo que vemos alrededor y lo que somos por dentro. Con suerte, dejándonos con aún más preguntas que continuar buscando para saciar nuestra curiosidad.
La Historia de Lisey es una novela publicada en 2006 que muchos califican como la más personal del autor, lo cual es una afirmación muy dificil de hacer si hablamos de King: en cada palabra sangra algo de si mismo y es fácilmente identificable cuánto de él hay en la historia, y cuánto es fruto de los mundos que crea. No he leído el libro (lo haré) pero después de ver los dos primeros episodios disponibles en Apple TV+, entiendo perfectamente la afirmación. Lo cual hace aún mucho más atractiva la historia.
Los lugares de la mente, los escondrijos del pasado
El relato empieza con todo hecho pedazos. Comenzamos los pasos de la protagonista Lisey Landon (Julianne More) por el final, donde nada parece tener solución. Su marido Scott Landon (Clive Owen), un misterioso y carismático escritor de éxito, murió dos años atrás fruto de unos extraños sucesos que Lisey no es capaz de afrontar ni entender en el presente donde nada parece tener sentido. King juega muy bien la dualidad del bien y del mal desde el comienzo, donde nos enseña una vida que entrelaza pesadillas y buenos recuerdos a la vez.
El mundo donde Scott Landon se refugia sólo parecía existir en sus libros. Sin embargo, todo parece nacer de allí y de sus contrastes
La protagonista afronta entonces un viaje por los lugares de su pasado que no se había atrevido a recorrer hasta ahora, descubriendo un misterioso lugar aparentemente imaginario que su marido parecía visitar, el cual le aterroriza y fascina a la vez. Un mundo donde se transforma la flor más bella durante el día en el más peligroso enemigo en la noche, y todo se invierte sin piedad. Sin embargo, esta extraña fascinación por el mal es precisamente el germen de su literatura que en el mundo exterior consigue que su obra no tenga lectores, sino fanáticos fascinados por todo lo que toca Landon. De nuevo, el bien y el mal en los mismos puntos, pero dependiendo del ángulo por donde la luz lo ilumine o de las sombras que lo cobijen.
Lisey encontrará en los manuscritos de su marido - que ciertos locos buscan a toda costa - retazos del pasado que no conocía o no quería recordar, entendiendo las dos mitades que quizás viven en todos nosotros y que en Scott cada vez son más afiladas. El personaje de Amanda, la hermana de Lisey, con un grave trastorno psiquiátrico, sirve de portadora entre las distintas realidades aunque eso no sea una buena noticia: sus semicatatonias conscientes no son más que alertas de algo que quiere escapar del presente aunque no tenga claro que destino tomar. Mientras tanto, los fanáticos de Scott pretenden por todos los medios encontrar las últimas obras de su autor favorito - casi un mesias para ellos - obsesionados con todo lo que tenga que ver con él, y culpando a Lisey de esconderlas.
Cacería de Dálivas, una búsqueda fascinante, terrible y visualmente impactante
De las distintas adaptaciones de la obra de King a la pequeña pantalla, La Historia de Lisey parece tener cierto carácter propio. Y muy poco de común: es el propio King el que ha escrito cada uno de los episodios de la miniserie, adaptándose él mismo y produciendo junto a More y el también director Pablo Larraín esta versión para Apple TV+. La visión en conjunto es una historia en apariencia oscura pero con fogonazos románticos, momentos de esperanza, de locura y de confianza. Todo ello a fuego lento: con una fotografía fantástica que nos muestra una realidad en apariencia triste, pero donde cada imagen está llena de color vibrante, rebosante - lo cual alimenta vorazmente el misterio de la producción, y la búsqueda de respuestas del guión.
El ritmo no da tregua pero no atraganta al espectador: los sucesos llegan en sus dosis exactas para mantener la tensión - a veces cuando menos te lo esperas, como el buen King sabe hacer - y continúan construyendo la historia que es más grande de lo que pensamos, y más terrorífica también. El autor consigue llevarnos a lomos de la trama con los puntos comunes de nuestras vidas, y arrojarnos sin piedad hacia un mundo extraño que lo explica y lo complica todo. La música, el tono y los juegos de luces y sombras - en todos los sentidos - hacen que nuestra imaginación haga el resto.
Para los amantes del suspense y del buen terror maduro: el que no necesita más monstruos que los de la mente para capturarnos, en una historia que en algunos momentos (como los cortes que se causa Amanda) roza también los campos de otros autores del género como Clive Barker. Producción impecable - ya sello de la casa en Apple TV+ - desde los títulos de crédito hasta la puerta de atrás por la que parece sacarnos Larrain a un mundo desconocido a intrigante. Los incondicionales del género se asombrarán al mirar las maravillas del lago. Cuidado que no os atrape.
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