Hace más de año y medio que uno de los mayores fabricantes de PC del mundo anunciaba su salida de la bolsa tras 25 años cotizando. Tal como nos contaron nuestros compañeros de Xataka Windows, la empresa de Texas fue adquirida por capital privado. Entre ellos se encontraba el CEO y fundador de la compañía, Michael Dell, el cual utilizó su propia fortuna para demostrar su confianza en el plan de recuperación, además de fondos como Silver Lake e incluso Microsoft.
Carl Icahn, el inversor-activista del que os hemos hablado otras veces en Applesfera, mantuvo una refriega con Dell en la que intentó darle la patada de la empresa por varias vías. Su principal argumento era que la acción de Dell se encontraba infravalorada y que la culpa de la situación actual de la empresa se debía a la mala gestión de su fundador. Unas palabras que sonarán a los que hayan seguido el rendimiento financiero de Apple, pues Icahn ha repetido eso de "infravalorada" hasta la saciedad.
Hace unos días fue la conferencia Dell World 2014. En ella, varios analistas afirmaron ver a Michael Dell mucho más contento y relajado. En palabras de Tim Bajarin:
Dirigir una compañía pública es una auténtica paliza para cualquier persona y estoy seguro de que la presión por cumplir con las exigencias de los inversores le acabó pasando factura. Ese ya no es el caso. Nunca le había visto tan feliz en la última década, ahora está relajado y se siente seguro con respecto al futuro de Dell.
A pesar de haberse liberado de la bota de Wall Street, la presión por mantener una compañía rentable sigue estando ahí. Pero es muy diferente. Ahora su único amo es el cliente final.
Apple debería tomar nota de Dell
Son muchos los CEO de compañías cotizadas que han mostrado envidia ante el movimiento de salida de Dell. Aunque es cierto que este tipo de estrategias son el último recurso de empresas con graves problemas financieros, creo que Apple podría beneficiarse de utilizar uno similar para eliminar sus distracciones.
Cotizar en bolsa tiene muchísimas ventajas. Pero con frecuencia no se puede impedir que el cortoplacismo de Wall Street se impregne en la estructura de una empresa. La mayoría de ellas acaban trasladando esa visión trimestral a sus empleados en forma de incentivos salariales. El enfoque deja de estar en el producto y el cliente para posarse sobre lo que exigen los accionistas.
Debemos asegurarnos, dentro de Apple, de que permanecemos fieles a nuestro enfoque, como un rayo láser. Sabemos que sólo podemos hacer grandes cosas un número determinado de veces, en unos pocos productos - Tim Cook.
Durante los últimos años de Apple, sus ejecutivos siempre han presumido de un enfoque muy claro que les ayudaba a no desviarse de su camino. Una especie de faro que les servía de guía cuando venían mal dadas y todo el mundo afirmaba que se equivocaban. Pero no siempre fue así.
Es perfectamente normal y legítimo que los accionistas quieran ver que sus intereses son protegidos, de lo contrario abandonarían la acción. Sin embargo, en la era de John Sculley y los directores generales que le sucedieron hasta la vuelta de Jobs en el 97 pecaron de una excesiva atención a las demandas de los inversores. Algo que estuvo a punto de llevarse a la compañía a la tumba. Que Apple volviera a manos privadas evitaría que algo así pudiera llegar a suceder de nuevo.
¿Qué ganaría Apple con todo esto?
Independencia. Claridad. Precisión. Cualidades que cualquier compañía querría para sí. Apple está valorada ahora mismo en 669.000 millones de dólares. Una capitalización bursátil que le convierte en la mayor compañía cotizada del mundo. Esta cantidad sería extremadamente difícil de reunir, incluso teniendo en cuenta los más de 160.000 millones en efectivo que tiene Apple.
A pesar de esto, no deja de ser interesante que de hacerlo se convertiría en una empresa mucho mejor posicionada para afrontar los obstáculos del futuro, siempre que mantuviera su visión y enfoque en el cliente. Cuando las cosas van bien todo el mundo está contento. Sin embargo, cuando aparecen los problemas no es extraño que la presión proveniente de Wall Street se incremente y desvíe la atención de los ejecutivos. Al igual que le ha ocurrido a Dell.
Comenzar a cotizar en bolsa es una de las mejores maneras de conseguir dinero para realizar grandes inversiones. A juzgar por los últimos resultados financieros, Apple ha demostrado que es capaz de generar ingresos suficientes para financiarse a sí misma sin necesidad de terceros. Por eso, a la compañía no le haría falta seguir jugando bajo las reglas de Wall Street y podría crear las suyas propias.
En Applesfera | No, no ha habido ninguna hecatombe bursátil: las acciones de Apple se desdoblan hoy.
Imágenes | Michael Dell on stage - III de Enrique Dans, Charging Bull, Wall Street de Randy Lemoine y Signal #02 de Nicola Romagna.
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