De la aparente nada, Apple nos sorprendió a todos ayer presentando varios productos. Cierto es que son los Mac mini M2 y los MacBook Pro M2 los que se llevan la atención, pero como la parte común de su nombre indica, la estrella del espectáculo son los nuevos chips. Unos chips, la segunda generación de Apple silicon, que nos demuestran de lo que es capaz el silicio de Cupertino.
Tras la primera iteración de Apple silicon, ahora contamos con chips M1, M1 Pro, M1 Max, M1 Ultra, M2, M2 Pro y M2 Max. Bastantes chips con diferencias clave entre ellos, con evolución entre versiones y con, sobre todo, un público objetivo para su potencia y capacidades. Pongamos un poco de orden.
Un System on a Chip es sinónimo de versatilidad
La base de todos los chips M es la misma, pero las diferencias entre ellos son notables. ¿Por qué? Porque son SoC, System on a Chip. No podemos llamarles procesadores o GPUs, son un compendio de componentes el uno al lado del otro en un mismo panel de silicio. Esto significa que Apple tiene una gran libertad para añadir o quitar componentes sin variar demasiado el diseño.
Es algo así como un Mac Pro y su genial modularidad. ¿Trabajamos mucho en gráficos? Pongámosle un par de aceleradores. ¿Necesitamos mucha conectividad? Pongamos un módulo con más puertos. Podemos añadir más RAM, podemos ampliar el almacenamiento. Y esto es justo lo mismo que hace Apple con sus propios chips.
Partiendo de una unidad básica de CPU y de GPU, podemos encontrar más o menos núcleos. En función del destino del chip podemos encontrar un acelerador de medios, o dos, o ninguno. Podemos integrar más o menos memoria RAM y podemos doblar el ancho de banda de esa memoria si es preciso. Por ello, la mejor forma de entender los M2 es a través de una tabla de especificaciones como si, por decirlo de alguna forma, habláramos de ordenadores con unos u otros componentes.
|
M2 |
M2 Pro |
M2 Max |
---|---|---|---|
Transistores |
20.000 millones |
40.000 millone |
67.000 millones |
Núcleos de CPU |
8 |
10 o 12 |
12 |
Núcleos de GPU |
8 o 10 |
16 o 19 |
30 o 38 |
Memoria RAM |
8, 16 o 24 GB |
16 o 32 GB |
32, 64 o 96 GB |
Ancho de banda |
100 GB/s |
200 GB/s |
400 GB/s |
Operaciones del Neural Engine |
15.8 billones por segundo |
15.8 billones por segundo |
15.8 billones por segundo |
Motor de medios |
Un motor de medios con matrices profesionales |
Un motor de medios con matrices profesionales |
Dos motor de medios con matrices profesionales |
La modularidad de Apple silicon es la clave en su evolución
Con todo lo que hemos visto en la tabla anterior está claro que M2, M2 Pro o M2 Max tienen objetivos bastante distintos. La simple diferencia clave del ancho de banda permite que los dos motores de medios del M2 Max sean mucho más rápidos y eficientes, por ejemplo. La cantidad de memoria RAM así como los núcleos principales de CPU y GPU, sin perder de vista el ancho de banda, también marcan importantes diferencias en el desempeño.
Además de toda esta información podemos hablar un poco más de la evolución que representan los M2 respecto a los M1. Comparando siempre, eso sí, respetando las equivalencias. Es decir M1 con M2, M1 Pro con M2 Pro y así sucesivamente. A este respecto podemos decir que la mejora en el proceso litográfico, si bien representa un 20% más de transistores, no se traduce en un cambio tan radical como el que será pasar al proceso de 3nm.
Fijémonos, además, que la velocidad de la memoria así como el tipo es el mismo en ambas generaciones. Lo mismo ocurre con el ancho de banda, que se mantiene entre generaciones, aunque se doble entre el M1 Pro y el M1 Max. Dicho esto, sí encontramos diferencias en forma de un mejor Neural Engine y un motor de medios actualizado.
Actualizado pensando en el rendimiento, básicamente, pues gracias a una notable mejora en la calidad de las matrices de compresión para la codificación de vídeo estamos ante un procesado que, sin ser más rápida, es bastante más eficiente.
Con todo estamos ante una generación de Apple silicon que nos deja a las puertas de un cambio de proceso litográfico y todas las mejoras que eso llevará parejas. Con ordenadores cada vez más capaces con menos energía y consumo de batería, la clave está en unos chips que, además de ser bastante impresionantes desde la primera generación, saben evolucionar versión a versión y ser flexibles gracias a su modularidad dentro de cada una de ellas.
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