Aunque los comentarios de algunos de nuestros propios artículos sobre el nuevo campus de Apple ya mostraban opiniones enfrentadas por parte de diversos arquitectos, Fortune apunta a que el diseño de Norman Foster, objeto de rechazo por muchos de sus colegas, es sencillamente la culminación de la visión de Steve Jobs acerca del importante papel de los encuentros causales para fomentar la colaboración.
Ed Catmull, presidente de los estudios de animación de Pixar y Walt Disney, habla del tema extensamente en su libro Creativity, Inc., publicado hace tan solo unos meses, y del que a continuación os ofrecemos un extracto traducido a nuestro idioma.
El primer concepto de Steve para su diseño [el de las oficinas de Pixar] se basó en algunas ideas peculiares que tenía sobre cómo forzar la interacción entre las personas. En una reunión del equipo para discutir estos planes en 1998, varias personas se levantaron para quejarse acerca de su intención de construir un solo baño para mujeres y otro para hombres. Steve cedió, pero se sentía claramente frustrado de que la gente no entendiese lo que estaba tratando de hacer: hacer que la gente se encontrase. Al principio, Steve luchó por encontrar la mejor manera de permitir esta experiencia mutua.
Después, imaginó un edificio independiente para cada película en producción. La idea de que cada equipo se beneficiaría de tener su propio espacio contenido, libre de distracciones. Yo no estaba tan seguro de eso, así que le invité a que hiciésemos un pequeño viaje por carretera. Enseñar, no contar, funcionaba mejor con Steve, así que lo persuadí para que fuesémos al sur de Burbank a recorrer el edificio de cuatro plantas de vidrio esmaltado y aluminio en Thornton Avenue conocido como Northside. Disney Animation lo había ocupado en 1997 para albergar al equipo de su primera película animada en 3D, Dinosaurio, entre otros proyectos...
Tras una hora o así deambulando por el lugar, me di cuenta de que estaba recibiendo el mensaje: creando edificios separados para cada película sería aislar. Él vio de primera mano la forma en que la gente de Disney aprovechaban un espacio abierto, compartiendo información e ideas. Steve era un gran creyente en el poder de la mezcla accidental; él sabía que la creatividad no era una tarea solitaria. Pero nuestro viaje a Northside ayudó a aclarar ese pensamiento. En una empresa creativa, separar a la gente en distintos silos, el Proyecto A por aquí, el proyecto B por allá, puede ser contraproducente.
Después de ese viaje, se reunió de nuevo con sus arquitectos y estableció los principios para un único edificio... Todo el lugar fue diseñado para animar a la gente a relacionarse, encontrarse y comunicarse, para apoyar nuestro cine mejorando nuestra capacidad para trabajar juntos.
Al final, Steve presidió todos los detalles de la construcción de nuestro nuevo edificio, desde los puentes de acero en forma de arco que se sitúan en el atrio central hasta el tipo de sillas en nuestras salas de proyecciones. No quería barreras, así que las escaleras eran abiertas y acogedoras. Él quería una sola entrada al edificio de manera que nos viésemos unos a otros al entrar. Teníamos habitaciones de reuniones, baños, una sala de correo, tres teatros, una zona de juegos y un comedor conectados por el atrio central (donde hasta este día, todo el mundo se reúne para comer, jugar al ping pong, o ser informado por los líderes de Pixar sobre lo que ocurre en la compañía). Todo esto resultó en un tráfico cruzado de personas encontrándose entre sí durante todo el día, sin darse cuenta, lo que significaba un mejor flujo de comunicación y el aumento de la posibilidad de encuentros casuales. Se sintió la energía en el edificio. Steve había pensado todo esto a través de la metalógica de un filósofo y la meticulosidad de un artesano. Creía en materiales simples, magistralmente construidos. Quería todo el acero expuesto, no pintado. Quería puertas de cristal a ras de las paredes. No es de extrañar que cuando se inauguró en el otoño de 2000, después de cuatro años de planificación y construcción, la gente de Pixar, que normalmente dedican cuatro años a cada película, llegaron a llamar al edificio "la película de Steve".
Puede que Steve no esté para ver el estreno de su nueva película, pero estoy seguro de que la nave nodriza de la manzana con su jardín central como trayecto más corto (y atractivo) para atravesar de un punto a otro el edificio, será todo un éxito para los 12.000 trabajadores de Apple que se reunirán allí cada día. Especialmente si tenemos en cuenta lo que estos mismos empleados han logrado pese a estar separados en una treintena de edificios repartidos por toda la ciudad de Cupertino.
Vía | Fortune
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