Hace poco más de siete años, Steve Jobs dio una de las presentaciones más especiales de su vida. Aún estando de baja médica desde Enero de 2011 y retirado de las operaciones diarias de Apple, el 7 de Junio fue al ayuntamiento de Cupertino para mostrar un proyecto diferente. A la compañía se le quedaba corto el espacio del que disponían en Cupertino, y a pesar de distribuirse por edificios colindantes - “no muy buenos, por cierto” bromeaba - les seguía faltando espacio. Jobs esperaba llegar a tener 12.000 empleados más en el campus, y quería juntarlos a todos de una forma única, completamente diferente a lo convencional, para crear el mejor edificio de oficinas del mundo.
El proyecto buscaba lo increíble: convertirse en un lugar único de innovación y creatividad, con un diseño fuera de lo común
El nuevo edificio quería reunir en un solo campus toda la innovación, investigación y el ambiente propicio para llevar a cabo proyectos increíbles. Quería ser una estructura única, pero también heredera del estilo de sus propias tiendas - llevada mucho más lejos: “Es un círculo, por lo que todo el exterior hace una curva hasta dar la vuelta. No hay una sola pieza recta de vidrio en este edificio. Hemos utilizado nuestra experiencia construyendo tiendas en todo el mundo. Sabemos cómo hacer las piezas de vidrio más grandes para uso arquitectónico”. El ADN de Apple debería estar en cada pared de aquel sitio, y vaya si lo consiguió.
Jobs estuvo activo también el día anterior. Era la inauguración de la conferencia de desarrolladores WWDC2011, y él fue el encargado de presentar, entre otras cosas, el nuevo servicio en la nube iCloud al mundo. Fue la última keynote en la que vimos a Jobs, pero no el último producto que presentó. Por eso su presencia en el ayuntamiento de Cupertino fue tan importante - quería dejar constancia personalmente que aquel último proyecto público se consideraría también parte de su legado a la Apple del futuro. El último y más increíble producto de Steve Jobs.
“Es como una nave espacial”
Jobs llegó al atril de portavoces del Ayuntamiento de Cupertino, rodeado de aplausos y sonrisas. El por aquel entonces alcalde Gilbert Wong bromeaba “parece que tienes un pequeño club de fans por aquí” - y no iba desencaminado. La sala estaba inusualmente llena para una presentación oral fuera de agenda, pero estábamos hablando de alguien tan estrechamente relacionado con la ciudad, que era imposible no quedar impactado al verlo. A pesar de ver a un Jobs visiblemente cansado, podías notar su entusiasmo por el proyecto desde el primer momento.
El sitio tenía cierto carácter nostálgico: Jobs trabajó con trece años para HP en ese mismo sitio
Aquellas propiedades pertenecían a HP, pero la compañía atravesaba en aquel momento una pequeña crisis financiera y estaba vendiendo ciertos activos. Apple compró sin dudar todas las parcelas hasta componer un terreno de 600.000 metros cuadrados, cerca de las oficinas actuales de 1 Infinite Loop: “No queremos trasladarnos, queremos mantener el edificio actual pero crecer con el nuevo”. Para Steve Jobs aquel sitio tenía cierto carácter nostálgico: “Para mi Bill Hewlett y Dave Packard eran ídolos. Los llamé por teléfono cuando tenía trece años y me dieron un trabajo de verano aquí en el número 280 de Santa Clara - yo estaba en el cielo”.
Jobs tenía preparada una pequeña presentación, donde mostraba la forma del edificio y cómo iba a transformar el paisaje de la zona. Aquel proyecto tenía el diseño de una enorme nave espacial aterrizada, algo que sin duda lanzó un guiño a todos los que nos referimos a las oficinas centrales de Apple como la “mothership”: el lugar donde nacen las ideas de la compañía. No quería construir sólo un edificio impresionante, quería que el impacto medioambiental fuera mínimo e incluso que se integrara con la naturaleza de forma sencilla.
El edificio está comprometido con la naturaleza y se integra en ella, minimizando el impacto medioambiental
“El espacio actual está ocupado por una estúpida zona de aparcamientos que sólo deja un 20% de espacio para zonas verdes”. Ellos iban a repoblar todo el terreno y conseguir un 80%, aportando ese aire tranquilo y de contacto con otro mundo tan distinto de la tecnología - para que esa intersección entre lo mecánico y lo natural sirviera de inspiración. De hecho, la envergadura del edificio rodeada de paneles de cristal curvos gigantes, fabricados a medida para Apple, aporta una continuidad del paisaje dentro de las mismas oficinas.
El nuevo campus contaría no sólo con el anillo principal, también tendría algunos edificios aledaños que servirían para propósitos concretos. Aunque en aquel momento Jobs no entró en el detalle, los mapas iniciales de Apple ya mostraron además un auditorio, un centro de fitness, un edificio de investigación y desarrollo, un centro energético (para cubrir con energías renovables el 100% del consumo), y un parking que tiene el 80% de las plazas subterráneas - para no impactar en el paisaje. Wong acabó la intervención de Jobs calificándola de “histórica” y agradeciendo la confianza de Apple en la ciudad y en la transformación positiva hacia la comunidad que el nuevo campus iba a conseguir. Jobs sonreía y agradecía los comentarios, pero sólo replicó con un “tengo que volver al trabajo”.
El edificio como un producto más de Apple
El estudio Foster And Partners lideró el proyecto, así como el diseño de las nuevas Apple Store de "nueva generación"
A finales de 2012 ya conocíamos muchos detalles del exterior, pero el interior de aquellas oficinas del futuro eran todo un misterio. El estudio encargado de tan titánica obra fue finalmente Foster and Partners, una de las firmas más punteras del Reino Unido - fundada en 1967. Lo que define la obra del estudio es, precisamente, el uso de altas estructuras metálicas, combinándolas con cristales - exactamente lo que Apple necesitaba en su nuevo edificio. Ya se habían encargado de proyectos importantes para la compañía, como la de re-imaginar la Apple Store en Union Square (San Francisco) - denominada como la primera Apple Store de “nueva generación” por su diseño. Más tarde se encargarían también de la de Regent Street - mítica por ser la primera que abrió Apple en Europa.
El interior del edificio era mostrado con cuentagotas: sólo cuando desde el ayuntamiento de Cupertino se exponían las diferentes fases del plan, podíamos ver como se proyectaba el interior y como el diseño continuista de la naturaleza se integraba con el espacio de trabajo. “Steve estaba emocionado e inspirado por el paisaje de California, era su escenario favorito para pensar” afirmaba Laurene Powell Jobs, su mujer, en una nota de prensa oficial de Apple. A finales de 2013 se publicaron las primeras imágenes renderizadas del interior, ofreciendo más detalles de los mostrados hasta la fecha.
Y como si se tratase de cualquier otro producto de Apple, Steve Jobs dejó bien claro que todo debía ser perfecto hasta el extremo. Se aumentó su presupuesto hasta los 5000 millones de dólares para construir de forma exacta la visión del genio. El coste se debía sobre todo a la calidad de los materiales y acabados: por ejemplo, los interiores de madera debían ser extraídos de una especie específica del arce y sólo el duramen - la parte de mayor calidad del centro de los árboles - podría utilizarse. Y es que estamos hablando de un edificio lleno de curiosidades:
- Si consiguiéramos ponerlo en vertical, sería uno de los ocho edificios más altos del mundo.
- Su círculo central sería capaz de albergar el estadio más grande de Estados Unidos.
- Contará con 3,2 kilómetros de caminos para pasear y hacer deporte, árboles frutales, praderas y un estanque.
- En su interior tiene más metros cuadrados que el Empire State - aún contando todas las plantas de éste último.
- Su superficie acristalada hace que sea el edificio del mundo con más cristal curvado que existe.
- Sólo su gimnasio tiene 9.290 metros cuadrados.
- Es el edificio con ventilación natural más grande que existe: no necesitará calefacción ni aire acondicionado durante nueve meses al año.
- Los 9000 árboles autóctonos son resistentes a la sequía, y todo el complejo funcionará exclusivamente con energías renovables.
El mismísimo Jonny Ive trabajó con el estudio de arquitectura para no descuidar ningún detalle
Bucear por los planos del edificio es prácticamente como revisar los detalles del último MacBook o iPhone: todo está pensado, creado y dispuesto para, en palabras de Steve Jobs “potenciar la innovación y la creatividad” - que es justamente lo mismo que el genio quiere que sus clientes consigan con sus productos. No en vano el mismísimo Jonathan Ive - director de diseño de Apple - trabajó codo con codo junto al estudio de arquitectura para idear y tratar cada detalle. El 22 de Febrero de 2017, una nota de prensa de la compañía daba el nombre definitivo al hasta ahora conocido como “Campus 2”: Apple Park.
El aterrizaje del Apple Park en Cupertino
“Hace un tiempo, fui a la tienda de vuestras oficinas en 1 Infinite Loop y me compré una camiseta que decía ‘La mothership ha aterrizado y yo estuve allí’” - bromeaba el alcalde Gilbert Wong con Jobs - “Y ahora es completamente cierto”. Durante todos estos años, hemos pasado de ver los primeros planos del edificio, a un curioso ejercicio aéreo: las visitas con drones. Gracias a ellos, hemos podido sobrevolar una zona imposible de visitar de otra forma y contemplar como efectivamente aquella nave espacial iba aterrizando en Cupertino:
Agosto de 2014: La base y primeros cimientos
Diciembre de 2015: Las estructuras toman forma
Abril de 2016: Así es la inmensidad del campus
Octubre de 2016: El anillo de día y de noche (ya con iluminación)
Diciembre de 2016: Casi todo listo
Julio de 2017: Los últimos retoques
Agosto de 2017: Casi preparados para la keynote - un vistazo al Auditorio Steve Jobs
Ese mismo mes de Julio, la compañía contrataba a un equipo de seguridad privado dedicado únicamente a detener e informar de estos vuelos a la policía - con la única excepción (de momento) de Matthew Roberts, un piloto de drones especializado en planos aéreos que cuenta con un canal en YouTube centrado exclusivamente en recopilar todos los vídeos que él mismo ha ido grabando dentro del perímetro del Apple Park. Donde, por cierto, hay un lugar que es especialmente importante para la compañía.
El Auditorio Steve Jobs, el epicentro de las keynotes
El Auditorio Steve Jobs es un homenaje al genio: un lugar donde recordarlo y desde donde se presentaran los nuevos productos de la compañía
Si hay algo que forma parte de la historia y la leyenda de Apple son sus keynotes: esos momentos especiales donde la compañía desvela nuevos productos o servicios de forma oficial, presentados por Steve Jobs hasta 2011 y por Tim Cook y el resto del equipo en los años siguientes. Es el gran momento inercial de la compañía, que reúne a toda la prensa internacional y donde mezclando cierto componente de espectáculo y tecnología, se hacen realidad cientos de rumores de meses anteriores.
Es por ello que había que crear un lugar diseñado por quien inventó estos momentos dentro de la compañía - y que también servirá como forma de respeto y admiración por el genio que situó a Apple donde está ahora mismo. Dos días antes del que sería el 62 cumpleaños de Jobs, la compañía desvelaba el nombre del recinto - el Auditorio Steve Jobs - un cilindro de seis metros de altura y 50 metros de diámetro, con capacidad para 1000 personas, coronado por un techo de fibra de carbono metálico.
Su situación dentro del Apple Park - como todo lo relacionado con él - no es casual: situado en uno de los puntos más altos de la colina del recinto, y con vistas directas a las praderas y al edificio principal. En él, es posible que conozcamos, en la próxima keynote de Septiembre la nueva generación de un producto tan importante como el iPhone, inaugurando por primera vez este recinto - en uno de los eventos más emotivos y especiales para la marca, sin duda, de los últimos años.
No creo en las casualidades. Y entiendo perfectamente que la actitud, capacidad y forma de ver el mundo de una sola persona puede cambiarlo, impulsarlo e inspirar al resto. Me gusta ver este último producto de Steve Jobs como un legado que va más allá de una conciencia corporativa, una declaración de intenciones hacia un equipo que deber ser mejor cada día.
Existe una tradición budista Zen que habla sobre el símbolo del Ensō: dibujar un círculo que no se contiene a si mismo, que no es perfecto, pero que se expande. Un símbolo de plenitud, simplicidad, integridad e infinidad - algo que busca constantemente la perfección de la armonía. Sólo su significado ya podría ser parte de la declaración de intenciones de la marca, y de un hombre que no quería dejar al mundo indiferente con un último producto que inspirará durante años - un legado impresionante que sólo es capaz de dejar un genio. Estamos deseando conocer todo lo que nacerá allí.
Gracias Steve.
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